84.

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—Creo recordar que yo te ofrecí enseñarte a conducir. 
—Sí, pero tú no tienes tiempo, siempre estás en el trabajo. ¿Qué tiene de malo que él me enseñe?
Justin sonrió con dientes apretados, —sí, es cierto, nunca tengo tiempo para nada, respondió alejándose de ellos.
Nirvana observó a Jake, —se le pasará, respondió. —Supongo que… Hummm, Fue un placer ayudarte a conducir. Y justo cuando ella iba a decir algo él se fue.
Nirvana entró a la casa algo cabizbaja, no quería provocar disgustos, ella no estaba haciendo nada malo, además Jake se había comportado bastante respetuoso, no entendía por qué Justin se había puesto de esa forma. Cuando entró a la habitación esperó encontrarlo pero no lo hizo, sintió entonces, los fuertes tecleos en la laptop. Suspiró con cansancio y caminó hacia el estudio. — ¿Justin? Preguntó al entrar. 
—Estoy ocupado. Respondió alzando la vista y volviendo a concentrarse en la laptop. 
— ¿Aun trabajando? ¿No crees que sea mucho por hoy? Preguntó algo tímida.
—No tengo tiempo para otra cosa, nirvana. 
Él no solía llamarla así, siempre le decía cielo, o decía su nombre en tono tierno, no sarcásticamente. —Justin, esto es algo tonto. Le dijo directamente. —Jake no hizo nada malo, no tenías por qué enojarte… Si quieres…
En ese momento él atendió una llamada y le dio la espalda. ¡Joder! Ella estaba tratando de arreglar las cosas y él la ignoraba. Pues se podía ir al mismísimo infierno. Pensó mientras salía del lugar y estrella la puerta. 
Se asió y luego se rindió a dormir, para su mala suerte no lograba conciliar el sueño así que se puso una bata por encima y salió al balcón de la habitación. Odiaba sentirse como idiota como justamente se sentía en ese momento. Era como si él le dejara saber que él era superior a ella. Era un completo estúpido. Quería buscar algo para leer pero los libros estaban en el estudio y no quería volver a verlo, no tenía ganas de ver tv, así que finalmente caminó hacia el estudio, él seguía tecleando en la laptop, ella se acercó al librero y buscó algo con lo que se pudiera entretener, a decir verdad todos los libros que habían tenían pinta de ser aburridos, así que al final optó por una revista y salió nuevamente del lugar. 
— ¿Nirvana? Escuchó que la llamaba pero ella salió sin responder. ¡Que le den! 
Se quedó dormida y cuando despertó Justin no estaba a su lado. Se fijó que su lado de la cama estaba organizado, lo que quería decir que no había dormido ahí. ¡Genial! Cuando bajó a desayunar se encontró con Jake, al cual prácticamente le rogó para que le siguiera enseñando a conducir. No dejaría que Justin le arruinara el día nuevamente. Al final él aceptó. 
El día fue muy parecido al interior, con la diferencia de que había mejorado bastante y habían salido a la calle, su único problema era para aparcar pero con todo lo demás parecía una experta, era impresionante en tan solo dos días había aprendido a conducir. Aunque lo hacía algo lento, lo que menos quería era encontrarse con la policía, ella no tenía licencia y eso era un problema pero tenían una coartada, gracias a que aparentaba tener 17 años, si un policía los detenía alegarían que ella es menor de edad y Jake le mostraría su licencia diciéndole que era él responsable de ella. 
Fueron a un mall y comieron ahí. Nirvana sintió que su celular sonaba. — ¿sí? 
—Hummm. Te quería invitar a almorzar, le dijo Justin algo tímido.
— ¿A mí? Preguntó rodando los ojos. 
—Sí. 
—Pues, ya lo estoy haciendo. 
— ¿Estás en casa?
—No. Respondió. Estoy en el mall. Vine conduciendo. 
— ¡¿Qué?! Preguntó gritando. Pero si no sabes conducir.
—He aprendido.
— ¡Eso no es cierto!
— ¿Y tú como lo sabes? No me has visto.
—Iré por ti.
—No es necesario, me sé el trayecto de vuelta a casa. Respondió y colgó. 
Cuando regresó a casa lo encontró apoyado de su vehículo, no pudo negar que se puso algo nerviosa pero pudo detener el vehículo en el lugar correcto. Él se veía furioso y ella sinceramente no tenía ánimos de pelear, cando se le acercó él estiró la mano. —Dame las llaves, le exigió.
— ¿Qué? Preguntó asombrada. — ¡No! Exclamó entrando a la casa y subiendo al estudio.
—Dame las llaves, le exigió nuevamente más alto. 
—Es mi auto, protestó nirvana.
— ¿Quién te compró el auto? 
—Tú. Aceptó de mala gana, ya no le estaba gustando por donde se había desviado la discusión. 
—Entonces ¿Quién es el dueño? 
— ¡Yo! Exclamó nirvana. Me lo regalaste a mí.
— ¿A nombre de quien está el vehículo? 
— ¿Y a quién le importa a nombre de quién está, estúpido? ¿Piensas que puedes comprar todo lo que se te venga en gana? 
—Te compré a ti, puedo comprar lo que sea. 
Nirvana sintió que las lágrimas se amontonaban en sus ojos. Él no había dicho eso ¿Verdad? Él no la estaba humillando de esa manera ¿Verdad? No pudo parar las lágrimas que se desbordaron por sus mejillas. Ella estrelló las llaves, —vete al diablo, Justin, le dijo con furia y salió del estudio.

Amor Destructivo. Disponible en Físico & PDF (Links in bio)Where stories live. Discover now