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"Me vendí sin saber lo que tramaba a este señor llamado Pecado porque sus propuestas me atraían. Me acerqué a él sin sospechas, su cara era tan hermosa y resplandeciente y su alegría transmitía a todo mi ser.
Yo, como débil ser que era me convertí en su siervo fiel.Todo lo que decía, hacía y todo lo que me enseñaba lo guardaba. A pesar de que era su siervo, me trataba como si fuera alguien de su propia familia. Y así fue durante algún tiempo hasta que un día vino un Señor llamado Jesús que me habló palabras que contradecían a lo que mi señor Pecado decía. Me chocaron sus palabras y el amor incondicional que reflejaba, me miró con amor y yo lloré en mis aposentos una vez que me fui.No sabía ni el porqué, pero así estaba.
Mi señor Pecado lo recibió al día siguiente, pero siempre alejado de él estaba y lo miraba con rencor y terror. El señor Pecado me intentó apartar en cuanto vio que hablaba conmigo el Señor Jesús, pero no lo consiguió. Descubrí gracias al señor Biblia, que lo que mi señor hacía era engañarme para así matarme, sus tratos amables no eran más que una máscara para ganarse mi confianza y así poder torturarme. El Señor Jesús rompió las cadenas que me ataban al señor Pecado, y me liberó de la esclavitud encubierta de este.
Debido a lo que hizo, decidí seguirlo allá donde fuera ahora felizmente me llamo seguidor del Señor Jesús, y solo a él obedecería hasta el final."
Solo Jesús rompe las cadenas que te atan al pecado, y por ende a Satanás.
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