IV. Aunque dejen de brillar

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Tardo un poco en entender las palabras. Estaba tan abrumado por su supervivencia que el corazón le había estado retumbando en sus oídos hace un rato, pero al ver que se trataba de Inosuke se empezó a calmar su corazón.

Bueno, no había dejo de latir fuerte.

Su cuerpo se relajo de inmediato al escuchar la voz. Bajo el hacha, acomodándole en su cinturón dónde debía estar desde un principio. Esperaba aprender su lección.

-¿Que haces aquí? -Quería que la pregunta fuera por curiosidad pero inevitablemente el tono de preocupación salió a frote.

Se mordió el labio inferior y aparto lo mirada hacia el tronco que estaba a unos pasos.

-Shinobu me envió -dijo serio. Algo nada común en él-. Dijo que en esta época oscurecía más temprano. Y tú estabas tardando demasiado.

-Creí que eras uno de ellos. -Puso su mano en el pecho y soltó un suspiro-. Me asustaste.

Sonrió para relajar un poco el ambiente. No era necesario seguir con esa tensión aunque ya habían pasado una semana e Inosuke ya no tenia las heridas que se había hecho pero el sentimiento incomodo no desaparecía.

-Ya registre la zona, están lejos de aquí. Hacia el norte, parece. Pero igual podrían desviarse. Hay que estar preparados -dijo mientras observaba el hacha.

-Sí, lo sé, me deje llevar un poco.

-¡Ja, eres un debilucho! Si no fuera por mí que te he salvado el trasero varias veces, ya serias el bocadillo de alguna de esas cosas.

Lo último fue dicho en broma. Solía bromear sobre eso sin malicia alguna pero en ese momento las palabras eran densas en el ambiente.

-Sí, y te lo agradezco mucho -sonrió abiertamente.

El otro se sonrojo y prefirió apartar la mirada.

-¿Ya encontraste lo que estabas buscando? -espetó aparentando molestia.

-Encontré algo de comida enlatada en la pequeña tienda a unos kilómetro de las vías del tren, pero no encontré muchos medicamentos, bueno no tuve mucha suerte con analgésicos, pero si encontré algunos antibióticos.

Tomó asiento en un tronco donde su mochila estaba recargada. La arrastro hasta sus pies abriendo el cierre metálico y mostrando algunos botes de medicamentos y cajas pequeñas de cartón.

-Recordé algunas plantas medicinales de los libros de Shinobu. Quería probar suerte. -Levantó su rostro hacia el otro chico y le llamo la atención una bolsa de tela que colgaba de sus hombros-. ¿Inosuke?

El chico hizo un sonido indicando que tenía su atención.

-¿Qué llevas en esa bolsa? -De inmediato una sonrisa orgullosa brotó en la cara del chico de mechones azules. Se sentó en el tronco a un lado de Tanjirou.

El chico tomó la bolsa y empezó a desatar la cuerda, el pelirrojo se acercó curioso.

-¡Mira esto! -De la bolsa sacó un conejo sujetándolo de las orejas, su pelaje era café y lleno de sangre que se estaba empezando a secar. Ahora entendía el olor a sangre-. ¡Cenaremos carne, después de meses!

-¡Es increíble Inosuke!

Tanjirou realmente estaba maravillado. Inosuke era muy bueno cazando y había sido de mucha ayuda desde que llego al grupo, hace casi un año de eso. Aunque la mayoría de las veces era muy temerario y eso lo preocupaba.

Inosuke odiaba que él se preocupara.

Pensar en eso le hacía un nudo en la boca del estómago y al parecer el otro se dio cuenta mientras guardaba el conejo de nuevo en la bolsa de yute.

To the Stars | InotanWhere stories live. Discover now