¡SUSTO! Las mejores leyendas panameñas

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Venezuela, desde la época de la colonia, cuenta una larga tradición de mitos y leyendas con las que todos hemos crecido. Algunas tratan las aventuras de personajes heroicos como María Lionza y otras más terroríficas como El Silbón del llano, pero todos hemos crecido conociendo estos míticos personajes y preguntándonos ¿Cuáles son las leyendas de otros lugares del mundo?

Para responder a esta pregunta podemos mencionar los Cocodrilos en las alcantarillas o el famoso viernes 13 de Estados Unidos. Y es que cada país tiene arraigado a su folclore un repertorio de leyendas que responden a su cultura y visión del mundo.

Pocos saben relatar una buena leyenda como la gente de Panamá y es que, en sus regiones más rurales, puedes olvidarte de dormir si te topas con un cuenta cuentos de los buenos. Para evitar que tengan la misma falta de interpretación, Carlos Malpica Flores comparte las tres leyendas más comunes del folclore panameño:

El Padre sin Cabeza: Se dice que es un alma en pena que se manifiesta como un sacerdote que viene a atormentar a aquellos de poca fe y cambiar sus vidas para siempre. Inicialmente solo aparecía a la media noche en La Villa de los Santos cuando sonaba la campana de la iglesia, aunque algunos lugareños aseguran que siempre era un campaneo característico y sobrenatural. Nadie que se topara con él padre sin cabeza volvía a ser la misma persona: El susto les robaba el habla y acababa desapareciendo al poco tiempo. Últimamente se le ve en las procesiones de semana santa, atormentando a quien se marcha sin completar el recorrido.

El Corotú Llorón: Cuenta la leyenda que un posesivo padre recelaba de Isabel, su hermosa hija. Perseguida por cientos de pretendientes, el padre optó por encerrarla y evitar que pudiera sucumbir a los encantos de algún oportunista. Pero Isabel logró burlar los cuidados de su padre y se enamoró perdidamente de un extranjero multimillonario que venía a revisar sus empresas en Panamá y le prometió viajes por el mundo, millones de dólares para cumplir todos sus caprichos. El padre descubrió el amorío. Colérico y ofendido, la amarró desnuda al árbol de corotú del jardín y la azotó hasta la muerte... Desde entonces a determinadas horas se escucha el llanto del niño no nacido fruto del amor de Isabel y brotan lágrimas como reflejo del dolor de esa inocente alma condenada a nunca alcanzar el cielo.

La Tulivieja: Es un cuento que ya les he compartido en otra oportunidad y que se asemeja bastante a La Llorona de Venezuela. 

Erik Malpica Flores: LecturaWhere stories live. Discover now