¿Eres Hyacinth? Me sobresalte al escuchar alguien hablar. cuando me gire había una mujer, la cual me miró un poco sorprendida, sí, dije insegura, Bueno yo soy Marta a su servicio, estoy aquí para asistirle las 24 horas del día, con lo que sea necesario.

Oh cierto él señor Johnson me dijo que estarías aquí, Mucho gusto dije dándole una amplia y amigable sonrisa, sígame señorita, la llevare a su oficina, dijo la mujer mientras me enseñaba un poco la casa, al llegar a la puerta blanca aquella la abrió. Tenía mi propio escritorio de cristal, había otra pequeña librería, un sofá, un jacinto púrpura sobre la ventana, lamparas decorativas, tenía acceso al jardín desde mi oficina, mis cosas ya estaban arregladas, y la computadora tenía mi nombre, coloque mi abrigo y bolso sobre él perchero, y me senté en mi silla frente al escritorio,

Con permiso señorita Smith, algo más en que pueda asistirle?

Sonreí, no tienes que llamarme por mi apellido, puedes decir mi nombre, No señorita al joven Johnson no le gusta, bueno si al idiota no le gusta, está bien puedes llamarme Smith frente a él pero entre nosotras Hyacinth está bien, la mujer asintió.

¿Idiota? me congele al escuchar esa voz causando él erizo de mi piel, aclare mi garganta levantándome con rapidez arreglando mi blazer, tome un suspiro diciendo, no lo que decía era que mi hermano es un idiota.

Oh entonces tú hermano, también se apellida Johnson, pero tú eres Smith? Le di una sonrisa nerviosa, Oh...si, somos de dos padres diferentes, pero compartimos la misma madre, aquel se acercó a mi rostro, retrocedí chocando con mi escritorio dejando caer mi engrapadora, trague bruscamente sentía él respirar de Aiden sobre mi rostro, aquel sonrió con satisfacción y se alejó.

No sabia que tenias un hermano, y ¡Marta que haces allí parada! ¡Lárgate a cocinar! me exalte al escucharlo gritarle a Marta, aquella miraba al suelo y asintió disculpándose, desapareciendo de mi oficina, aquel volvió a arreglar su corbata, para luego acariciar su cabello, este giro en dirección mía, ¿Qué haces allí parada? no deberías estar haciendo entrada de datos, oh si claro dije nerviosa, sentándome sobre la silla recogiendo la engrapadora y desbloqueando la computadora, aquel salió de la habitación dejándome en completo silencio, me levanté cerrando la puerta de la oficina, encendiendo él humidificador poniendo unas gotas de aceite de lavanda en él, volví a mi escritorio y puse un poco de música relajante mientras seguía haciendo mi trabajo.

Horas después, estaba cabeceando estoy cansada, creo que él sonido de la música y él humidificador me relajo demasiado, me levanté de mi silla y me dirigí a mi bolso en él tenía varias botellas de café frío, saqué una de sabor a caramelo y avellana, cambié la música a algo más movido, y empecé a bailar mientras tomaba el café, al terminarse la botella fui y tomé otras dos, una de sabor a mocha y la otra doble espresso, al terminar fui y saque otra sabor a vainilla, ya me había tomado tres y aun no sentía la energía suficiente para estar sentada frente la computadora, cambié la música a punk rock y lo subí todo volumen, me abrí un poco mi camisa, me quite mis tacones, y empecé a sacudir mi cabeza de lado a lado, mientras tomaba sorbos del cafe.

¡Que demonios haces!

¡Hyacinth!

¡Hyacinth! sentía la vibración de la música entre mis venas, empecé a sentir el sudor caer sobre mi rostro, coloque mi lata de café sobre la mesa y tome una goma de cabello para atarlo, mientras sigo moviendo mi cabeza suavemente al ritmo de la música, cuando de pronto veo la lata de café ser arrojada sobre el suelo, me di la vuelta para encontrarme con la cara roja y furiosa de Aiden, aquel miro hacia un lado y apago mi computadora.

¡Que demonios haces!

¡Quien te dio el permiso de ser ruidosa en mi casa!

¡Te di la orden de que no podías tomar cafeína!

sentí mi sangre arder, ya estaba harta de todos en esta compañía y sus maltratos, sus gritos, sus abusos, al recordar todo esto explote,

¡mírame idiota me vale madres de que seas él dueño de la mejor compañía del puto mundo, tú no eres nada mio y mucho menos eres mi padre, tengo veintitrés años y puedo hacer lo que se me pegue la gana imbécil!

¡Como se te ocurre apagar la computadora, los documentos y las entradas de datos no estaban guardados!

Aquel se aflojó la corbata y suspiro en frustración.

¡Soy tú puto Jefe!

¡Trabajas para mi, y si te ordeno a que te mueras de hambre lo haces porque para eso te pago!

¡Todos que estén bajo mi mando son mis esclavos y hacen lo que yo diga, cuando yo diga y como yo diga! Sabes que, tienes toda la noche para volver hacer las entradas de datos, y tienes prohibido tomar cafeína o cualquier cosa que afecte tu salud, y ya veo que no puedo confiar en tus palabras, bromeaba cuando te dije que te tenía vigilada, pero desde ahora si serás vigilada, y revisada cuando entres a esta casa y cuando estás fuera de ella estarás vigilada 24/7, este me tomó bruscamente de la mano,

¡Suéltame! gritaba mientras me arrastraba por los pasillos de la casa, lo pellizque y aquel se enojó deteniéndose, para luego cargarme sobre su hombro, le daba fuertes golpes sobre su espalda, pero simplemente no hacían nada sobre esta musculosa espalda,

¡No me quedaré aquí toda la noche psicópata! dije bajándole la intensidad a los golpes jadeando.

¡Te cansaste malcriada! aquel me bajo y me sentó sobre una silla, estábamos en el comedor de la casa, y mire los candelabros de cristal que decoraban el comedor, con mis manos cruzadas sobre mi pecho, jadeando enojadamente, aquel se sentó frente a mi y me miró con un gesto de irritación, soltando los botones de sus mangas, se acercó a mi una dama de cabello castaño vestida de mesera, me dio un menú, alce mi mirada.

¿Es enserio? necesitas un menú especial solo para ti. aquel sonrió, es especial solo para las malcriadas como tú, allí tienes la opción de lo que puedes comer, mis empleados hicieron una investigación, en la comidas que puedes consumir, ellos si hacen lo que yo le diga porque como dije para eso les pago, dijo mirándome fijamente con una sonrisa intimidante llena de satisfacción.

Como odio a este hombre.

The Love Of ThornsWhere stories live. Discover now