Capítulo XIII: Recuerdos y pensamientos cruzados

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Jade pensaba en varias cosas, mientras aún tenía la conciencia que perdía poco a poco debido a la falta de aire. Bueno, más bien intentaba pensar, las personas del lugar estaban siendo bastante ruidosas, intentaban pedirle que se detuviese sin éxito alguno; ella solo se mantenía allí, sin reaccionar, manteniendo a Jade bajo su merced. Entre las cosas que pasaban por su cabeza estaban las palabras que mencionó antes. Esta chica la buscaba ¿Acaso también mantenía sus recuerdos? Aparentemente sí. De hecho, Jade no lo había notado pero su rostro también le era bastante familiar, por lo que buscó entre sus recuerdos y algo finalmente coincidió. Una niña le pasó por su mente, estaba casi segura de que era la misma. Era aquella que casi nunca salía a jugar con los demás porque prefería quedarse leyendo; se tragaba los libros y siempre estaba dispuesta a compartir sus líneas preferidas con cualquiera que le preguntase. Era muy dulce e inteligente, además de amable. Jamás tenía rencores y no podía odiar a alguien por más que se lo propusiera. Era de pocos amigos, de hecho, la persona con la que más se relacionaba era con Jerome. Después de todo, ambos eran los más aislados y siempre se encontraban el uno con el otro jugando. ¿Cómo alguien tan dulce podría haber terminado así? ¿Le habrá sucedido algo? Muchas preguntas más pasaban por su cabeza, pero había una que necesitaba saber más que las otras ¿Cuál era el nombre de esta mujer? Necesitaba recordarlo, quizás así podía morir sabiendo quien fue el causante de su muerte o encontrar una explicación detrás de porque decidió buscarla específicamente a ella.

Jade estaba al borde de perder la conciencia, ya completamente rendida. Odiaba el mundo en el que se encontraba, ¿Realmente nadie alrededor fue capaz de ayudarla? Todos estaban allí observando, el morbo era y será siempre más fuerte que el sentido común. Poco a poco su vista se nublaba, todo se volvía más oscuro y callado para ella con cada segundo, hasta que repentinamente un pequeño rayo de luz inundó su mente en forma de una palabra.

—¡Miranda!

Oh, con que ese era el nombre de la chica, pensaba Jade. Miranda, la chica más dulce del grupo ahora estaba a punto de matarla, que irónico es el destino. Ya podía estar en paz, por algún extraño motivo su mente le anunció el nombre, era todo lo que quería saber antes de irse de este mundo. Ya dispuesta a dejarse llevar, sintió cómo su cuerpo recuperó una vez más energía y lograba respirar una vez más. Miranda la había soltado. Rápidamente Jade se dio cuenta de lo que pasaba. Aquella voz no provenía de su mente, era Heródoto quien pronunció su nombre para que se detuviese, y así fue.

—Será mejor que te retires ahora mismo —exclamó Heródoto —al menos que quieras pasar un mal rato

Miranda hizo caso a Heródoto, la situación dos contra uno la desfavorecía. Además, sabía que estaba cometiendo una estupidez, asesinar a Jade en público jamás fue buena idea, solo se había dejado llevar por sus ocultos sentimientos. No sólo eso, Heródoto había gritado su nombre en voz alta, demostrándole que ella no es la única que logra recordar el pasado y también con la intención de hacerle saber que Heródoto la tiene controlada. Al pronunciar su nombre le dio a entender que ha estado interceptando a todos los jugadores posibles gracias a su posición y que ella ya estaba en esa lista. No le costaría nada hacer una denuncia contra ella y dejarla detrás de rejas. Miranda comprendió esto y se retiró sin añadir nada más, completamente obligada y sometida.

Estaba satisfecha, de hecho, aparentemente su objetivo principal era Jade y hoy había confirmado que no tiene nada de que preocuparse, había tenido a Jade a su merced sin esfuerzo alguno. Sólo le dejó una advertencia y mal augurio.

Jade aún pensaba, no decía absolutamente nada. Es verdad, que estúpida había sido al dejarse ir así. Recordar el nombre de Miranda no era lo único que necesitaba para irse en paz, aún tenía una mejor amiga que recuperar. Esa era la única astilla que tenía que sacarse, el único compromiso que se planteó en su vida y que debía cumplir sí o sí. Se había decidido una vez más, no se dejaría asesinar por nadie hasta lograrlo. Jade finalmente entró en sí misma otra vez, entrando una vez más en el ruidoso mundo del que se había salido momentáneamente. Heródoto estaba allí, frente de ella, esperando que tuviese reacción alguna.

