Capítulo I: Señor y Señora Bieber

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—Bienvenidos señor y señora Bieber, adelante—sonrió la azafata haciéndose a un lado y Justin abrió la boca sorprendido al ver el avión por dentro. ¡Parecía una casa! Muebles, mesas, una cama al final del pasillo y una barra con televisor plasma grande. Era todo menos un avión. Parecía a esos aviones presidenciales donde solo iban los políticos y la gente importante.

—Wow—murmuró sorprendido atravesando el pasillo detrás de Abby; su esposa. Esta se volteó a verlo bajando sus gafas de sol y sonrió falsamente.

—¿Qué? ¿Sorprendido? —preguntó burlonamente y Justin asintió aun sorprendido viendo a su alrededor. Realmente estaba muy impresionado. —¿Nunca te habías montado en un avión privado? —se burló haciendo que Justin apretara la mandíbula. Esta sonrió acercándosele y rozó sus labios con los de él tentándolo. —Pues acostúmbrate, mi amor, aquí es donde saco a pasear a mis perros—susurró antes de coger la copa de champan que le ofrecía la azafata e ignoró por completo la cara de dolor de su esposo. Justin negó aun con la mandíbula apretada y se sentó en uno de los sillones.

—¿Desea una copa señor Bieber? —preguntó amablemente la azafata y Justin asintió.

—Gracias—sonrió Justin y la azafata rió nerviosamente. Abby frunció el ceño volteándose a ver la escena y apretó la mandíbula al ver como la azafata se sonrojaba riéndose nerviosamente mientras Justin bebia de su copa.

Game on...

Esta se desabrochó los primeros botones de su vestido floral dejando a la vista el principio de sus pechos y sonrió caminando a la cabina del capitán. Pasó por el lado de Justin ignorándolo por completo y abrió la puerta de la cabina del capitán dejándola abierta a propósito. El juego acababa de empezar.

—Me da gusto volverte a ver Damián—sonrió Abby abrazando al capitán y Justin sintió todo su cuerpo tensarse al ver como el imbécil del capitán abrazaba a su esposa. No era tonto; sabía muy bien lo que ella estaba haciendo y también sabía muy bien que ellos se conocían; sobre todo físicamente. Podía ver la tensión sexual entre ellos y eso lo molestaba, pero sobre todo le dolía porque era una prueba más de la falsedad de su matrimonio. Era obvio que ella jamás se casaría con él por amor, no después de lo que le había hecho. Aun a pesar de los años, ella jamás podría perdonarle lo que él le hizo en la secundaria. Y para ser sincero, él tampoco podía perdonárselo. Le había roto el corazón a la única chica que lo conocía, que realmente lo amaba por cómo era y no por quien aparentaba. La única chica que desde el principio siempre estuvo pendiente a él y lo ayudaba en las tareas y en los exámenes, la única con la que podía hacer maratón de películas románticas y llorar sin ningún problema, la única chica que lo impulsó a escribir música y la única que se entregó por completo sin esperar nada a cambio. De esa chica hoy no quedaba rastros. La mujer que tenia de frente no era su pandita; y dudaba que alguna vez volviera a serlo. La mujer que tenía hoy día frente a él era una completa desconocida.

—A mí también señorita Brown—respondió el capitán haciendo que Justin apretara aún más la mandíbula al ver como las manos recorrían toda la espalda y el trasero de su esposa. ¡Maldita sea! Odiaba como él imbécil la tocaba con tanta familiaridad y como ella ronroneaba feliz al sentir su tacto. ¡Joder! Le dolía ver eso, le dolía verla a ella sonreír y reír tranquilamente. Se veía que estaba a gusto con ese imbécil; lástima que cuando él la tocaba solo sentía frialdad y desprecio.

—Es señora Bieber—resopló Justin molesto haciendo que el capitán soltara rápidamente a Abby; algo que esta agradecía porque odiaba que la tocaran descaradamente. – Acabamos de casarnos e iremos a nuestra luna de miel, ¿Verdad mi amor? —sonrió fríamente Justin agarrándola por la cintura haciendo que a Abby se le borrara la sonrisa. —Ahora, me gustaría llegar cuanto antes, me gustaría pasar tiempo a solas con mi esposa, si sabes a lo que me refiero ¿No? —miró al capitán que se notaba levemente incomodo y sonrió falsamente viendo a su esposa. Abby apretó la mandíbula viéndolo mal, pero rápidamente se compuso sonriendo descaradamente.

I Catch You {Justin}Where stories live. Discover now