El cambio ya llegó. [ final ].

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— A...A veces...me pregunto si sigues siendo igual a como te recuerdo....— apretó los labios, juró imaginarse lo a su lado, mirándola atentamente. Con una de sus sonrisas, de esas que solo su Steven podía darle, méritos no tenía. Bastaba con ese gesto para tranquilizarla. Le aterró la idea de soltar una posibilidad lejana. Pero no incierta.

Quizás debía aceptar la dichosa porquería de realidad que enfrentaba. De hecho, se planteó que estaba siendo justa con ella, Steven pensó por si. Haría lo mismo.

                    ~•••~

El sonido de las hojas frondosas cortarse le alarmó, sus ojos tornaron a un púrpura, aunque el otro trataba de mantenerse en su tonalidad corriente, tampoco dejó que la tranquilidad le dominará.

Se levantó, asustado, aterrado. A la adrenalina se le sumó nada, al reconocer la sencilla cuestión: estaba exagerando. Lo asumió sobretodo cuando la pequeña versión de él, hecha por pedazos dispersos de diversos cultivos frutales se le acercó, con su estatura pequeña elevó la mirada hacia su creador, deduciendo fácilmente le había provocado un posible susto en altos rangos. Estaba más acostumbrado a la tranquilidad. 

Cuando se hizo presente uno de sus compañías, únicas en esa isla, alejada y distante de todo lo que conocía, logró calmar sus instintos de alarma.  La pequeña criatura hecha de restos vegetales y frutales, se acercó con muecas, sus brazos se meneaban señalando en dirección de las orillas a la zona donde se encontraban.

— ¿Qué quieres decirme? ¿hay algo en la orilla de la isla? — de ser otro objeto que se había perdido hasta parar por ahí no sería sorpresa, pero la verdad era, que las aceleradas expresiones en angustia del pequeño eran desconcertantes. Cualquier ángulo le daba mal aspecto. Los nervios tomaron toda rienda de sus acciones.

Su vista subió a las afueras de esa zona verdosa, trazando la línea que dividía su zona segura. Pronto la inquietud lo lleno, se puso de pie.

— Steven planta, vámonos — más que una orden, fue un ruego temeroso. Esperaba equivocarse respecto a sus comparaciones.

Toda idea o plan se fueron a la borda a penas otra presencia se hizo notar con impotencia, dilatando sus ojos al momento de reaccionar. Muy tarde.

Confirmando todo: Era ________________, ella se movió en ese entonces con movimientos lentos, temblorosas. Quitando el cabello de su rostro cansado, reincorporándose lentamente, con un deje de dolor en su expresión, no solo por la maravillosa bienvenida del lugar, con los golpes que le regaló en su primer estadía reciente entre tanta vegetación. Pero, Steven... él notó esto, ¿Cómo no iba a notar ese detalle cuando estaba demasiado atónito como para moverse o respirar correctamente? Era ________________, nadie más que ella....Su estatura no cambio, era idéntica a como la recordaba, con unas prendas distintas e descuidadas, pero su manera ejemplar de sostener la mirada, levantando el mentón con orgullo, eso sí se había ido de sus rasgos.

Y, en ese preciso segundo....el mirar de ambos consiguió encontrarse finalmente sin titubeos.

— Steven...— _______________ rompió este silencio con sus ojos tornándose cristalinos. La sorpresa la baño de pies a cabeza con una sonrisa auténtica en agradecimiento por la suerte obtenida.

Paseó su mirada en cada ángulo posible. Apostaba recibir una sorpresa cuando se encontrara de nuevo con esos ojos negros, que en cierto modo, causaron una corriente de nervios, con un brillo tosco. Un mirar distante, pero en el fondo, aterrado. Sus rizos se agitaron en el primer paso, intentando retroceder, eran más largos, expandiéndose por el cuello del híbrido con rebeldía. Rasgos más delgados se asoman, con un par de hombros anchos, una clase de cabellera creciendo ligeramente a los costados de su rostro, resbalando por las orejas y un poco en la barbilla, un par de cejas oscuras. Con la chaqueta enroscada al rededor de su cintura, la camiseta en ciertas partes rasgadas, algo desgastada, el pantalón roto hasta las rodillas. Una que otra cortadura o cicatriz se mostraba en su rostro y pies desnudos. Por ahí, entre su cabellera se detonaban un par de cuernos que parecían querer brotar con urgencia, y de ahí unas manchas púrpuras y rosas que crecían desentonando su aspecto natural a uno, contrario a ello.

Cambios Puedes Hacer [Steven Universe×lectora]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu