Chapter 1

3.3K 455 38
                                    


—Entonces, en resumen... Me ha tenido picando todo el día en la mina, sin descanso y sin ayudarme en ningún momento. Ah, cada vez se me hace más difícil aguantar esto, necesito... Necesito ser libre de una vez.— Siempre que necesitaba desahogarse, la llamaba. Siempre que llamaba, ella estaba ahí. Su mejor amiga, Akira, su confidente.  
Podía confiar ciegamente en ella y lo sabía, por eso es que ahora se encontraban allí. Le estaba compartiendo nuevamente uno de sus pesares diarios, a los cuales ya se había acostumbrado, pero eso no evitaba el hecho de que igualmente se sintiera mal.

La joven Alfa asintió con la cabeza luego de analizar sus palabras, bebiendo un poco del té servido minutos antes por el mismo Samuel.

—Yo creo que deberías ir de a poco, contarle a tus personas más cercanas y luego hacerlo público. Venga, estoy segura de que quienes te quieren y apoyan no te darán la espalda, tío.— Intenta animar con una dulce sonrisa al Omega, quien no sabía en que momento las lágrimas se deslizaron por sus mejillas. No quería verse tan débil frente a su amiga, debía demostrarse fuerte, seguía teniendo el mismo gran orgullo de cuando creía que era un Alfa. 

A Akira podía contarle absolutamente todo, hasta sus más oscuros y vergonzosos secretos. Le tenía total confianza, con ella se sentía tranquilo y libre de ser quien era en realidad. Con ella, podía dejar de fingir ser perfecto y ser solo él mismo.

—Pero bueno bueno, demasiada tristeza para un chico tan guapetón como yo. Salgamos y vayamos a conocer las nuevas tiendas del pueblo, que quiero saber cuales son las novedades— Sonrío como si nada, intentando dejar el tema atrás, no le gustaba que su amiga solo supiera de sus tragedias. 

—Joder, ya es un poco tarde para que salgamos. Pero si eso quieres, entonces vamos.— Se levantaron del Gran sillón, dejando sus tazas ya vacías en la cocina, luego Samuel se encargaría de lavarlas, ahora necesitaba distraerse.
Salieron de la mansión y bajaron por el ascensor animadamente, animo que duró poco al salir de la propiedad.

—¿A dónde van? Y Akira, cuanto tiempo.— Les sonrió, logrando que sus ojos casi desaparecieran de su rostro. —Vege, ya te extrañaba mucho, tío.— Estaba actuando, como siempre.

—Ah, hola Willy.— Soltó algo hostil la chica para luego observar al chico de hermosos ojos color amatista. —Veg hombre, creo que ya es tiempo de que me vaya a mi casa. En otra ocasión iremos al pueblo, ¿Vale?— Lo observó con clara lástima en la mirada y lo abrazó antes de irse sin más, sin decirle nada a Willy.

—Venga ahora dime que fue de lo que tanto hablaron— Cruzó sus brazos y lo miró seriamente, sin rastro de amabilidad como la había hasta apenas unos segundos.

—Hombre, que va, hablamos de lo típico.— Lo miró con preocupación y luego desvío su vista hasta el cielo, notando que realmente era más tarde de lo que pensaba. —Bueno Guillermo, es verdad que ya es tarde y me siento algo cansado el día de hoy, así que, si me disculpas.— Se dio la vuelta sin despedirse y emprendió su camino a la pared de tierra que rodea su casa para poder entrar a ella, sin embargo cuando ya estaba por pasar la puerta alguien tomó uno de sus brazos.

—Un segundo, tú de aquí no te vas. Acabo de llegar ¿No piensas recibirme como se debe?— Preguntó con una sonrisa de lado. Vegetta se dio la vuelta y se volvió a acercar para dejar un pequeño pico en labios en forma de saludo.
—Lo siento mucho Willy, pero realmente me siento algo cansado y hoy no te puedo atender... Mañana podríamos hacer algo juntos, ¿No te parece? —Preguntó con el mejor de los tonos, con dulzura y amor... El que poco a poco se iba desvaneciendo.

Willy soltó una risa y asintió con la cabeza, dándole la razón al Omega.
—Venga, esta vez te la dejo pasar, pero mañana tendrás que abstenerte a las consecuencias. Que tengas una linda noche, adiós.— Soltó y se giró sin más, dando por finalizada la conversación, alejándose del oji morado. Después de todo no le iba a rogar, tenía algo mucho mejor que hacer esa noche con alguien.
Samuel apretó sus labios y sin decir algo más, se dio la vuelta, retomando nuevamente su camino a su fortaleza hasta que alguien lo interrumpió nuevamente.

—Vegetta Vegetta Vegetta, Quería pedirte un favor... Si es que mañana podrías ir a la mina conmigo ya que siempre que vamos juntos tenemos mucha suerte, además sería una gran oportunidad para estrenar mi nuevo pico scorching heat.— Habló con rapidez.

Samuel se dio la vuelta para ver al poseedor de aquélla voz y sonrío amablemente. —Claro, tú me dices cuando y mañana me paso por tu casa, ¿Vale? Ahora me siento un poco cansado la verdad...— Llevó una de sus manos a su nuca y se masajeó levemente la zona.

—Tranquilo no pasa nada, además, también quería pasar a verte, te veías un poco decaído ayer, pensé que te había pasado algo, compañero.— Sam lo miró a los ojos unos segundos, notando su preocupación y sinceridad en la mirada. Sonrío con dulzura y se acercó al Alfa.

—Calma, estoy perfectamente bien, si me viste algo decaído es porque últimamente no estoy durmiendo bien, cabezón.— Soltó una risita y lo codeó levemente, provocando una risa en el castaño.

—Oh nice, Entonces ahora que he comprobado su bienestar, señor Vegetta, me puedo ir a la cama.— Dijo con tono elegante y de gracia, cosa que ensanchó la sonrisa del Omega.

—Vale, entonces mañana en la mañana nos veremos, chiqui.— Se despidieron y Samuel subió finalmente a su mansión, dejando a un castaño con una sonrisa y casi con corazoncitos en sus ojos.

Esa misma noche Vegetta se recostó con una sonrisita y un pequeño sonrojo en sus mejillas. La última persona de que pensó fue aquél chico con disfraz de oso, quien se había preocupado por él. Se sentía pleno y feliz con sólo ese pequeño gesto.
No pudo evitar pensar en Willy haciendo eso, pero conocía perfectamente su situación actual, sabía que eso nunca pasaría...

Esa misma noche, su Omega comenzó a mover la colita feliz, emocionado de que el día siguiente llegara.

Si tan sólo se hubiera percatado de que cierto rubio los escuchaba...


According To You | RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora