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El sol finalmente se escondió, dejando todo a oscuras con tan sólo una débil luz perteneciente a la luna acompañado de pequeños puntos titilantes que cubrían todo el cielo.
El rubio no lo había llamado, tampoco le había enviado un mensaje preguntando si iría esa noche. Tal vez o muy probablemente estaba enojado con él por priorizar su falsa y vacía relación con Cho. Su estrellita se estaba hartando de a poco de la situación, y si no hacía algo, lo perdería. No quería que eso ocurriera, ni en su peor pesadilla.
Abrió con cuidado su ventana, procurando no hacer tanto ruido y despertar a sus padres. Desde hace meses se escapaba por las noches para ver a Felix, pero no por ello dejaría de ser discreto al salir.
Aterrizó en el suave pasto. Se levantó con lentitud y fue corriendo de puntitas hacia la valla de madera, las cuales estaban pintadas de azul. Trepó por ellas y se lanzó hacia el otro lado, encontrándose con el duro suelo de cemento.
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Suaves toqueteos lo despertaron de su ligero sueño. Había estado mirando una película mientras comía palomitas, por lo visto se había quedado dormido en medio de la supuesta parte interesante.
Dejo el bol cargado de palomitas a un lado y con pereza se levantó del sofá. Caminó hasta la puerta que no quedaba muy lejos y la abrió con lentitud, sorprendiéndose instantes luego al ver a HyunJin frente a él.
—¿Qué...? ¿qué haces aquí? —preguntó asombrado el australiano—. Yo creí que...
—Oh, claro que no —le contestó antes de que al menos terminara su frase. Aunque sabía que mencionaría a MiYeon en ella—. Jamás la pondría primero a ella que a ti.
"Pero si puedes poner a tus padres primero en vez de tu felicidad" dijo para sus adentros. Lo hubiera dicho en voz alta, pero no quería pelear en esos momentos.
—¿Podría pasar o estás molesto conmigo?
—No, hazlo —su cuerpo se hizo a un lado para dejar pasar al mayor. El mayor se dirigió al sofá rojizo y se sentó allí, Felix imitó su acción, quedando a un lado suyo. No hicieron contacto visual, sólo contemplaron un punto no específico del suelo. Las voces de los protagonistas en la televisión, y las suaves respiraciones de ambos fue lo único que se escuchó durante unos minutos, hasta que el mayor decidió romper el hielo.
—Estrellita... —volteó su cuerpo hacia él, mirándolo con cierta tristeza. Sabe que ya está harto de todo aquello—. Sé que estás molesto, aunque no lo digas. Quiero que sepas que te amo, y...
—¿Hasta cuando...? —masculló sin despegar su vista del suelo. El pelinegro ladeó su cabeza con confusión—. ¿Hasta cuando dejarás de repetir esas palabras y harás algo para demostrar que son verdad? —susurró. Su voz temblaba, estaba inseguro. Ya no sabía si las palabras ajenas eran verdad.
—Yo jamás te mentiría —su mano se posó en su hombro con delicadeza, no obstante, segundos después el menor la apartó con cuidado—. Yo de verdad te amo, pero debes entender que me da miedo lo que mis padres puedan pensar.
—¿Y a ti que te importa lo que ellos digan de ti? por favor, Hwang . Estás lo suficientemente grande como para tener miedo de mostrar quién eres. ¡Ya no eres un niño! —exclamó alterado las últimas palabras.
—No quiero pelear, por favor —suplicó el pelinegro—. Yo...no quiero estár mal contigo.
—HyunJin...estoy harto de esto. Quisiera poder amanecer abrazado contigo, poder darte un beso al despertar, poder hacer el amor por segunda vez en la mañana, poder preparar un desayuno para ambos...hay tantas cosas que quisiera poder hacer contigo y que no se pueden durante la noche.
—Yo también quisiera, créeme. —una de las manos de HyunJin atrapó el mentón de Felix. Lo volteó hacia él para que lo mirase, y no pudo evitar abrazarlo al verlo con los ojos cristalizados a causa de las lágrimas.
Las pequeñas manos del rubio fueron a parar en el pecho de su novio para alejarlo de él. Secó las lágrimas que habían caído y lo miró tristemente, lo que provocó que HyunJin y su estado de ánimo empeoraran mucho más.
—No haces nada para cambiarlo. —se levantó del sofá. Sus pies fueron directamente hacia la puerta por la que había entrado el chico más alto. La abrió, y extendió su brazo hacia afuera, dándole a entender lo obvio. Una vez él mayor estuvo frente al de pecas, este le dijo una ultima cosa—. Haz algo, y ni siquiera por mí...si no por ti, HyunJin.
Empujó al contrario suavemente para que finalmente se largara de su hogar. Cerró la puerta detrás de sí, luego se deslizó por esta hasta el frío suelo. Escondió su pequeño rostro entre sus rodillas a la vez que sus brazos rodeaban las mismas. Se permitió soltar todo lo que guardaba por dentro.
En la mañana se encontró acostado en el suelo junto a la puerta.
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