[03: En la calle]

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[03: En la calle]

Siempre le había resultado genial visitar París, el maestro Shinomiya estaba allí junto a todo su equipo, la comida y el paisaje en general siempre le habían resultado atractivos.

Pero nunca como en aquél momento, aquella era una ocasión rara y especial, de esas que no sabía cómo guardar en su mente pero que sabía repasaría en los días que no estuvieran juntos como un poseso.

No era un secreto para nadie que París era la cúspide culinaria para Nakiri Erina y no había sido sorpresa que abriera su primer restaurante gourmet allí casi dos años atrás; debido al mismo y sus frenéticos horarios, apenas habían podido coincidir en la ciudad parisina.

Sōma sentía que era alguna especie de señal divina que hubiesen podido congeniar y tener una cita decente. Ella caminaba delante de sí, con el cabello recogido en una larga trenza que caía a lo largo de su espalda, su cuello protegido por una gruesa bufanda y su largo abrigo beige cubriendo su cuerpo junto con el resto de capas de ropa debajo del mismo.

Lucía relajada aún cuando sus brazos estaban cruzados sobre su pecho para darse más calor. Ambos eran conscientes de que tendrían que regresar al hotel pronto pero querían alargar el momento al máximo.

—Nakiri —la llamó. Ella se detuvo y volvió la cabeza para mirarle, cuestionante.

Las luces navideñas que colgaban en sus alrededores brillaban sobre su rostro, llenando el mismo de distintos matices, incluyendo sus ojos amatistas.

En lugar de responder la evidente pregunta dibujada en el rostro femenino, decidió acortar la distancia entre ambos; había algo dolorosamente hermoso en su rostro, no sabía si era la inocencia pintada en sus ojos, la falta de preocupación en su expresión, lo único que tenía claro era que si no la besaba en ese momento, se arrepentiría por el resto de sus días.

Tomó su rostro entre sus manos, sintiendo la frialdad de sus mejillas atravesar la tela de sus guantes y colarse entre sus dedos. Inhaló profundamente antes de besarla, allí, en medio de la calle parisina llena de transeúntes y luces navideñas.

Sus labios, ligeramente fríos, aún tenían el sabor dulce del macchiato que había tomado antes. No lo pensó dos veces para profundizar el beso cuando Erina jadeo para tomar aire, lo que llevó a que sus brazos le rodearán por el cuello, afianzándose en él.

Ninguno era de demostraciones públicas, así que el acto la tomó por sorpresa pero no negaría que fue una buena. Sentía las rodillas débiles y cuando se separaron, apoyó su frente en el pecho de Sōma

—E-eso ha sido… —murmuró, buscando serenarse.

—Lo sé —lo sintió tragar en seco—. Pero quería besarte y no quería esperar volver al hotel para hacerlo.

Erina sentía sus mejillas calientes y el calor que la rodeaba junto a él. Comprendía el sentimiento, porque ella también estuvo a punto de actuar en consecuencia.

—Volvamos —alzó la vista y dejó un beso en su barbilla—. Hace demasiado frío ya.

Sōma sonrió de forma casi tímida y asintió por toda respuesta.

—Fin—

Inicio: 21-11-2019.
Corregido: 05-04-2020.

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