—Heródoto —añadió

—¿Te encuentras bien? —preguntó Heródoto —no te esfuerces, deja que tu cerebro recupere el aire perdido y verás que estarás como si nada

—Necesito que me digas cual es su habilidad, ahora —respondió ignorando completamente su pregunta —Miranda, es chica. No pude percibir nada de ella. Necesito explicaciones

—Déjame ver en la base de datos, dame unos segundos —contestó Heródoto mientras sacaba su teléfono móvil y leía —Miranda, quien es de hecho la jugadora #1 y entra en la clase Bélica. Posee la habilidad de manipular a voluntad su sistema límbico, permitiéndole así generar o bloquear las distintas sensaciones y sentimientos de su cuerpo a su antojo y obtener las respuestas fisiológicas y conductuales provocadas por estos.

—En pocas palabras, puede controlar sus emociones y sentimientos. Eso explica muy bien todo —respondió Jade

Ahora lo tenía claro, Miranda podía bloquear cada sensación de su cuerpo y crear otras a su voluntad, por eso no percibió nada aparte su instinto. Instinto que probablemente se vio ocasionado por la adrenalina que usó para producir aquella fuerza tan descomunal. Realmente era una habilidad para envidiar. Quién no quisiera poder dejar de sentir algo. Dejar de tener hambre por unos instantes. Jamás estar cansado. Evitar enojarte por algo que no vale la pena. No tener la sensación de necesitar a alguien. Hasta incluso dejar de tener miedo a cualquier cosa ni sentir ningún tipo de dolor. Muchos desean dejar de desear. Jade ya estaba mucho mejor y se reintegraron a la rutina después de aquello, estaban hablando acerca de los favores que Heródoto le pidió hasta que la conversación cambió rumbo.

—Jade, tienes que saber que no fuiste la única que fue atacada hoy —dijo Heródoto —mientras trabajaba, una chica se acercó a mí e invadió mi espacio personal intentando tocarme la frente, cosa que no le permití.

—¿Es en serio? —contestó Jade —¿Quién?

—Esta vez se trata de Lírica, tiene la habilidad de absorber los conocimientos, recuerdos e incluso sentimientos de las personas a través del contacto debido a que tiene en sus manos una serie de setas que se conectan con el sistema nervioso de su objetivo. Permitiéndole así una transferencia de datos casi instantánea

—Entiendo. Quiere decir entonces que te buscó para robarte todos los conocimientos —contestó Jade

—Más que robar, copiar —respondió —pero sí, supongo y fue eso. Habrá investigado bien a las personas más convenientes para copiarles los datos de su mente y seguramente estuve en esa lista

—Después de todo eres el hombre más sabio del mundo —dijo Jade con una sonrisa

—Deja de llamarme de ese modo —contestó —No creo que sea la última vez que la veamos. Estoy seguro de que ahora que sabe quien soy no dejará de buscarme. No pienso permitirle por nada del mundo que me toque

—¿Con cuantos jugadores hemos ya tenido contacto? —preguntó Jade

—Son seis exactamente. Y hemos salido malamente vivos de casi todos de ellos. Hay que agradecer que al menos contamos también con Mehr. Temo decir esto, pero creo que para poder lograr nuestro objetivo tenemos que hacer correr un poco de sangre y no limitarnos a escapar

—Sí, supongo tienes razón. Como siempre han dicho, si no puedes con el enemigo, únetele. O en nuestro caso, mátale.

Exactamente, si no podías convencer a tu enemigo de unirte a tu causa, entonces tendrás que unirte a la suya. Heródoto y Jade notaron desde ese día que la causa de muchos de sus enemigos es matarlos, por lo que tendrán que en algún momento unirse a ello y asesinar antes de ser asesinados. Hay veces en la vida en que no tienes más opción que jugar el juego de tu enemigo. Convencerlos seria todo un reto, y hablando de convencer. ¿Que acaso Mehr no debía convencer a Jerome sobre su hermano? ¿Acaso lograría hacerlo o Jerome pasaría a ser parte de aquel enemigo el cual no te deja jugar de una manera diversa a la suya?

AlteradosWhere stories live. Discover now