El Metro

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Al día siguiente:

Saliendo de la universidad. 12 del medio día. Estación Joaquín Balaguer.

Entro en el tren en cuanto se abren las puertas, echo un vistazo alrededor buscando un asiento pero para no variar no hay ninguno, así que me quedo de pie agarrada de uno de los tubos metálicos. Luego de sonar el silbato el tren se pone en marcha. Estación Casandra Damirón. Se levantan varias personas de sus asientos y salen del tren. Yo aprovecho la oportunidad y tomo asiento, al segundo siguiente se sienta un hombre a mi lado.

—Eres una mujer muy hermosa —dice tomándome de sorpresa.

—Gracias —digo con una tímida sonrisa.

Llamaría la atención de cualquier chico tal y como estoy. Hoy me he puesto mis pantalones morados rasgados, los más ajustados que tengo y una blusa negra, que me queda hermosa y es con la que me siento más cómoda. Soy una hermosa latina morena con curvas asesinas (como dice mi mejor amiga), pelo negro largo, liso y suelto, maquillaje más bien natural que hace resaltar mis ojos marrones.

—Te estaba observando cuando estabas de pie. Soy Tomás, trabajo en Educación.

—¿La MECYT (Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología)?

—Sí, trabajo con becas estudiantiles y esas cosas.

—Oh, que chulo!

—¿Eres estudiante de psicología? —pregunta señalando el pesado libro que tengo en mis manos.

—Sí.

—¿En qué área?

—Por ahora es general, pero quiero especializarme en la infantil.

—Que bien. ¿Donde estudias? ¿En la UASD (Universidad Autónoma de Santo Domingo)?

—No, en UTESA (Universidad Tecnológica de Santiago).

—Eso está muy bien.

—Sí.

(SIGUIENTE ESTACIÓN: PROFESOR JUAN BOSH, CERCANA A LA AVENIDA 27 DE FEBRERO) Suena en los altavoces del tren.

—Yo hice cuatro semestres de psicología en la UASD, es una carrera realmente interesante.

—¿En serio?

—Sí, pero tuve que dejarlo por el trabajo, además que la UASD es muy problemática.

—Cierto, ahí una carrera de cuatro años se extiende a seis u ocho.

—No siempre es así —afirma riendo.

—Tienes razón, no siempre es así, los que se la pasan las veinticuatro horas y los siete días de la semana metidos ahí dentro acaban la carrera de una vez.

—Exactamente —dice riendo a carcajadas, y yo hago lo mismo.

(SIGUIENTE ESTACIÓN: CENTRO OLÍMPICO JUAN PABLO DUARTE, CERCANA A LA AVENIDA JOHN FITZGERALD KENNEDY, CONEXIÓN CON LÍNEA 2)

—Eres una chica muy interesante.

—Gracias por el cumplido.

—Y muy hermosa también.

—Gracias —repito sin saber qué más decir y sonrío.

—No hay por qué, es simplemente la verdad, también pareces ser muy inteligente.

—¿Es por los lentes? De verdad no sé por qué las personas asocian los lentes con la inteligencia, mis lentes solo dicen que soy medio ciega.

El se permite reír a carcajadas por lo que a mi me parece un buen rato. Yo me río un poco también y lo observo. Un hombre vestido semi-formal: camisa blanca con rayas negras y pantalón de tela fina negro. No se ve nada mal, diría que tiene unos 25 o 26 años y barriguita "típica de hombre casado" (aunque no tengo idea de si lo es).

Metro de Santo DomingoWhere stories live. Discover now