ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ 21

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—Gracias Soobin, me alegra que podamos seguir siendo amigos. Y gracias por comprender. En serio lo aprecio —lo sonrió suavemente—. Yeonjun no es perfecto, nadie lo es... él también tuvo que enfrentar sus problemas, yo lo haré y te recomiendo que tú lo hagas también. No huyas de ti mismo.

Soobin mantuvo una expresión neutra al principio, pero segundos después, se hallaba sonriendo en grande.

—Sin duda la Chica Consejos —revolvió sus cabellos sin cuidado. Seyeon se quejó—. Deberías darnos consejos a menudo.

—Mi pobre cabello —Seyeon resopló—. Bueno, ya debo irme.

Soobin asintió y se despidieron. Mantuvo la mirada incluso cuando la chica se fue de la mano del chico apuesto.

 Mantuvo la mirada incluso cuando la chica se fue de la mano del chico apuesto

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Soobin sentía su corazón y mente arder. Estaba cansado de todo, no estaba acostumbrado a la ausencia de Soojin en su vida; a no tener esos mensajes cada mañana diciéndole buenos días, preguntándole cómo estaba y los de buenas noches.

A veces sentía que él ni siquiera había sido un buen novio para ella.

Soojin merecía más, Seyeon también y lo había conseguido. Aunque la última le hubiese dicho que tanto Yeonjun como ella tuvieron o iban a enfrentar sus miedos, al menos se atrevieron. Él no podría.

No era tan valiente, y no era suficiente.

—Otro, por favor —pidió arrastrando las palabras—. Tú... tú no eres la misma persona que me atendió hace un rato...

Al otro de la barra, una chica de rasgos extranjeros limpiaba uno de los vasos. Lo miró con la ceja alzada y le dio una sonrisa.

—Me llamo Helena, un gusto —se presentó aquella chica que lucía unos pocos años mayor a él—. Mi compañero tuvo que marcharse; cambio de turno, ya sabes.

Soobin asintió medio ido.

—Otro, por favor.

Helena solo tuvo que oler el vaso para saber lo que había estado tomando, y con tranquilidad le sirvió otro. Soobin lo tomó rápidamente y la miró fijamente.

—¿Tengo algo en la cara? —preguntó ella divertida mirándolo de reojo.

—No... pensé que me dirías que dejase de tomar mucho. Digo, sé que no me veo muy bien —hizo una mueca en un intento de formar una sonrisa.

Helena rió y se encogió de hombros.

—Por si no lo sabías, a un bar vienen las personas para divertirse u olvidar. Viéndote así, supongo que es por la segunda opción —comentó ella continuando con su trabajo—. ¿Te importaría compartir tus lamentos con una completa extraña?

—¿Te importaría escuchar los lamentos de un completo extraño?

Helena volvió a reír acomodando los vasos.

ᴾˡᵉᵃˢᵉ, ᶜᵘʳᵉ ᵐᵉ - ᶜʰᵒⁱ ʸᵉᵒⁿʲᵘⁿOnde histórias criam vida. Descubra agora