Capítulo 1 - Jade derrocado; tercera parte.

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Bichen fue invocado una vez más y Lan WangJi, con Wen Yuan en brazos y la espalda punzándole rítmicamente, hizo uso de todas sus fuerzas para ponerse de pie. Su cuerpo pedía a gritos que se detuviera, el dolor y el cansancio en cada uno de sus huesos eran ya insoportables. Sin importar que fuera Hanguang-Jun, uno de los míticos Jades de Gusu, él todavía era humano.

No debía seguir pero tenía que hacerlo. Salvar a Wen Yuan como Wei WuXian lo hubiera hecho era su prioridad.

—¡Sonrisa del Emperador! Hermanos, en ningún lugar va a encontrar mejor vino que este —un vendedor ambulante gritaba a todas luces mientras promocionaba el vino—. ¡Sonrisa del Emperador! Compre un jarro a mejor precio del mercado, mejor que en las tabernas.

Saliendo del callejón en el que se encontraba, Lan WangJi habló detrás del vendedor, sobresaltándolo y logrando hacer que maldijera por todo lo alto. No fue hasta que reconoció la cinta emblemática de la secta Lan que se calmó.

—Joven maestro, ¿Cuántos frascos quiere? —el vendedor ya no hablaba con la misma voz gritona que momentos atrás usaba pues el rostro sin emociones de Lan WangJi lo intimidaba. Además, con Bichen flotando por detrás de su amo lista para atacar y un niño moribundo en brazos, al vendedor ya no le daban ganas más que de irse.

—Dos.

—¿Sólo dos frascos, joven maestro?

—Mn.

Con las dos botellas en la mano más Wen Yuan, Lan WangJi hizo malabares para pagar por los dos frascos antes de retirarse sin esperar por el cambio. El vendedor se quedó sorprendido al ver las monedas, era mucho más dinero del que valdrían cinco jarras y al recordar un poco no pudo evitar preguntarse mientras se rascaba la cabeza:

—¿La secta Lan no tiene prohibido el alcohol...? —se encogió de hombros y emocionado por la buena fortuna siguió vendiendo—. ¡Sonrisa del Emperador, Sonrisa del Emperador! ¡El vino que hasta un maestro Lan puede tomar!

Lan WangJi puso un pie sobre Gusu casi al atardecer pero antes de que su energía terminara por agotarse se aseguró de esconder el vino en el Jingshi y de llevar a Wen Yuan al Pabellón de Enfermería.

Los jóvenes discípulos que alcanzaron a verlos se pusieron pálidos de la sorpresa, ¡Hanguang-Jun había violado las reglas y desobedecido el castigo de reclusión aislada! Estaban seguros que Lan Qiren tendría por fin una desviación de Qi a no ser que sucediera algo más.

De regreso al Jingshi, y con el agotamiento hasta el hueso, Lan WangJi no tenía más fuerzas para deshacerse de los ropajes sucios y ensangrentados de la espalda. Se quedó mirando hacia el piso, exactamente al lugar donde había metido la Sonrisa del Emperador.

—WangJi, entraré.

La voz de Lan XiChen sonó a la par que la puerta se deslizaba. Tenía una expresión preocupada y cansada, había llegado al Jingshi demasiado rápido, quizá violando una que otra regla. Escudriñó de arriba a abajo todo el cuerpo de su hermano y se asustó al notar la sangre de sus heridas. Sin pensarlo lo tomó de la muñeca y vertió su energía espiritual aliviando un poco el cuerpo del pequeño Jade.

—¿Quién es ese niño? —preguntó mientras buscaba los instrumentos de curación. No podía aguardar más, tenía que limpiar las heridas, desinfectarlas y tirar la túnica llena de cenizas y mugre que llevaba su hermano—. WangJi, he detenido a tío de todas las formas posibles para que no fuera por ti. Sabía que necesitabas ir ahí y tener un momento, una despedida con...

Guardó silencio unos segundo antes de seguir: —Han pasado días desde que te fuiste, estás herido y en este estado, además traes contigo a un niño a punto de morir. Necesito que hables conmigo, soy tu hermano, te voy a proteger y ayudar pero confía en mí.

Recuerdos impregnados del primer amor | v.1 | Lan MeiLingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora