Asuntos de familia

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Tanto Aang como Katara estaba emocionado por su cita, ambos estaban libres el fin de semana para cuando terminaran las clases e iniciará el periodo vacacional, aunque se mantuvieron en contacto por mensajes durante solamente media semana, averiguaron que vivían relativamente cerca; Aang vivía en un departamento de los edificios altos y Katara en las casas que se encontraban detrás de esos edificios, Katara le había contado a Aang que tendría que irse dentro de dos semanas a su lugar de origen para visitar a su abuela, Katara era del Polo Sur, mientras que Aang venía de la nación aérea, Katara estudiaba Psicología y Aang artes y diseño, los dos se sentían cómodos hablando, sabían que se acababan de conocer, pero era cómo si con cada mensaje fueran reforzando su amistad.

Aang: "Entonces, ¿Cuándo te irás?".

Katara: "Dentro de una semana".

Aang: "No quisiera que te fueras, ni siquiera hemos podido salir a comer".

Katara: "Por eso saldremos mañana".

Aang: "Está bien, pero prométeme que seguiremos hablando".

Katara: "Por supuesto".

Katara dejó su celular en la mesa de la cocina para servirse algo de jugo que estaba en la nevera.

—¿Quién es este? — pregunto Sokka al ver los mensajes en el celular de su hermana.

—¿No tienes algo más interesante que hacer? — ella intento quitarle el teléfono, pero él alzó la mano para que no lo alcanzara.

—No hasta que me respondas.

—Es sólo un amigo Sokka, devuélveme el teléfono— protestó ella cruzándose de brazos.

—Aquí dice que irán a comer, ¿A dónde irán, exactamente? — pregunto con la ceja levantada.

—No lo sé Sokka, sólo saldremos, lo veré en el centro comercial mañana— Katara al fin logró quitarle el teléfono, le molestaba que su hermano fuera algo sobreprotector.

Sokka la miró con ojos entrecerrados como si tratara de leer su mente.
—¿Quién te dio permiso de ir? — le cuestionó tratando de encontrar una excusa para que ella no fuera.

—Vamos, Sokka, tengo diez y ocho años, puedo salir con quién yo quiera— Comenzó a enojarse.

—Pero yo soy quien debe cuídate mientras papá no está— sabía bien que su padre cuando salía a sus viajes le dejaba a cargo de su casa y al cuidado de su hermana.

—¿Es en serio, Sokka?; ¡Soy yo quien debe cuidar de ti algunas veces, soy más madura que tú y prácticamente hago casi todo aquí! — Ahora en serio estaba enojada, no toleraría que su hermano inmaduro tratara de decirle lo que podía y no hacer.

Katara se marchó a su habitación sin dejar oportunidad a qué Sokka le reprochara algo más.

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—No losé, amigo, ¿Debería llevarle algo? — Dijo el chico tendido boca arriba sobre la cama y a un lado de él estaba recostado su gran amigo peludo.

—¿Crees que le guste el pastel de frutas? — el esponjoso perro solo bostezo y volvió a recostarse sobre las mantas.

A Aang siempre le contaba todo a su perro marrón con blanco de raza terranova, sabía que no lo entendía, pero hablar lo que pensaba lo hacía sentir mejor y menos solo.

Aang miró el techo pensando en un regalo que no fuera demasiado extravagante pero tampoco tan simple, él era un muchacho muy simple, no necesitaba riquezas para ser feliz, ni siquiera tenía muchas posesiones y eso lo hacía una persona humilde.

Trazando el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora