Pesadilla

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Apenas abrí mis ojos me percaté de que me encontraba en un baño público semejante al de los centros comerciales con la excepción de que casi todo se encontraba destrozado. Las paredes del inodoro estaban partidas y los pocos pedazos que todavían se sostenían tenían las marcas de múltiples garras y en distintas direcciones. Las paredes estaban llenas de azulejos de color celeste, se sentía el olor a putrefacción e hierro. Las luces titilaban y una de ellas apenas si se colgaba; los espejos estaban rotos de tal manera que parecían haber sido golpeados por un puño enorme, solo podía apreciar la imagen fragmentada de mi rostro en ellos. En la esquina del cuarto había una masa amorfa del cual provenía el hedor tan nauseabundo que me hacía querer arrancarme la nariz.

Corrí a la única puerta de las habitación pero se encontraba cerrada con llave, además de ser demasiado pesada. Me percaté al momento que varios trozos de los vidrios estaban dispersos en el suelo. Desesperanzado me senté en la otra esquina opuesta a esa masa asquerosa que parecía estar hecha de heces y cuerpos mutilados.

El pánico y el horror se llenaban en mi cuerpo a tal punto que pensaba que moriría en este lugar tan horrible y repugnante... Fue en ese momento que la luz se apagó por 5 segundos. Sentía como mi cuerpo se helaba ante la expectativa de los horrores que pudiesen pasar.

"Acaso formaría yo parte de ese montículo de cadáveres mutilados en frente del inodoro..." pensé cuando las luces estaban apagadas.

Se encienden las luces y veo que hay un niño que se encontraba en una posición  muy parecida a la fetal pero boca abajo. Su piel era demasiado blanca, tan blanca que haría ver al papel oscuro, y no llevaba ropa, mas solo podía verlo desde una norma lateral. Tenía un cabello demasiado negro tanto que se asemejaba al carbón.

Me puse a pensar en el porqué colocar a un niño en esta situación, sería la realidad que somos parte de algún experimento de un psícopata asesino. Fui directo hacia el niño para ver como se encontraba y le pregunté: "¿Niño estás bien?" Solo pude obtener silencio como una respuesta.

Intenté moverlo para ver si se encontraba dormido o inconsciente. Al hacerlo me sorprendí al sentir la frialdad de su cuerpo semejante a meter la mano en una cubeta de agua con hielo y sal. Fue ahí que me percaté del grandísimo error que había cometido...

Cuando volví a ver el suelo, me percaté que había un charco de sangre proveniente del niño. Entonces el niño dio sus primeras señales de vida. Su cuerpo empezó a moverse, levantó lentamente su torso con la cabeza baja la cual movía con dificultad.

Por fin puede ver horrorizado y con asco el cuerpo entero del niño. Un rostro blanco con ojos negros que derramaban sangre continuamente que recorrian ese morbido cuerpo semejante a una oruga. Tenía una boca vertical que iba desde donde debería estar su nariz hasta su abdomen, esta tenía una infinidad de colmillos que se movían como las hojillas de una licuadora y acompañando a la boca se encontraban 8 pares de pequeños brazos que iban desde la zona pectoral hasta la pélvica. No tenía brazos humanos ya que en los laterales solo tenía tentáculos.

Cuando entré en razón de que estaba cara a cara con ese despojo del infierno, aquél lanzo un llanto como el de una bestia bebé que aparentaba sufrir de dolor. Se lanzó dispuesto a deborarme al percatarse de que me había congelado del miedo al ver ese morbido cuerpo, pero...

Las luces se apagaron de nuevo pero esta vez se apagaron por 9 segundos...

Sentía como el final de mi vida se acercaba, como si algun ente me estuviese asechando desde los oscuros rincones de este cuarto que cada vez se sentía más y más sofocante. Cada segundo que pasaba era un siglo de dolor, miedo y sufrimiento. Y al fin sucedió... Lo que más me temía se había convertido en realidad... Las luces se encendieron una última vez...

Me encontraba congelado por el terror y cuando me percaté de lo que estaba frente a mi solo pensaba que prefería haber sido comido o asesindo por el ente anterior, por esa nauseabunda figura de ese demonio antropomorfo.

Me había topado con algo que no entraba dentro de la lógica humana. Parecido al cuerpo de un hombre alto, delgado en sus extremidades, pero con un vientre gordo y morbido; sus brazos parecidos a los de un hombre, llevaban tentaculos con dientes que se movian como una sierra en vez de manos con un agujero en el centro que se asemejaba al de una boca. Sus piernas largas delgadas que solo tenian 3 dedos en sus pies con garras tan afiladas y encorbadas como la de un velociraptor.

Después de observar su grotesco aspecto corporal me atreví a mirar el rostro del ser que se convertiría en mi verdugo, solo para percatarme de que no había tal. Un rostro que era una boca, precido a una rafflesia solo que encambio de unos pétalos normales eran bordeados por colmillos que llegaban hasta la garganta, ordenados en filas, con pequeños cilios o vellosidades que empezaban a secretar ácido. Un dato interesante ya que me percaté cuando me empezó a quemar mi muslo izquierdo.

Grité desesperado por el miedo y el dolor con una amargura que solo una persona torturada podría comprenderlo. Este ente sin nombre ni cordura grito junto a mi tratando de imitarme. Mientras pensaba en una forma rápida de defender o ditraerle el ente solo pensaba en una cosa que era evidente, y era matarme.

Me enrolló con los tentáculos de sus manos y sentí como lenta pero fuertemente eran clavadas en mi cuerpo; el dolor era agonizante y podía ver como mi sangre manchaba el suelo y los vidrios rotos. Lentamente abrió su maldita boca de la cual salió una lengua larga pero delgada que pasaba por mi rostro. Su saliva quemaba de tal forma que trosos d emi piel caían al suelo.

Este ente lanzó un rugido estridente, tan alto que rompió mis tímpanos, únicamente para anunciar que me devoraría. Abalanzó su boca sobre mi cabeza y empecé a sentir como me estrujaba, cortaba y destrozaba mi craneo.

Finalmente logré despertar de esa terrible, horrorosa y nauseabunda pesadilla... Al final como podria distinguir que era realidad y que no...

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