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Era algo tarde por lo que mi madre dijo que iríamos al día siguiente. Por una parte lo agradecía demasiado, debía hacer tarea y estaba realmente cansada, pero por otro lado, en verdad me intrigaba en exceso quienes vivían en aquella casa. No sabía por qué y eso me hacía querer saberlo aún más.

Subí a mi habitación y comencé a pasar en limpio los apuntes o mejor dicho, los garabatos que tenía en mis libretas de clase. Después revisé qué tenía de tarea, hice algunas investigaciones y anotaciones respecto a ellas, debía llevar una libreta diferente según alcancé a poner atención al profesor donde vi a aquel chico por primera vez, pero aún tenía un día para meterla a la mochila.

Era extraño, parecía acordarme de él y de sus movimientos, de la manera en que me miró de arriba abajo y me hizo sentir extraña, incluso un poco incómoda; pero había de suponer que era normal, era una persona que no conozco y ni siquiera había visto...
"Ahora que lo pienso, no lo había visto antes. Ni en otros salones ni hablando con más gente, al pasar lista ni siquiera mencionaron su nombre."
Era extraño, sí, pero no era de mi incumbencia, y al parecer me gustaba creer que había estado tan distraída que no me había dado cuenta de su existencia hasta ese día.

La noche se adentraba. Cada vez se hacía más tarde y mi capacidad de dormir parecía no existir; tomé mi teléfono y comencé a ver los horarios de clase para distraerme. Los mensajes del grupo de WhatsApp de mi salón se hacían presentes, unos preguntaban por tareas pendientes, otros simplemente mandaban stickers o algún meme sobre la escuela, hasta que había un mensaje perdido entre toda la demás basura que llamó mi atención.

"Tania agregó a (+503) 2287 0563"

Tania era la chica a la que el grupo la había designado como 'Jefa de grupo' y había agregado a una persona nueva.
"El chico de literatura"
Fue lo primero que se me vino a la mente, tenía un poco de sentido, pero al mismo tiempo nunca vi a Tania hablando con él, tal vez solo era alguien más a quien había olvidado agregar.

Esa noche no pude dormir, me sentía nerviosa y no sabía por qué, era estúpido pero pasaba. Después de varias horas, cerca de las 3 de la madrugada, logré conciliar el sueño.
A la mañana siguiente, me levanté, me puse unos jeans sueltos y una playera de mi hermano, amaba que me quedarán gigantes y nos gustaban casi las mismas cosas. Me puse unos tenis y un colgante que tenía una especie de cristal un poco más alargado que la forma de un diamante, tomé mi mochila y bajé, no acostumbraba a maquillarme, a veces lo hacía pero por lo general prefería quedarme con la cara limpia.

Estando en la planta de abajo, mi mamá estaba haciendo hotcakes y mi hermano la ayudaba mientras mi padre ponía la mesa. Mi familia y yo desayunamos como cualquier otro día normal, al término de esto, Fer recogió los platos y yo los lavé, tomé mi mochila y cuando estaba por tomar las llaves de la camioneta, Fernando las agarró primero dejándome con la mano estirada.

—¿Qué te sucede? Dámelas, llegaré tarde —Dije tratando de arrebatarselas.

—Necesito el auto, hoy en la uni llevaremos a unos cachorros de pug al veterinario y era mi turno de transportar al equipo.

—Ese no es mi problema —Dije volviendo a intentar tomar las llaves.

—Anda Bec, no te pongas así. Te llevo a la escuela y que papá pase por ti a la salida. —Hizo un puchero.

—Ugh, está bien —Rodé los ojos—, pero tú le dirás a papá que pase por mí. —El asintió como niño pequeño— Bien, ahora vámonos, o en serio llegaré tarde.

Fer me llevó ese día a la escuela, el martes era un día algo pesado, pero no tanto como el miércoles, tenía clases salteadas y bastantes horas libres; esperaba que papá recordara la hora a la que salía.
El día en general pasó bastante rápido, seguía un poco distraída desde el día anterior pero trataba de concentrarme en mis clases; de ves en cuando veía al chico de literatura pasar por el patio del instituto, parecía que veía los edificios por primera vez, como si estuviera perdido. Tal vez solo era imaginación mía y estaba siendo paranoica.

The Side Seat ||Cazzeros||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora