veinticinco : frustración

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Isabella había comprado una pastilla del otro día, se la había tomado, y no había salido de casa en todo el fin de semana.

Incluso el lunes había faltado a clase porque no quería ni moverse.

Se sentía culpable, idiota e humillada. Sentía de todo.

La chica llamó a la escuela, le dijo que estaba enferma muy gravemente y hasta adjuntó una receta falsa al correo con tal de faltar. Le dijeron que se recuperará hasta el miércoles, que no había problema, pero que solo mandara lo pedido y tomará los apuntes perdidos.

Ella estaba de acuerdo.

No le contestó a Alejandro, y todo el fin le estuvo mandando miles de mensajes.

Sus hermanas igual.

Incluso Paco, que se estaba ligando a un francés, estaba más al pendiente de ella que de su proyecto de novio. Cada mañana, cada tarde y cada noche le llevaba comida. A veces no se la comía, a veces si; dependía de cómo se sentía.

Y el lunes en la tarde su madre la llamó. Le preguntó cómo estaba, que si quería ir a comer con ellos, e Isabella dijo que no, poniendo de excusa que tenía muchos trabajos pendientes.

Su mamá lo dejó pasar.

Y entonces, la noche de lunes la chica buscó a Miquel en instagram. No fue difícil encontrarlo, tenía unas fotos con Nora y la había etiquetado.

Se metió a su perfil y le dio follow. A los pocos minutos él hizo lo mismo. Se metió directo a los mensajes directos y le mando uno preguntándole como estaba de la fiesta del otro día.

Y él no contestó, pero si su maestro de Filología.

Tenía que hacer un artículo de mínimo veinte cuartillas, para el miércoles, sobre el tema que quisiera. El profesor le explicó que la había escogido a ella porque era la de mejor gramática y mejores notas, y que iban a publicar el artículo en el periódico escolar.

Isabella casi se arranca los pelos de la frustración.

Camino de allá para acá, pensando en una excusa que poner. El profe de Filología era demasiado estricto, seguro la mandaba muy lejos.

Y luego estaba Miquel y Nora.

Hasta hoy en día Isabella no recordaba que había pasado en la fiesta. Y estaba más que segura que a las dos o tres bebidas, la champaña rosa ya no sabía a ello.

Se tomó la cabeza, sintiendo un terrible dolor, pero lo dejó pasar.

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perfectly wrong (skam españa; alejandro) Where stories live. Discover now