—Oh, bueno, le va ir bien, seguro.
—Eso espero —tomó la muñeca de Shelsy y la miró a los ojos como si estuviera tratando de hipnotizarla—. Nos vemos mañana, entonces, pasaré por ti y te llevaré por un café helado. Buena suerte, Nueva York.
—Lo mismo digo, Kansas.
Scott levantó una ceja y luego su dedo índice para apuntarla y caminó lejos de ella, sonriendo una vez más; parecía uno de esos chicos que ves por la calle y te lo comes completo con la mirada y luego te dices a ti misma “aprovecha que lo estás viendo, porque no lo va a tocar. Nunca”. Con el cabello corto, castaño, casi rubio y bien peinado, los ojos pequeños, cafés, la piel bronceada, las manos grandes ¡o más bien gigantes! Y notablemente musculoso; podría notarlo incluso a un kilometro de distancia. Demonios, el chico era gigante… y a pesar de eso, era ardiente.
—Ya nos vamos entendiendo —guiñó un ojo antes de voltearse y caminar por el pasillo de vuelta a su salón.
Shelsy reprimió el impulso, o al menos lo intentó; le miró el trasero porque con Molly Pointer había aprendido que eso en los chicos era muy atractivo, no todos tenían buenos traseros. ¡Jesucristo! Él sí que se había llevado la lotería de traseros; era increíble.
—¡Santo cielo!
—¡Oh Jesús! —Shelsy se tocó el pecho, dando un respingo, saltando al otro lado de la puerta—. ¡Molly! —se quejó mirando a la chica de anteojos, cárdigan rosa y jeans ajustados frente a ella—. Joder, me diste un susto de muerte.
—¿Quién es ese totalmente perfecto espécimen que estaba junto a ti hace un minuto? —Molly se ajustó las gafas sobre el puente de la nariz y sonrió, colocando sus manos sobre sus caderas luego de echar un mechón de su cabello castaño detrás de su hombro.
—Scott Walker.
—Hasta su nombre es sexy.
—Sí ¿verdad?
—¿Qué hacía contigo? —Molly saltó, poniéndole las manos sobre los brazos a Molly—. Dime, dime, dime… ¿es una conquista? ¡Te mataré si no lo es!
—No lo es.
—¡Demonios, Shelsy! Me caes bien, no puedo matarte. Colabora un poquito, cariño —se rió golpeándole el brazo derecho—. Entonces ¿de qué hablabas con don trasero perfecto?
—Nuestra presentación; vamos a ser parte del festival anual de baile de la academia —Shelsy abrió la puerta del estudio, pasando directamente a recoger sus cosas. Había hecho planes con Molly justo cuando venía en el auto con Luke. Molly la había llamado para invitarla a cenar—. Es una fusión de géneros, bastante genial: vamos a combinar ballet y breakdance.
—Bien… —Molly la siguió dentro del salón mientras se frotaba las manos como villano de caricatura—. Ya quiero verte en acción con él.
—¿A qué te refieres? —Shelsy frunció el ceño mientras tomaba su bolso y la botella de agua de encima de la banca donde los había dejado.
—Oh, yo sé que sabes a qué me refiero —la chica de ojos azules se cruzó de brazos.
—Molly… no ocurrirá nada con ese chico, ¿ya lo viste? ¡Está fuera de mi liga!
—¡Oh, por favor! —Molly la volvió a golpear—. ¿Crees que está fuera de la mía? —se pasó una mano por la barbilla, pensativa.
—¿Cómo está Luther? —preguntó Shelsy sarcásticamente.
—Oh, cierto —ella negó con su cabeza—. Luther, sí, claro… lo había olvidado.
Shelsy se rió porque sabía que bromeaba; Molly amaba a Luther, pero ella no era muy cariñosa, no tanto como para ser hermana de Eugene Pointer. Ella era básicamente la oveja negra de la familia; eso solo era porque le gustaba el humor negro y las bromas pesadas, decir groserías y ser muy, muy directa, aunque normalmente solía ser adorable para cualquiera que no la conociera lo suficiente.
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Escapando de la popularidad [LVDDLP #2]
Teen FictionRoscoe Rain tiene todo para ser popular: un físico envidiable, un buen auto, dinero, un puesto asegurado en el equipo de futbol, una fila de candidatas al puesto de novia, buenos contactos, un montón de chicos queriendo ser sus amigos y un gran inte...
11. Don trasero perfecto vs. Espagueti guys.
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