Ponernos en situación.

10 1 0
                                    

Ser adolescente creo que es una de las partes mas complicadas que viviremos en nuestra vida, muchos hablan de ellos como si de monstruos fuma porros se tratase, otros añoran aquella época tan entrañable de su vida, y las películas por lo contrario se dedican a engañarnos haciéndonos creer que lo que vamos a vivir los próximos años se basara en sexo, alcohol, fiestas, amores de verano, y que todos sabremos con profundidad quienes somos en el minuto exacto en el que nos lo pregunten. !PUES NO! Siento informaros de que todo esto es mentira, a partir de ahora vamos a tener que luchar con uñas y dientes contra nosotros mismos, para de alguna forma conseguir encontrar y definir quien será nuestro yo futuro, y estos próximos años estarán llenos de dudas, miedo, indecisiones, a parte de las partes bonitas de las películas, claro, no va a ser todo malo.

Soy Abril, y como habéis comprobado soy un tanto catastrofista, nos os preocupéis, mi familia esta acostumbrada. Tengo 16 años, y si a alguno o alguna le hace falta imaginarme, aquí va mi descripción, mido no mas de 1, 58 , tengo el pelo negro azabache, y los ojos verdes, tengo unas indeseables pecas esparcidas por toda la cara para mi desgracia, y mi mayor hobby en el mundo es hablar, jamás me callo, defectos de fábrica.

Bien, empecemos, porque os puedo asegurar que lo que os voy a contar a partir de ahora os hará replantearos si queréis dejar de ser adolescentes, porque por si no os habéis dado cuenta, es la peor parte. Si, catastrofista, lo sé.

Bien, he de aclarar el hecho de que mi vida no es ni de lejos como en las miles de películas americanas que habéis visto, es más bien, aburrida, pero no se alarmen, hablo mucho, por lo que no se aburrirán. Y después de aclararlo todo, comencemos.

Vivo en una casa a las afueras de mi ciudad, pero lo positivo es que uno de mis mejores amigos vive cerca, por lo que cuando decido sacar a mis pies a pasear, suelo contar con su ayuda, son muy rebeldes. Él es la persona más alegre que ha pisado este planeta, por lo que contrastamos muy bien, yo doy una pizca de realidad, y el da su alegría, por lo que perfecto.

Normalmente solemos quedar diez minutos antes, porque soy un poco tardona, soy un pack completo, pero ya esta acostumbrado, y con el tiempo vosotros también.

Me hice una coleta, me puse unos leggins negros, con una camiseta amarilla, y mientras que cogía 5 euros me colocaba las zapatillas. A los 5 minutos estaba en la calle, corriendo en dirección a donde habíamos quedado, y con los pelos hechos un desastre debido a que el coletero se me callo mientras que me ponía las zapatillas y no me di ni cuenta. Cuando por fin llegué al sitio en el que habíamos quedado,vi como Jorge se quedaba mirando y al instante empezaba a reírse, yo con mi gracia natural decidí tirarle las llaves a la cabeza, a los que el respondió con un sonido que mezclaba la risa y la disculpa, muy típico en él.

- Te parecerá bonito reírte de tu mejor amiga. dije a modo de reproche, fingiendo un cabreo.

- Me merezco reírme de ti, teniendo en cuenta que has vuelto a llegar tarde, y encima vienes con el pelo hecho un desastre, señorita bruja tardona. dijo a la vez que se reía.

-JA JA, me muero de la risa. dije con tono sarcástico.

-Venga, no te cabrees, sabes que solo me río para molestarte. ¿A dónde quieres que vayamos?

-Chocolate, dije mientras lo miraba como si fuera una niña pequeña.

- Menos mal que voy al gimnasio, porque si fuera por tus dietas.

Fuimos riéndonos de cosas sin sentido alguno hasta que llegamos a la cafetería donde servían los mejores chocolates de la ciudad. Cuando llegamos, nos sentamos, y pedimos. Dedicamos el resto de la tarde a hablar y a reírnos de cosas sin sentido, hasta que se hizo mas atrde, y decidimos irnos cada uno a su casa.
Cuando llegue a mi casa, fui directa a mi habitación, y de nuevo allí, sola, me acosté en la cama, y comencé a pensar en todo, todavía no entendía cómo era tan fácil hacerlo, era demasiado fácil salir ahí afuera y fingir que era la persona más feliz y segura del mundo, y a veces hasta yo misma me lo creía, pero cuando llegaba a mi habitación, mi cabeza como si de un jarro de agua fría se tratase, comenzaba a crear pensamientos sobre todos los defectos de los que estaba completa, y a esto de sumaba las innumerables comparación que hacía con cualquiera que pasase por mi margen de visión. Odiaba estar sola, porque odiaba juzgarme a mi misma, pero por otro lado estando sola era la única forma de estar tranquila, aunque eso supusiese infravalorarme constantemente.
Después de mis inmensos minutos de diálogo interior, decidí ponerme el pijama e irme directamente a la cama, y esperar a un nuevo día, a la vez que me prometía a misma dejar de pensar cosas innecesarias, y de esa forma mi sueño se llevó todas mis promesas una vez más, para comenzar de nuevo el día.






Malditas apariencias.Where stories live. Discover now