ÚLTIMO RECUERDO

CAPITULO 0 "LA DESPEDIDA"

Ciertamente nadie pensó en donde nos veríamos envueltos.

Frente a nuestros ojos yacían ellos, eran los mismísimos ángeles vestidos con una armadura blanca, con retoques dorados que embellecían más la vista, llamarles armaduras sería un insulto hacia la capa divina que los protegían de las flechas que iban dirigidas hacia ellos desde el horizonte.

Era ahí donde ellos se encontraban, eran una bestias enormes, de distintas formas, que al contrario de los ángeles, ellos desprendían un aura oscura y asquerosa al olfato, estaban muertos claro, pero olían peor que eso.

Ellos vestían una armadura negra con adornos rojos, y huesos en sus hombreras.

Los ángeles se caracterizaban porque la vestimenta y la forma de ellos eran idénticas, si no fuera por sus cabezas las cuales no estaban cubiertas por ningún casco o alguna protección, no se les podría distinguir de cualquier otro, solo 4 ángeles que encabezaban la batalla vestían armaduras diferentes. A diferencia de los demonios, los cuales eran todas bestias diferentes las cuales iban desde minotauros hasta ogros y cíclopes, todos con armaduras que se les ajustaran, aunque había algunas criaturas las cuales no llevaban nada encima, tenían su piel desnuda, la cual por más desprotegida que estaba, no se veía que fueran fáciles de atravesar con una lanza.

--tienes que decidir rápido, no creo que aguantemos más tiempo—

Era uno de los ángeles principales que estaban enfrente de mí

--¿qué es lo que tengo que hacer?—pregunte desorientado y asustado. –yo no escogí esto, yo solo quería volver a estar con ella, ¿cómo es que termino todo esto así?, ¿es que acaso ni dios ni lucifer están conmigo?—

Me sentía desahuciado no tenía el apoyo de ambos, solo tenía la protección de los ángeles porque si no lo hacían ellos perecerían y el cielo también. En mis manos estaba la respuesta a mis propias preguntas, aunque no lo quería ver, simplemente deseaba que no fuera así,

--¿porque tengo que ser yo?, ¡¡yo no decidí esto!!—repetí constantemente mientras mis lágrimas brotaban sin cesar, hasta que sentí un alivio, era cálido y me hacía sentir bien.

--¿elean?—pregunte mientras veía su mano en mi cara. Todo el tiempo la había llevado cargada en mis brazos, pero ella ya no se podía mover, estaba muerta.

¿Cómo era posible que estuviera tocando mi cara? Al momento que termine de pronunciar su nombre, su mano cayo, recordándome que esto era una decisión de ella y que nadie más debía interponerse a su decisión.

Es entonces cuando decidí seguir, hacerle caso a lo que ella había deseado.

Le di un beso en los labios, esperando que ella lo sintiera también y me dispuse a recostarla en el suelo.

Me levante dejando a elean en el suelo y estire mi mano hacia el frente de mí, como si estuviera queriendo alcanzar algo que no estaba ahí, y por primera vez produje las palabras que había esperado no pronunciar nunca.

--yo soy noah jakov krav, y ahora reclamo el nombre de la muerte—

Una vez pronunciadas esas palabras frente a mi mano estirada emergió una hoz blanca, con un mango de madera de lo que parecía ser roble, y una hoja curvada blanca lo que significaba que todavía era pura y que no había reclamado ningún alma todavía.

Sostuve el arma el cual era demasiado grande, pero a la vez demasiado ligera para mí.

No sé si sea por todo lo que eh tenido que soportar todo este tiempo me ha desarrollado para que pueda cargar cosas como esas o simplemente significaba que estaba hecha especialmente para mí y por eso es que es tan liviana.

Sujete la hoz con mis dos manos y la alcé hacia arriba, apuntando la punta de su filo a elean que estaba justo enfrente de mí.

--al final de todo perdí no es cierto elean?—dije mientras la última lagrima de mi cuerpo caía de mis pupilas.

Lance la hoz hacia el cuerpo ya desfallecido de elean. Reclame su alma. Terminaba una guerra que ninguno de los dos empezamos, pero que los dos tuvimos que sacrificar nuestras vidas para acabarla.

A veces el cielo es injusto.