Capítulo 1 - Jade derrocado; cuarta parte.

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Vierte el líquido sobre su boca y casi se ahoga. Hay fuego abrasando su garganta y el sabor picante se detona por toda su cavidad bucal. Tose, tose con la mano en el pecho y los ojos cerrados. Se estremece. No le gusta, no le gusta para nada, pero, cree entender por qué Wei WuXian lo adoraba: al principio por su sabor, después, para olvidar.

—También... necesitabas cal-calmar... el... dolo...

Lan WangJi cae al piso en un ruido sordo y no se levanta hasta pasados un par de segundos. Su expresión habitual, esa máscara de hielo, vuelve a su rostro. La única incidencia de que ha llorado está en sus ojos y en la apenas audible mucosidad de su nariz. Mira la jarra de Sonrisa del Emperador y todo lo golpea de nuevo. ¡Wei Ying! Recoge la cinta mojada en un rápido movimiento y se la lleva al rostro, restregándola contra su mejilla, buscando un toque cálido pero no encuentra nada.

Entonces, comienza a sentir el cuerpo caliente y tira de los ropajes que acaba de ponerse hasta quedar tan solo con la parte inferior. Se levanta y las botas chapotean contra el vino.

Quiere ver a Wei Ying. Quiere hablar con Wei Ying. 

Voltea hacia su cítara y la mira como si ésta fuera a aparecer a Wei WuXian por arte de magia. Se acerca, toma asiento y comienza con Inquiry pero nada sucede. Lo intenta otra vez y el silencio persiste.

¡WangJi no le ayuda a hablar con Wei Ying!

Molesto, toma la capa interior de la túnica y sin abrocharla sale del Jingshi. El viento fresco lo golpea de lleno y se tambalea hasta estrellarse de espaldas a la pared. Suelta un gruñido profundo y se encoje de dolor hasta querer vomitar sangre. Su espalda aún lacerada vuelve a sufrir y las heridas una vez más rompen con la poca cicatrización de la piel. Mancha el interior de la túnica y parte de la pared en la que aterrizó.

Recobrando el aliento y con los ojitos adormilados voltea para todos lados. Los pasillos están solos, la luna está en alguna parte del cielo y las estrellas brillan y brillan y brillan y Lan WangJi estira la mano intentando alcanzarlas. No puede, se enoja y hace una mueca de disgusto que más bien parece un puchero.

Después, se queda en silencio otro momento y vuelve a recordar y vuelve el dolor y vuelven las lágrimas.

Hanguang-Jun se ha convertido en un pequeño niñito solo y adolorido que busca y olvida, que encuentra y llora. Sus emociones fluyen más rápido que el agua de un río y cuando llegan al punto cumbre se arremolinan y lo despedazan.

Wei Ying. Su mente recuerda.

Lan Zhan, Lan Zhan. Recuerda tan vivamente la voz de Wei WuXian.

Y recuerda también que WangJi no lo ayudó a llegar a Wei Ying.

A media noche el ruido asalta a los Recesos de las Nubes. Se escuchan cosas caer y ser arrojadas. Alguien murmura cosas inentendibles y eleva más el ruido. En los almacenes del Receso de las Nubes una figura alta y blanca como el jade busca con desespero un instrumento y no lo encuentra; se enoja y más cosas caen al piso.

Lan XiChen, si haber podido dormir, deja de lado la taza de té y pone en alerta todos sus sentidos. Se hace de Liebing y Shuoyue y camina hasta donde el ruido proviene. Tienen un mal presentimiento y antes de siquiera verlo sabe que es su hermano el responsable.

Ni morir sería tan doloroso para él como volver a presenciar lo que estaba frente a sus ojos.

Lan WangJi buscaba furioso, con los ojos hinchados e inyectados de sangre. Con las mejillas empapadas, el cabello despeinado y la espalda sangrante. Sorbía por la nariz y lanzaba suspiros entrecortados.

—WangJi... —habló Lan XiChen con la voz a penas en un hilo.

—No está.

Un escalofrío le recorrió la columna vertebral a Lan XiChen. La voz de su hermano sonaba tan vacía y muerta que casi lo hace caer de rodillas.

Recuerdos impregnados del primer amor | v.1 | Lan MeiLingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora