¿De verdad habían seres así?

Volví a correr la mirada.

—Ya falta poco para llegar a mi casa, está bien si me dejas aquí—dije intentando desviar nuestro tema de conversación.

Él, como si hubiera notado mi pequeña incomodidad, volvió a sonreír de forma simple y asintió. 

—Está bien, te dejo—aceptó. Suspiré—. Nos vemos, cuídate. 

—Sí, sí...

Vi como Wade se iba y poco a poco desaparecía de mi vista. Suspiré con cansancio cuando supe que ya se había largado, observé el cielo sobre mí y volví mi vista a mi camino. 

Tenía que volver a casa.

Cumplí con mi rutina de quitarme el olor de las personas con las que me había acostado en el día y me recosté en mi cama. Estaba muy cansado, tanto, que no duré mucho tiempo en quedarme completamente dormido, olvidándome que tenía que comer.

Me gustaba mucho mirar a Lenya cuando se quedaba en su oficina avanzando proyectos. Las sirvientas iban y volvían con algo para que él pudiera comer antes de la hora del almuerzo. Se veía tan concentrado, tan sereno, nada le causaba alguna reacción ni signo de estrés. Me gustaba mucho. 

Mucho.

—¿Cómo es tu Alfa contigo, Erin?—me preguntaban algunas chicas cuando íbamos a reuniones formales—. El señor Harris es muy apuesto, te envidio por poder acostarte con él. 

Simplemente sonreía con cortesía. 

—Lenya es muy buen compañero, es muy atento conmigo—contesté y las chicas suspiraron. 

—Tenía que serlo, los Harris son como príncipes azules.

—¡Y princesa! Su hermana mayor, la señorita Makayla es perfecta. Hace poco me dijeron que su Omega estaba esperando, ¡es una gran noticia! La nueva cabecilla de los Harris llegará pronto.

Una chica se giró hacia mí. 

—Y tú, Erin, ¿ya estás esperando? ¿o se lo están tomando con calma?

Me sonrojé levemente ante su comentario. Inquieto, jugueteé con mis manos. 

—Aún no—respondí lentamente, colocando una mano sobre mi vientre—. Por ahora todo está tranquilo, pero creo que próximamente podremos contar con un bebé.

—¡Aw, que envidia! ¿Se lo imaginan, chicas? De ahí podría salir un Alfa precioso, ¡Tan hermoso como Erin y el señor Harris! ¡sería todo un adonis y un perfecto Alfa! 

—Les deseo mucha suerte a ti y al señor Harris, ¡espero que su próximo bebé sea saludable! 

Sonreí con sinceridad. 

—Muchas gracias. 

Un bebé. Sentía una enorme emoción en mi estómago con la idea de poder traer al mundo un hijo de Lenya, de mi Alfa. 

—Erin.

Al girarme me encontré con Lenya esperándome.

—Hora de irnos—dijo con serenidad. Asentí sin dudar escuchando los murmullos de las invitadas tras de mí. 

Las ignoré, lo único que me importaba era Lenya. Me despedí rápidamente de las chicas y caminé hacia él, hasta tenerlo frente a mí y poder respirar ese olor tan característico. 

 Me gustaba Lenya. 

—Ya no me sirves, Erin. 

Desperté sintiendo como las lágrimas caían por mis mejillas. 

Almas perdidasWhere stories live. Discover now