—¿Qué?— El sonido empezó a fallar, Mina colgó. —Recompensarme... ¿Qué?— Todo éste asunto le dio mala espina, ¿Exactamente que ocurrió allí? Necesitaba saberlo.

La castaña empezó a flotar por la sala, girando en círculos en el aire, necesitaba meditar sobre lo que estaba pasando exactamente. Recibió una notificación, era un mensaje de la rosada que explicaba sobre el fallo en su <misión como espía>

Ochako palideció de tan sólo leerlo. El mensaje estaba fragmentado en dos partes, la primera explicando vagamente que Bakugou había descubierto la razón por el repentino cambio de actitud con él, y la segunda parte era una disculpa con caritas tristes. De paso, Ashido envió una selfie de ella junto al Bakusquad mientras todos detenían a Katsuki; quién intentaba salir por la puerta de su casa, claramente cabreado.

"Está bien, Mina, sé lo que debo hacer, gracias por todo, y si no sobrevivo, no te sientas culpable!"

Envió el mensaje y suspiró, los héroes no deben temerle a la muerte... [?]

Fue a dejar los instrumentos de limpieza a su lugar en lo que aguardaba a que él llegue, o quizás no, quizás estaba siendo paranoica y eso no iba suceder, es decir, ¿Que probabilidad había de que él realmente vaya hasta allí? No estaba siendo realista...

O tal vez sí. Al cabo de unos minutos, escuchó la puerta siendo golpeada repetidas veces y con brusquedad, si no iba pronto capaz sea derribada. Apresurada fue y agarró la perilla de la puerta, soltó un último suspiro, y decidida, abrió.

—¡Buenas noches, Bakugou! ¿Qué te trae por aquí?— Exclamó con gentileza, tratando de dar a entender que se alegró de verlo. Katsuki hizo un gesto de asco ante tan mala actuación.

—Me debes explicaciones, cara redonda.— Masculló, irritado, la hizo a un lado y pasó al otro lado de la puerta.

—Ah... sí, claro, pasa, tienes todo el permiso del mundo de pasar.— Trató de no sonar sarcástica, pero el hecho de que él entrara tan tranquilamente...

Tomaron asiento en el sofá de la sala del apartamento, pero ver la mirada tan enojada y penetrante de Katsuki la incomodó demasiado, era escalofriante.

—Iré a traer algo de comer, ya vuelvo.— Tras decir eso, se levantó y trató de ir, mejor dicho, escapar hacia la cocina, para su mala fortuna el rubio fue lo suficientemente rápido como para levantarse y detenerla sujetando su brazo.

—No huyas, me dirás ahora.— La hizo voltear y no le despegó la mirada en ningún momento.

—Pues, ¡Pues yo no hubiera tenido que hacer nada malo si tú no fueras así!— Reveló de golpe ella, frunciendo el seño.

—¡¿Así como?!— Él se exaltó más.

—Pues así, como si tooodo el mundo girara a tu alrededor, y no, no es así, Bakugo.— Mientras decía eso, le daba piquetes con el índice en el pecho al rubio.

—Espera, ¿Qué?— Eso no era verdad, desde su punto de vista. —¡Jamás he actuado así!

—Lo haces todo el tiempo, y pareciera como si no te importasen las personas, eres demasiado cruel, y malvado, y manipulador.

—¡No tienes ningún derecho a decirme manipulador!— Apenas notó que se había iniciado una discusión que probablemente acabe mal... No, él no fue hasta allí para eso. Le soltó el brazo, se cubrió el rostro con una mano y suspiró, frustrado.

—Creo que fue suficiente ¿No tienes otra cosa que reclamar?— Ella se cruzó de brazos, levantando el mentón tratando de parecer firme. —Porque si es así puedes...

—Uraraka.— La mencionada guardó silencio y prestó atención, era ahora o nunca. —Sé perfectamente que el mundo no gira alrededor mío, y no, no vine aquí para reclamarle nada, sino más bien porque sé que no me he esforzado lo suficiente.— Hubiese vomitado luego de decir eso, de no ser porque la tenía a ella en frente. —Yo, quiero decir tú, a mí... Tú...— ¿Porqué las palabras no le salían? —¡Agh! ¡Sabes lo que sigue, no me hagas decirlo!— Chasqueó la lengua, un mal hábito que no había logrado corregir.

—Inhala profundo, mantén el aire en tus pulmones, suelta lo que debes decir y luego exhalas, es un gran método.— Explicó la castaña, cerrando los ojos y levantando el dedo índice.

—¡Deja de burl— No alcanzó a acabar su reclamo, pues ella flotó hasta alcanzarlo, lo apresó con ambas manos sujetando su cabeza y nuca, y procedió a callar sus palabras con un beso, Ashido le había dicho que eso funcionaría en momentos de "emergencia." Éste acto le arrebató los sentidos a Bakugou por unos instantes, lejos de apartarla; correspondió, pero no de la manera que se esperaba.

Ese beso estaba plagado de furia, frustración y resentimiento, no fue nada gentil, ambos expresaban lo mismo. Pero pronto se fueron apasiguando los sentimientos negativos, revelando verdades ocultas que ninguno de los dos se atrevía a contar; como que ellos en verdad se quieren, que el orgullo no les permitía tratar al otro como deseaban y eran inmaduros, tanto como para empezar un juego absurdo con tal de no admitir la realidad.

Katsuki sujetó con ambas manos la cintura de la castaña, apegándola más, no quería separarse, quería seguir sintiendo esa calidez tan reconfortante que ella emanaba.

Pero nada dura para siempre, al quedarse sin aire, se separó del angelical rostro ovalado de la chica, apartando la mirada hacia un lado. Ochako por su parte, no tendría el valor de verlo de frente para decir lo que quería, por ello escondió su rostro entre el hombro y cuello de él.

—También me gustas.— Confesó finalmente, después de tanto, esas palabras obtuvieron un significado demasiado grande para el rubio; quien sólo se mantuvo en silencio, la abrazó con toda su fuerza.

Uraraka deslizó sus manos desde las mejillas de él hasta sus hombros, viéndolo ya de frente, sin apartar su mirada de los ojos ajenos. —¿Me perdonas?— Dijo ella, parpadeando repetidas veces mientras sonreía, solía hacer eso de niña cuando sus padres la regañaban, era infalible.

El rubio no se movió ni enunció palabra por unos cuántos segundos que parecieron eternos, esa mujer sabía como manipularlo, pero no se lo iba permitir. ¡Ah! Lo hacía enojar tanto.

—¡Ni creas que eso funcionará conmigo!— Alzó la voz de repente, soltándola, apartándose y dirigiéndose a la puerta de salida, algo confundido.

—¿Entonces si estamos saliendo?— Uraraka usó sus manos colocándolas alrededor de su boca como si fuese un altavoz y pronunció aquello con tanta gracia.

Bakugo regresó de inmediato y la señaló con su dedo desde una distancia segura para él. —¡Claro que sí, idiota!— Tras decir eso, se marchó de nuevo, no sin antes azotar la puerta al salir.

Uraraka se quedó en silencio uno, dos, tres segundos, hasta que finalmente se rió, negando con la cabeza, tal vez deba escribirle por mensaje luego, por ahora sólo iría a preparar algo de comer, le esperaba una larga charla telefónica explicando a sus cómplices de su éxito.

También le esperaba, mejor dicho, les esperaba un largo camino para recorrer juntos.

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El héroe N°3. ⌦ᴋᴀᴄᴄʜᴀᴋᴏWhere stories live. Discover now