El gol de la vida

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          Lautaro tenía un sueño. Tener su casa propia. Su padre Arturo se había quedado sin trabajo y si en un mes no conseguía un hogar vivirían en la calle. El decía que iba a estar mas triste de lo que estaba porque después de 30 años de trabajo, por la mala economía implementada por el gobierno, la empresa había decidido reducir personal y su papá estuvo en esa lista de prescindibles.

          Fanático de Los Gorriones de Villa Celina, un día caminando por su barrio pidiendo ayuda para subsistir se topó con su ídolo, Mariano Pintos Castelli, el goleador. Lautaro entre los nervios de encontrarse con su ídolo y con las manos temblorosas le pidió una moneda mientras le contaba su historia con la voz entrecortada.

          El goleador le contó que su vida era distinta, que estaba a punto de cambiarle para bien. Le contó que un representante del fútbol inglés le prometió que si ese domingo hacía el gol de la victoria de su equipo iba a llevarlo a jugar al Manchester United. Que su pase iba a salir millones de euros y que él iba a recibir una suma importante. Con lágrimas en los ojos, Pintos Castelli le pidió la dirección de su casa y prometió ir a visitarlo para conocer a su familia.

          Lautaro emocionado no podía acordarse de la calle en donde aún vivía. Pero entre tantos esfuerzos y sollozos por no acordarse, la calle apareció por su mente y se lo dijo al goleador.

          Como todos los domingos, Lautaro prendió la radio esperando gritar el gol de su ídolo. El relator contaba las infinitas posibilidades de convertir de Pintos Castelli pero no podía. El arquero, el palo, el travesaño le negaban al goleador hacer el gol. Hacer ganar a Los Gorriones y ser transferido al fútbol inglés. 45 minutos del segundo tiempo y empataban 0 a 0. El sueño del goleador se esfumaba, tendría que esperar otro año más para que quizá aparezca otro manager y se lo quiera llevar y con menos pretensiones. Hasta que vio el cartel que indicaban tres minutos de adicional. Pérez Castelli tomó la pelota en mitad de terreno y encaró a los defensores. Los eludió y cuando enfrentó al arquero se le vino a la mente la charla con Lautaro y su promesa interior que nunca le contó a ese chico humilde y de buen corazón. Al salir el arquero también lo eludió y con el arco solo marcó el gol. El estadio se vino abajo. Coreó "Mariano Mariano" desde los cuatro rincones.

          Los Gorriones ganaron 1 a 0. El goleador convertía el último gol en su club y cumplía un sueño, en pocos días firmaría ese millonario contrato y se iría a jugar al fútbol inglés.

          Al día siguiente tras una charla telefónica con un intermediario y luego de concretar la reunión para firmar el contrato fue decidido a visitar a Lautaro. Tocó la puerta y justamente abrió el pequeño soñador. Cuando lo vio se quedó sin habla y lo hizo pasar. Arturo no estaba se había ido a buscar trabajo y su madre hacía lo mismo para ayudar a la familia. Mariano entró a la casa y a la habitación de Lautaro. Se vio en cada rincón del dormitorio. Posters, figuritas y dibujos sobre él. Se le anudo la garganta de la emoción y se resistió para no llorar. No podría creer la idolatría de ese chico hacia él.

          El nene le contó como gritó su gol ayer pero le contó también lo triste que se puso sabiendo que ya no lo iba a ver mas por el barrio. Luego de unos minutos se abrazaron y se despidieron. Pintos Castelli se convenció que ese chico merecía su ayuda.

          Tres días después en una amplia mesa y antes de firmar el contrato puso una condición. Que el 25 por ciento de lo que él debía recibir por su pase sea destinado a comprarle la casa que tanto soñó Lautaro. A pesar de las recomendaciones de los apoderados Mariano Pintos Castelli firmó contrato con el Manchester United y cumplía el sueño de Lautaro.

          A la semana, la familia de Lautaro recibía una carta que le avisaba que tenían una cuenta en un banco para ser destinado a la compra de su nueva casa por el valor de 5 millones de pesos. Al final de la carta la familia leyó la firma de Mariano Pintos Castelli, el goleador de Los Gorriones de Villa Celina quien cumplía su sueño y el de Lautaro.

Fin

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