vii. bring back storyville

Comenzar desde el principio
                                    

Quería acabar con sus padres en aquel momento siendo solo una pregunta restante la que prevaleció: ¿A cual de los dos mataría primero?




━━━━━━━━




El olor a sangre fue lo que la despertó. 

Era fresca no podía negarse aquello, la joven se reincorporó en el suelo frío de cemento mientras se adaptaba a la luz del día, aunque no era tan fuerte era suficiente como para que alumbrara el lugar, miró a los lados tratando de ubicarse más eso fue un caso inútil. Movió sus manos sintiendo la pesadez en las mismas lo que la llevó a mirar hacía ellas notando los grilletes que se encontraban aprisionándola, estos salían del suelo para cuando ella movió las cadenas notando aquello. Miró a los lados tratando de buscar al causante de ello, siendo las imágenes en forma de recuerdos las que aparecieron en su mente. El rostro de la mujer que reconocía a la perfección se instauró como primero en su mente, tragó grueso.

—Supuse que si usaba un rostro familiar iba a ser más fácil para ti —habló. Esa voz ronca la reconocería donde fuera. La mujer lobo miró en la dirección de donde provenía, la mujer caminó en dirección a ella, la luz permitía que ella pudiera visualizarla a la perfección —. Es bien sabido que los ataques por conocidos son menos esperados. —prosiguió. Alexandra le daba una mirada de odio, no había que ser un experto para saber quien era la verdadera persona bajo ese rostro.

Arthemisa. —nombró. La mujer le regaló una sonrisa de satisfacción, le alegraba que la reconociera así se saltarían las preguntas sin sentido. La bruja se quedó a unos pasos de ella, Alexandra se levantó con la rapidez que pudo para abalanzarse sobre ella más los grilletes la detuvieron. La mujer se comenzó a carcajear.

—Oh, ¡que bestia! —aclamó con euforia. Alexandra tensó la mandíbula, la mujer lobo pensó que su ancestro debía dar gracias a que los grilletes estaban de por medio —. Están encantados, no podrás moverte mucho. Me disculpo la incomodidad.

—¡Deja de jugar! —alzó la voz. La rabia la cubría, los grilletes golpearon contra el piso —¡Haz lo que viniste a hacer! —incitó —¡Mátame de una vez, terminemos con este absurdo juego! —lanzó. Con las últimas sentencias, en sus ojos pudo presenciar la transformación de su iris. Naranja con vetas de dorado. Arthemisa extendió su sonrisa.

—Ahí estas... —comentó con suavidad. La molestia de la mujer lobo cambio a una de confusión absoluta en cuestión de segundos. La forma en que lo decía, era como si la hubiese provocado con propósito —. Le dije a Esther que era posible, que para portar magia solo tenías que tener el acceso a la naturaleza. Eres un lobo, sí —relató. Alexandra aún permanecía confundida al respecto —, pero también eres una bruja. Los lobos, a pesar de tener una maldición, esta es un producto de la naturaleza. Por ende, están conectados a la misma —confirmó con euforia. Le había dado la espalda hasta que se dio la vuelta hacía ella —. La primera híbrido. Es increíble.

—¿De qué hablas?

Arthemisa le sonreía. —Eres la primera de tu clase, la «Escencia» te hizo. Al portarla, al ser el recipiente, no paso a la siguiente línea porque no moriste. Solo te transformaste en algo diferente, y la «Escencia» hizo lo mismo. —explicó. Su voz contenía emoción, Alexandra bajó la mirada hacía sus manos. Todo este tiempo el poder estuvo ahí, acompañándola.

—No entiendo...

—. Eso no es relevante ahora —cortó. Alexandra la miró de vuelta —. Es hora de prepararte —miró en dirección hacía la puerta. Un hombre bien repuesto se adentraba por la misma, traía un bolso en su mano para cuando lo dejó caer al llegar hasta Arthemisa. Esta le sonreía para cuando se volteó hacía la mujer lobo —. Alexandría, quiero que conozcas al tormento de Niklaus —expuso. El Alfa lo miró alertada, aquella postura, la sensación que le transmitió de superioridad. Sabía bien de quien se trataba, el vampiro que cazaba vampiros —. Mikael —pronuncio. El vampiro la miraba con odio, pero tenía conocimiento por los Originales que se debía al hecho de que casi en la misma medida que los odiaba a ellos, odiaba a los lobos  —. Mikael, ella es mi querida doble.

² 𝐖𝐈𝐂𝐊𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora