1. ¿QUÉ HICIMOS?

129 19 2
                                    

Todo está hecho un desastre, el desfile ha terminado, menos mal. Llevo todo el día de pie yendo de un lado a otro, trayendo y llevando, vistiendo y maquillando a las modelos, supervisando y controlando. Estoy hambrienta y cansada, pero antes de que podamos salir Daniel, mi amigo, diseñador y mi jefe me dice:

–Lucia, ¿Puedes esperar momento? Termino de hacer una entrevista y vamos a celebrar con los demás, yo invito la comida–el peli teñido se asoma por la puerta y yo asiento levemente dejándolo contento con mi actitud pasiva. Si se trata de comida gratis, ¿Por qué no?

Me tumbo en una silla sintiendo como todos mis músculos duelen por el esfuerzo, ahora me encuentro en una posición no muy elegante, estoy sentada como un borracho a punto de perder la conciencia.

Reviso mi celular rápidamente, no tengo llamadas ni mensajes y en parte me siento un poco decepcionada. Sé que le dije a Rose que estaría ocupada el día de hoy, pero un mensaje no haría daño, aunque tampoco debería enojarme demasiado, al fin y al cabo ella es una mujer ocupada e importante ahora...

Sin esperar un segundo más la llamo, y me deja esperando varios timbres antes de contestar.

– ¡Hey, Lu!–suena alegre– ¿Has terminado de desfilar?

Hago una mueca.

–No... Yo no estaba modelando, ya quisiera, solo supervise y escuché los gritos de Daniel todo el día.

Hay silencio durante unos segundos.

–Oh... Lo siento, es que... Como me contaste acerca de querer modelar de nuevo pensé que Daniel ya te había dado el visto bueno.

–Mmm... No, me dijo que ahora mismo no necesita a alguien con mi perfil, además creo que le hice saber tarde, justo unos días antes del desfile, pero bueno, será después. También me echo en cara el no haber aceptado a modelar desde que llegue al país.

Una señora de avanzada edad y medio jorobada entra a la habitación con guantes en la mano yendo directamente a recoger el desastre entre prendas, envoltorios y otras cosas del suelo.

–Todos te dijimos que modelaras y no nos escuchaste–regaña Rose, apuesto que ahora mismo debe estar rodando los ojos y pensando: "–Te lo dije".

–Bueno, créeme que lo hubiera hecho, pero en aquel entonces no quería que mi papá supiera ni mi número de teléfono.

Me levanto de la silla tomando una bocanada de aire. Me da un poco de pena con la señora que tiene que recoger nuestro desorden sin que nadie le ayude, y vaya que es demasiado caos en una sola habitación. Le digo a la señora que yo recogeré la ropa, de todas formas debo regresarla a su lugar, así que cuando termino voy caminando por los pasillos asegurándome que nada se quede. Es nuestro primer desfile a esta escala tan "profesional", creo que en algún momento se nos salió de las manos, necesitábamos más personal, pero al final todo salió bien.

Rose me habla mientras come, son las nueve de la noche, ni siquiera he almorzado, dudo que ella también lo haya hecho, como les dije, ella ahora es una mujer importante, por consecuencia, su agenda está más ocupada que la de la reina de Inglaterra.

–Por cierto–interrumpo su desagradable sonido de mascar mientras habla– ¿Fueron a ver a Han? Hoy ya cumple tres meses desde que...–ni siquiera me atrevo a terminar, aprieto mi lengua contra el paladar y trago duro, mis labios se cierran con fuerza, solo.... No soy capaz.

–¡Ah! Si, fuimos, está igual que siempre; con los ojos cerrados y dormido.

<<–Ojala solo estuviera durmiendo>>, pienso.

–No hay ningún cambio, no hay noticias nuevas, él no da un paso hacia atrás pero tampoco avanza–Rose suelta un suspiro.

Me muerdo los labios y cierro los ojos con fuerza, siempre que tocamos el tema un grueso nudo en la garganta me impide respirar correctamente, los ojos de repente me arden y siento la humedad.

TRES NO SON MULTITUDWhere stories live. Discover now