08. |♡| Sorpresa.

Comenzar desde el principio
                                    

—Me tientas a quedarme. —tocó sus brazos sobre la tela hasta llegar a sus manos y entrelazar nuestros dedos.

—Ya, vamos. —insiste divertido, dejando escapar su armoniosa risa separando nuestros cuerpos y tirando de mi mano.

...

Han pasado cuarenta minutos de viaje y no tengo ni la más mínima idea de a donde vamos.

Estaciona el auto afuera de lo que parece ser una cabaña, levanto una ceja mirándolo y me sonríe bajando del auto.

El lugar es grande, demasiado lujoso, tipico de mi amado y millinario novio. Quito el cinturón y abro la puerta, Benjamín se encuentra frente a esta para tomar mi mano y sacarme del auto, tiene algo en su espalda.

—¿Qué es...? —no me deja acabar mi oración que saca una pequeña tela blanca.

—¿Te he dicho que se te ve hermoso el blanco, amor? —sonríe con ternura y no puedo evitar reír.

—¿Qué está pasando, Benjamín? —pongo mis manos sobre mis caderas, se le ve nervioso y no puedo imaginar lo que está haciendo, no es mi cumpleaños, ¿es nuestro aniversario? Carajo —. ¿Acaso olvidé alguna fecha especial que se realiza este día? —pregunto divertida ante mi idiotez pero con algo de temor. Él ríe mientras me hace una seña para que me de vuelta, hago lo que me pide.

—No, cariño. —coloca la venda sobre mis ojos. Me siento aliviada de que así sea, pero no me gusta tener una tela cubriendo mi vista.

—Esto de la venda es la cosa más trillada que hay Benjamín, sabes que no me gusta las sorpresas. —tocó sus manos rogando que no me ate está cosa. Él ríe, ronco y dulce como siempre. Toma mi cuerpo y me gira con lentitud.

—Lo sé, esa es la mejor parte. —sus labios llegan de imprevisto tocando los míos y salen de la misma forma dejándome con ganas de más. Sus manos parecen querer alejarse de mi cuerpo y las tomo con rapidez.

—No me sueltes. —ruego temerosa a caerme, soy el sinónimo o significado propio de torpeza.

—Jamás. —murmura a un lado de mí oído causándome unos placenteros escalofríos.

Mis pies dejan el suelo haciéndome gritar, las manos de Benjamín toman mi cuerpo cargándome como princesa logrando que ria.

—Ay no, ¿a dónde vamos?, ¿por qué está venda? No quiero, no quiero, no quiero. —me pongo en modo niña caprichosa y miedosa, Benjamín ríe y camina sin apuro.

—Te dejas esa venda o no recibirás nada de este hermoso cuerpo. —me hecho a reír a carcajadas mientras me aferró a él para no caer.

—Eso suena aterrador. —me burló aún sin poder parar de reír.

—Bien, llegamos. —me baja con cuidado y me siento desestabilizada al tocar un suelo diferente, tal vez es césped. Sus manos me dejan completamente y me quedo quieta en mi lugar nerviosa, todo es muy silencioso.

—¿Lista preciosa? —su voz es casi un grito lejano. No sé qué hacer, aprieto mis labios mientras asiento levantando mis pulgares —. Quítate la venda entonces. —suspiro con alivio y sonriendo me quito la venda.

—¡Sorpresa! —se escuchan muchas voces al mismo tiempo, el grito me hace dar un pequeño salto en mi lugar logrando la risa del público.

Veo a las personas a mi alrededor, mis amigos, mis familiares y ambos de Benjamín están en el gran patio de este lugar.

—Wow, hola. —digo sorprendida con una sonrisa. Algunas personas ríen mientras otras sonríen.

Me paso a saludar a algunos conocidos, y siento que alguien toca mi hombro. Me doy la vuelta y veo a mi mejor amiga en un vestido naranja con puntos blancos, es de manga corta, tiene bolados en su cuello en v, en la parte cruzada de su falda y una cinta por encima de su pancita de cuatro meses.

ℳάs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora