"CON LA MIEL EN LOS LABIOS"

*II*

"Te conocía de hacia 5 minutos, en 5 meses te perdere de vista y en 5 años ni me acordaré de tu nombre"...

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Han transcurrido 5 años desde la ultima vez que Carla y Samuel hablaron, desde que se dieron su último abrazo y beso en aquel aeropuerto. En el cual se hicieron una promesa y la cual por azares del destino no pudieron cumplir.

Carla al llegar a Nueva York y reunirse con Lucrecia y Nadia, se centró en sus estudios. Ingreso a la universidad de Columbia junto con sus amigas y se matriculó para estudiar Economía, necesitaba tener conocimientos para poder llevar y sacar adelante su negocio.

El convertirse en la dueña y señora de las bodegas de vinos marquesados de Caleruega la tenía en la mira de muchos empresarios, socios de su padre quienes creían que en menos de un año el negocio familiar se iría a la quiebra, se preguntaban qué como era posible que una cría de tan sólo 18 años pudiera ser la dueña de todo eso.

Afortunadamente logró tapar las bocas de todos los que alguna vez no creyeron en ella. El negocio iba repuntando de maravilla, Valerio había hecho muy bien su encomienda y siempre la mantenía al tanto de todo lo que sucedía, era el encargado de las relaciones públicas. El organizar cenas y fiestas para promocionar los vinos se le daba de maravilla al igual que el uso de las redes sociales.

Carla en ocasiones viajaba a Madrid para poder reunirse con algunos inversionistas que estaban interesados en aquel negocio, pero sobre todo querían conocer a la futura marquesa de Caleruega que se estaba convirtiendo en una de las empresarias más jovenes de esos tiempos.

La rubia no perdió contacto con Yeray, al final de cuenta él se había convertido en su primer socio y cuando pudo recuperar todo el dinero que el chico había invertido para salvar las bodegas se reunión con él y le devolvió cada euro que les proporcionó.

De todos sus amigos con quienes compartió muchos momentos en las Encinas, además de Valerio, mantuvo contacto con Ander y por supuesto con Lucrecia y Nadia.

Las tres chicas habían consolidado una gran amistad y todas las diferencias que alguna vez tuvieron quedaron en el olvido. Vivían juntas en un departamento en Manhattan, ninguna de las tres había pensado en volver a su vida en Madrid. Compartían la renta de ese lugar el cual en todo ese tiempo había sido testigo de risas, lágrimas y alguna que otra discusión. Pero sobre todo del apoyo que se brindaban cuando alguna se encontraba en problemas.

Las tres ya había culminado la universidad. Nadia se había graduado en Ciencias políticas y se encontraba trabajando en una dependencia de gobierno donde había hecho su pasantía. Lucrecia culmino sus estudios en relaciones internacionales, Carla le pidió que se uniera a su equipo y junto con Valerio lograrían expandirse al continente americano. La mexicana con mucho gusto acepto, quería demostrarle a su padre que podía salir adelante sin la ayuda de él.

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Hacia casi 6 meses que Carla no viajaba a Madrid. Ella se encontraba en el salón del departamento revisando unos informes que su padre le había enviado de las ventas que se habían obtenido durante ese mes. Eran finales de junio y se acercaban dos fechas muy importante y las cuales habían marcado la vida de todos.

Estaba tan concentrada mirando la pantalla de su tableta que no esucho cuando Lucrecia se acerco a ella.

— Ey bitch!!! — le decía Lucrecia mientras la movía del brazo. Carla la miró preocupada — Joder!!! Se que te gusta tener éxito en todo, pero cari necesitas un descanso — le dijo la mexicana.