RINA (VI)

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Se había despertado. Era en todo lo que Rina podía pensar en ese momento. Kerr había ido en su busca en el mismo instante que Cora había hecho saber la noticia a Wallace y al resto de las personas que había en su casa. Su cuerpo reaccionó en el mismo instante que su hermano pronunció las palabras, pero un segundo después se paralizó.

Ella era la última persona que Holden querría ver en ese momento. No necesitaba que su rostro le recordara quién le había dejado tendido en una cama para el resto de su vida. Porque eso era lo que había hecho Rina: robarle la existencia a su hermano mayor.

Tenía claro que si ella fuera Holden, desearía que la mataran del todo. ¿Qué iba a hacer apostada en una silla de ruedas? Nada, absolutamente nada. Asquearse sentada sobre dos ruedas enormes sin poder ayudar a nadie. Y si ella, que era conocida por su enorme ego y egoísmo, pensaba aquello... Holden se desesperaría. Él era quien se dedicaba a preocuparse por el bienestar de todo el mundo, el que iba de aquí para allá asegurándose de que a nadie le faltaba de nada. Y ahora no podría hacer nada de aquello.

Si pudiera cambiarme con él, lo haría, pensó. Y después me tiraría al mar, se dijo. Pero era aquel último pensamiento lo que hacía a Rina quién era. Mientras que ella creía que desaparecer y morir sería más útil para los de su alrededor, se olvida de que el resto podía tener otros pensamientos. Rina no se engañaba, sabía perfectamente quién era y lo que había hecho. Y si no hubiese acabado disparando a Holden, casi matándole, probablemente ahora estaría a la izquierda de Sloan, dejando que esa serpiente la siguiera susurrando ideas en la cabeza.

Si aquel día hubiese conseguido matar a Drea, habría sido feliz. Porque aquel había sido su deseo por demasiado tiempo, pero ahora que había visto a la sanitaria día sí y noche también al pie del cuerpo de su hermano, velando por su seguridad, se daba cuenta de que había estado equivocada.

Las últimas semanas había ido a visitar a Holden en mitad de la noche, cuando todo el mundo dormía. La mayoría de las veces encontraba a Drea dormitando a su lado o en un sillón cercano, disfrutando de las pocas horas que conseguía conciliar el sueño, y Rina hacía todo lo posible por no despertarla. Durante el tiempo que estaba en el dormitorio de su hermano mayor, observaba sus facciones en paz, como su pecho subía y bajaba rítmicamente y le pedía perdón en un susurro. En cuanto notaba que Drea se movía un poco, se escabullía del cuarto tan rápido como había entrado por la ventana y se dedicaba a caminar sin rumbo fijo. La mayoría de las veces se encontraba, horas después, sentada en las rocas que delimitaban la bahía con el acantilado del faro, observando como las olas rompían sobre ellas y la espuma se dispersaba segundos después.

Y aquella vez no había sido diferente.

Los amaneceres de la Bahía eran los mejores de todo Kairos. A Rina le gustaba ver como el sol aparecía de las profundidades del agua y que los primeros rayos de sol le acariciasen el rostro. Porque durante esos pequeños instantes olvidaba por completo quién era o lo que había hecho. Estaban ella, el sol y las olas del mar.

Respiró hondo y se abrazó más a las rodillas. Pese al grueso abrigo que llevaba, sentía como la brisa de la mañana se filtraba hasta sus huesos y el frío húmedo la producía escalofríos. Sabía que era cuestión de tiempo que tuviera que volver hasta casa y enfrentarse con la realidad, pero necesitaba unos minutos más.

A la lejanía percibió el rugido de un motor y giró el rostro hacia más allá del acantilado, donde Agora tomaba forma en mitad del océano. Rina entrecerró los ojos, cegada ligeramente por la luz del sol reflejándose en el agua, pero tras unos segundos pudo ver con total nitidez la lancha oscura que se movía por la zona este de la isla. El rugido del motor apenas se apreciaba debido a la ajetreada marea bajo el acantilado, pero Rina estaba tan acostumbrada a aquel sonido que el más mínimo cambio se le incrustaba en los tímpanos, molestamente.

El Desierto de los Olvidados ©Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu