38. ¿Estamos embarazados?

Comenzar desde el principio
                                    

Lo meto en mi boca lentamente, es demasiado grande para mi boca. Aprieto un poco mis labios y ahora sí comienzo a lamer y chupar de manera ágil sintiendo cómo mi parte íntima moja a cantidades. Sigo y puedo escuchar los jadeos de Santiago, no pasa mucho tiempo cuando se viene haciendo que todo mi cuerpo quede lleno de su liquido blanco. Me mira con sus ojos llenos de lujuria, así que paso mi lengua alrededor de mi boca saboreando su liquido un poco agridulce, pero me gusta.

—Alexa... por favor, déjame tocarte. Te juro que no aguanto más—su voz sale tan ronca que me hace excitar mucho.

—¿Quieres tocarlos?—me suelto el sostén y lo tiro a un lado dejando mis senos frente a él—. ¿Te gustaría hacerme gemir a medida que los tocas?

—Sí, por favor—trata de levantarse, y esta vez también lo evito.

Me inclino dejando uno de mis senos en su boca, y no tarda en devorarlo haciéndome jadear, los lame con desesperación y siento cómo los aprieta con sus dientes, y aunque lo está haciendo muy fuerte, me gusta porque es un dolor placentero. Repite el mismo procedimiento con mi otro seno y mis pezones están lo suficiente erectos. Me aparto y me levanto un poco dejando que mis bragas caigan, y no dudo ni un segundo en poner mi intimidad en la boca de Santiago y me sostengo de la cama.

Muerdo mi labio inferior cuando siento su lengua pasearse por mis labios íntimos, saborea mi jugo de manera exquisita y no tarda en penetrarme con su lengua haciendo que suelte un gemido de lo más profundo de mi garganta. Comienza a tocar con su lengua mi clítoris haciéndome perder la noción del tiempo, no pasa tanto cuando me vengo en su boca y él hace lo mismo que yo hice hace unos minutos con su liquido.

Me vuelvo a sentar sintiendo su erección chocar con mi intimidad y esta vez soy yo la que deja que entre con una suavidad enorme, mi sexo está tan lubricado que se le hace fácil entrar. Me muevo disfrutando cómo sale y entra con más fuerza, acelero hasta que nuestros gemidos se mezclen. Me muevo rápido mientras mis senos brincan por la fuerza que hago, noto cómo las venas se marcan en la cara de Santiago y sé que está a punto de venirse y yo estoy en las misma. Acelero más y siento que se viene dentro de mí y yo dejo descansar mi cuerpo encima del suyo.

Suelto las esposas liberando sus manos y en un rápido movimiento me deja debajo de él, y colocando mis piernas a la altura de su cintura. No me deja reponer cuando siento cómo me vuelve a penetrar con mucha más fuerza, haciéndome quejar. Sus embestida son muy certeras y rápidas. Aumenta las embestida hasta el punto que siento dolor, pero no quiero que se detenga.

Siento como palpita mi clítoris, mientras él se mueve rápido y sin dejarme reponer. Esto me gusta mucho. Disminuye sus movimientos y siento cómo me corro de nuevo y él deja salir un gruñido, justo antes de venirse por segunda vez dentro de mí. Se deja caer a mi lado y ninguno puede controlar la respiración, y aunque sienta que no podré caminar me vale un carajo, porque esto acaba de ser una de mis mejores experiencias.

—¡Carajos, Alexa! Eres muy buena en esto. Yo no pensé que tú me harías sentir tan fuera de sí.

—¿Te gustó?

—He dicho que eres buena, me encantó todo lo que acabas de hacer—me da un beso—. Alexa, no te vayas a New York, quédate unos días junto conmigo, ¿sí?

—Después de esto no pensaba irme, todavía.

No pasa tanto tiempo cuando volvemos a repetir el momento, hasta sentir que nuestros cuerpo no podían más y nos quedamos dormidos.

(........)

—Tres semanas después—

Las semanas han pasado bastante rápido, y después de aquella noche donde hice de todo con Santiago, nuestra relación va mejor que nunca. Ya todo se ha tranquilizado, pero el día de irme estaba más cerca, decidí quedarme unos días más para pasarla con Santiago y los chicos. Estos días he sentido unos mareos y náuseas terribles, por eso decidí venir hacerme una prueba de embarazo, pero claro, le pedí a Santiago que me acompañara, y aunque guardo la esperanza que sea una falsa alarma, también tengo la ilusión de tener un bebé de Santiago.

El doctor llega con los análisis y Santiago aprieta mi mano en señal de apoyo, aunque él esta muriendo de nervios. Siento mi corazón palpitar con más fuerza cuando escucho las palabras del doctor «felicidades, van a ser papás». Sinceramente ninguno supo cómo reaccionar y aquí nos encontramos en una cafetería en total silencio.

—¿Entonces, estamos embarazados?—escucho su voz y levanto la mirada. Su expresión me ha gustado.

—Eso dicen los análisis—susurro—. ¿Qué piensas?

—Pienso que es la mejor noticia que me han dado en mucho tiempo—sin importar que la gente nos esté mirando se levanta para darme un abrazo y después un beso—. Seremos papás...—musita.

—Gracias por no dejarme sola—hablo sin apartarme de su abrazo.

—Nunca te dejaría sola, y mucho menos ahora—me mira—. Tengo que decirte algo.

—¿No me digas que hay otra embarazada aparte de mí?—me alejo—. Habla.

—Naileth y yo mandamos una solicitud para una beca en la Universidad de Columbia, y los dos fuimos aceptados.

—¿Es en serio?—asiente y yo me le tiro encima—. ¡Me encanta que no vayan a estar lejos de mí!—Me quedo callada—.  ¡Joder! ¿Qué le vamos a decir a mis papás?

—Que te tropezaste con un pene y quedaste embarazada—bromea y ambos nos sentamos.

—Sí, me tropecé con una de casi 23 cm.

—Alexa. —Me reprende—. Le decimos la verdad y listo.

—Hablas tú con ellos, yo no pienso hacerlo.

—Estás medio chiflada, porque lo haremos los dos, así como hicimos este bebé—acaricia mi vientre todavía plano—. Y creo que mi querido y apreciado amigo mide más de lo que tú dices.

Nos quedamos hablando durante horas, pero no podía dejar de pensar que ya una vida está creciendo en mi vientre y que fue hecho con amor y bastante pasión, por que justo tengo tres semanas que son las mismas semana que estuve con Santiago y lo hicimos sin pudor alguno. Ahora solo queda contarle a mis papás que van a ser abuelos. «Menuda noticia».

—Ashley Lancaster—

Cuando tú llegaste. © #1 [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora