La Otra Guardiana (Akatsuki No Yona x Oc)

Capítulo 1: Encuentro

Sigo corriendo, sin mirar atrás, aferrada al botín que minutos antes he robado. Aunque no estoy segura de si aún me siguen, es mejor prevenir que curar. No es algo de gran valor, un par de manzanas y unos nichis, por lo que no entiendo la furia con la que el tendero ha reaccionado a mi pequeño hurto. Desde entonces, he estado corriendo, tratando de alcanzar un lugar seguro, junto con mi comida de hoy.

En ese momento, tropiezo de cabeza con las rodillas de un hombre, que va por la calle caminando, gritando a un crío, posiblemente un nieto o sobrino de él. En cuanto se percata de mi presencia, me agarra levantándome como si fuera una pluma, es fuerte.

-¿Por qué corres?- Su voz es severa, pero calmada, no como se oía segundos antes, al dirigirse al niño.

-Sólo quiero llegar ya a mi casa, estaba haciendo un recado para mi madre. Le pido perdón si le he molestado- Me temo que no se lo ha tragado.

-Si eso es cierto, ¿a qué viene esa cara de terror?- Me ha calado rápido, el dichoso viejo.

-Es normal, cuando un hombre desconocido, completamente aterrador, te levanta del suelo, y empieza a interrogarte, supongo. Nunca me había pasado antes- Trato de poner cara inocente para que me suelte de una vez. Esto parece funcionar, me deja en el suelo con aire pensativo.

-¿Aterrador?- se gira hacia el niño- Hak, ¿crees que soy aterrador?- no parece realmente preocupado por ser o no tal, así como le he descrito, más bien parece querer ver la reacción del tal Hak.

-Yo no diría eso- dice entre risas- el problema es que un viejo feo, agresivo, acaba de agarrarla y levantarla en el aire, cualquiera estaría horrorizado- la cara del mayor se ve más furiosa con cada palabra que sale de la boca de Hak- no te preocupes por el viejo, esa agresividad es todo apariencia, en el fondo es un blando- esas palabras dedicadas a tranquilizarme (creo que esa era su intención) terminan de agotar la paciencia del mayor, quien salta gritando sobre "cómo puede hablar así de su abuelo", que "deje de llamarle viejo", acerca de que "le diga abuelo" además de otras cosas por el estilo.

Trato de aprovechar la confusión para escapar, pero ambos se dan cuenta, se giran al unísono, atrapandome de nuevo.

-Aún tengo asuntos pendientes contigo- antes de poder darme cuenta, Hak se ha colocado detrás de mi. A los lados la gente sigue caminando, ajenos a lo que pasa. Que asco, ahora no puedo salir. Hak me coge de un brazo y su abuelo del otro haciéndome caminar, hasta una zona algo más tranquila.

Tras un largo interrogatorio, ambos bandos empezamos a coger confianza con el otro. Al final, les cuento todo, que la comida era robada, que estaba huyendo. También que en realidad estoy sola, que no tengo techo donde dormir.

-No es una situación que me moleste demasiado, ya que así puedo trasladarme cuando quiera y a donde quiera, pero ganarse la comida es difícil, por lo que hay veces en las que no me queda otro remedio que robar, ya que nadie contrataría a una cría de ocho años- Me encojo de hombros al terminar mi explicación, cómo única reacción el anciano me mira con más curiosidad.

Como pago por mi historia, ellos me cuentan la suya, el anciano se llama Mundeok. Son Mundeok en realidad, es el general de la tribu del viento. Me explica también que Hak es adoptado, sus padres fueron asesinados en la guerra de Xin, cuando él tenía sólo dos años. Poco después, fue adoptado por el general, desde entonces no dejan de pelear, por todo.

Parece que le gustan los críos problemáticos, porque justo antes de desaparecer me ofrece un hogar a mi también.

-No estaría mal algo de presencia femenina en la casa, podrías venir con nosotros. Sólo te voy a hacer esta oferta una vez, mañana a esta misma hora vendremos. Si no estás, nos marcharemos por donde hemos venido y no te volveremos a molestar- acto seguido, los dos desaparecen entre el gentío, dejándome algo confusa.

Quedan unas pocas horas para la reunión con Mundeok. Aún no he logrado decidir si aceptaré su propuesta de vivir con él como su nieta, supongo que eso resolvería todos mis problemas de dinero. Tampoco me volvería a preocupar por dónde dormiré mañana, ni si algún alguacil tratará de detenerme, pero mi libertad se verá muy reducida.

(Un rato después)
Ya casi es la hora, creo que iré, sólo por probar, al fin y al cabo, si no me gusta siempre puedo escapar y volver de nuevo a las calles...