Capítulo 1: Meteorito

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Cuando terminó su día, había oscurecido por completo y eran casi las nueve de la noche. Había ido y venido entre las dos facultades una y otra vez.

Estaba agotado y hambriento, así que decidió consentirse un poco e ir a su cafetería favorita. Revisó por el espejo retrovisor antes de salir del estacionamiento, pero justo cuando lo hacía algo golpeó la parte trasera de su auto, fue tan rápido que ni siquiera pudo ver que era, fue como si hubiese aparecido de la nada.

El primer pensamiento que vino a su mente fue <¡Atropellé a alguien!>

Alarmado descendió del vehículo rápidamente, y se apresuró a revisar la parte trasera. Para su sorpresa no había nadie allí, pero si una terrible abolladura en su auto. Con las piernas temblándole se agachó para verificar por si acaso había un cuerpo inerte debajo de alguna llanta.

No había nada. Se levantó confundido. ¡A caso...! miró a su alrededor, quizás el cuerpo había sido lanzado con tanta fuerza que salió volando y estaba más lejos.

Al observar a su alrededor se dio cuenta que literalmente no había ni una alma en ese lugar, y todo lucia bastante tétrico. Revisó una vez más, sin poder comprender de donde vino el golpe que tenía su auto, quizás... ¿un animal que se fue corriendo muy rápido? Agitó la cabeza. –Eso no tiene sentido –se regañó.

Aun con una sensación de desasosiego volvió a su auto. No sabía que era peor si atropellar a alguien o atropellar a lo que parecía ser literalmente nada.

Decidió ir directamente al condominio en el que vivía y olvidarse del café. Cuando estaba por llegar pensó en ir a la policía y contar lo ocurrido. Renunció a la idea al imaginar los titulares <<Estudiante de medicina atropella a alguien y se da a la fuga. El cuerpo de la víctima aún sigue desaparecido.>>, eso era mala idea.

–¿Dañó nave? –La voz venia del asiento trasero.

Casi choca de nuevo en una misma noche al frenar abruptamente, como pudo salió del camino y se detuvo al lado de este. Se giró en estado de alarma, y ahí sentado como si nada, estaba un tipo que llevaba en la cabeza un bowl de arroz vacío a manera de casco.

–...

–¡Ahhhhhhh!

–...

El chico menudo de cabellos rosas también gritó asustado al tiempo que se hacía bolita en su asiento.

–Tu... ¿pero qué demonios? –dijo Gxxod. El otro chico irrumpía en su auto y cuando era descubierto en lugar de hacerse responsable se ponía a llorar como bebé.

Gxxod tuvo que descender de su auto para ir atrás a sacar al chico llorón.

–Fuera. Sal del auto ahora. –dijo sin humor. El chico llorón lo miró por el rabillo del ojo, pero no se movió y siguió lloriqueando.

Gxxod tiró de él hasta que consiguió sacarlo del auto. El misterioso chico ni siquiera tenía zapatos, sus pies lucían lastimados como si hubiese andado descalzo todo el día.

–Waaaaaa.... –El de cabellos rosas, soltó un berrido digno de un niño de seis años... Los pocos transeúntes, que pasaban a su lado miraron mal a Gxxod inmediatamente como si él fuera el que perturbaba la paz.

<<¡Tan desalmado!>> comentó alguien <<¿Cómo puede abandonar a su novio en ese estado?>> dijo alguien más.

–Deja de llorar –ordenó Gxxod incomodo

–No regañes a Bas. Yo quería tomar nave tuya cuando tú no ocuparla.

Gxxod estaba seguro que en este momento debía de tener un tic en el ojo izquierdo. El enano estaba confesando que iba a robar su auto. ¡Qué sinvergüenza!

Mi Acosador es un AlíenWhere stories live. Discover now