Me encuentro en un hermoso hotel de Madrid sobre la Gran Vía. Es viernes, son las 7:30 de la noche y con mis amigas nos estamos preparando para ir a cenar a algún bar en la Plaza Mayor, y luego irnos a una rave techno a unas paradas del subterráneo. Nuestra habitación da justo a la avenida y se puede ver todo el movimiento de personas y los edificios de no mas de cuatro pisos. Es mi primer viaje fuera de mi país con mis amigas. Viajamos a otros lugares, pero dentro de Argentina. Tengo un grupo grande y con las mujeres más lindas que me pudieron tocar como amigas, a pesar de nuestras histerias. Ésta vez viajamos pocas, ya que lo pensamos dentro de mi sub-grupo de amigas: Violeta, Camila, Vera, Lucrecia y yo, Juana. Luego de conocer Madrid -ya que ésta es nuestra primera noche- pensamos ir directo a Berlin, el epicentro de las raves y la electrónica. Pensamos ponernos del orto en éste viaje; yo y Viole nos encargamos de meternos a grupos de Facebook de viajeros argentinos en Madrid para buscar un "camello" que nos venda porro, MDMA y éxtasis. Gracias a nuestro arduo trabajo, lo logramos. Mientras las demás se terminan de maquillar y prepararse -tardan muchísimo- Viole y yo nos ponemos en contacto con el camello para ya tener a mano lo que nos corresponde.
-¿Vamos? - le digo mientras juntas nos dirigimos a la salida de la habitación; paralelamente, me asiente.
Nos encontramos con él a unas cuadras, en la estación del metro "Sol". No tardamos mucho en llegar, estábamos llegando un poco tarde.
Nos fuimos directo a la Plaza Mayor, ahí nos encontraríamos con las demás. Por suerte todas nos cambiamos las líneas por las empresas de acá, así íbamos a tener internet y poder contactarnos.
Nos sentamos afuera, el clima está hermoso, fresquito pero con un calorcito suave. Decidimos hacer la clásica de cualquier turista y nos pedimos paella al estilo valenciano y mucha, mucha cerveza. Todo es risas y diversión.
