» ¿Sus madres nunca les prepararon galletas con chispas de chocolate? «, preguntó metiendo varias en la masa. » Cuando se sienten tristes y las saca del horno con un enorme vaso de leche, ella te hace reír y todo cobra una nueva dimensión. «

Todos se quedaron callados pensando internamente en sus familias, Agnys no podía quejarse de su padre. Él siempre había sido una buena figura paterna para ella a pesar de estar encerrados en aquella isla y todos sus ideales, ella los compartía; sin embargo, su madre era otro caso.

— Nuestra vida es diferente— habló Mal.

— Sí, lo sé. Pensé que hasta los villanos amaban a sus hijos— dijo Lonnie.

— Puedo asegurarte que hay padres de Auradon que tampoco lo hacen— le contestó Agnys teniendo un claro ejemplo.

— Puedo asegurarte que hay padres de Auradon que tampoco lo hacen— le contestó Agnys teniendo un claro ejemplo

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— Eso es horrible.

Una lágrima comenzó a caer por su mejilla, por lo que Agnys golpeó a su hermana para que la viera. Mal estiró su mano y vertió la lágrima en la mezcla.

— Sí, qué pena, pero hay que poner estas en el horno— interrumpió la diosa para empezar a empujarla a la salida—. Gracias por venir, que tengas una buena noche y malos sueños.

— ¡Ustedes la bandeja! ¡Agnys el horno! — ordenó la pelimorada.

— ¿Por qué yo el horno?

— Puedes prender tu mano fuego— le aclaró Carlos.

— Los odio— dijo antes de encender su dedo y acercarlo al artefacto.




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Los cinco villanos salieron al exterior dispuestos a que Ben probara las galletas con la poción de amor, sin embargo, el nombre de Agnys fue exclamado exhaustivamente por una de las mesas. Al girarse notó que se trataba de Zahid junto a Peyton y, sorprendentemente, Kiara.

La diosa no dudó en acercarse, aunque siempre viendo de reojo a la situación de Mal y Ben.

— ¡Perfecto, ya tienes el uniforme puesto! — exclamó Zahid al verla llegar con el uniforme de animadoras y el cabello recogido por dos trenzas francesas perfectamente hechas—. ¡Y tu cabello está increíble!

— Kiara me lo peinó— contestó, sin decir "gracias" por el alago.

— Bueno, lo amo. Deberías peinarme alguna vez, gatita.

— No me caes bien— informó la rubia aun tratando de sacar hasta la última gota de su pudín de frutilla.

— Entonces, ¿por qué estás sentada aquí? — le preguntó la diosa intrigada.

— Él es mi amigo, él me cae bien— dijo señalando a Peyton frente a ella—. Él se sienta aquí, yo me siento aquí.

Esta chica realmente debería abrir su panorama, pensó Agnys.

— No soy como el resto de las chicas aquí y tú lo sabes— le habló Zahid agachando su cabeza para poder mirarla a los ojos—. ¿No crees que soy mucho más cool que Audrey y Evangeline?

— No puedo atentar contra esa lógica.

— Entonces, ¿amigas?

— Poco a poco, princesita. Poco a poco.

Agnys rió con genuinidad por primera vez desde que había llegado a Auradon, sin embargo, nada la haría cambiar de opinión. Ellos debían pagar por todas las injusticias que cometieron, por lo que cuando escuchó a Ben cantar el nombre de Mal, supo perfectamente que el plan estaba funcionando a la perfección. Y el padre de Kiara estaría sumamente orgulloso de su gran sonrisa.

Faltaban pocos minutos para el partido de Tourney y a último momento la diosa decidió dejar su granito de arena en el plan, por lo que se acercó al vestidor del equipo y se apoyó a un lado de la entrada esperando a que su objetivo saliera.

Cuando este lo hizo junto a todo el equipo exclamó su nombre para que se acercara.

— ¡Ben!

El muchacho la reconoció y con una gran sonrisa se acercó a ella.

— Agnys, ¿qué tal? — preguntó feliz— ¿Lista para tu primera presentación con las animadoras?

— Oh, sí. Estoy súper emocionada— afirmó con falsa emoción—. Escuché por ahí que un pajarito decía que te has enamorado de Mal.

— ¡Oh, Mal! — suspiró—. Ella es la luz de mis ojos, la razón por la que me levanto cada mañana, la mantequilla de mi...

— ¡Genial! — exclamó deteniendo esa última y completamente extraña referencia que prefería no escuchar—. Tengo una idea para que puedas impresionarla.

— ¡Dímela, haré lo que quieras con tal de que me ayudes a conquistar a mi amada!

La cabeza de Agnys ya estaba comenzando a doler de escuchar tantas palabras dulces salir de su boca, aunque la flamita de su cabeza se encendió al escuchar sus palabras.

— ¿Lo que quiera?

— ¡Lo que tú quieras!

— Tranquilo, te la diré— le contestó haciendo una seña para que se acercara aún más para susurrarle—. Sólo si luego me darás la corona de mi padre.

Ben dudó un momento.

— La Corona de Hades, pero está en el museo y está completamente prohibido sacarla de allí, además de la magia y...

— Entonces, creo que deberás ideártelas tú solo— le dijo girando sobre sus talones para alejarse—. Qué pena, a Mal le hubiera encantado lo que tenía planeado.

— ¡Espera! — la detuvo provocando una gran sonrisa malvada escapar de sus labios—. Te la daré, solo dime qué haría a Mal tan feliz que saltaría a mis brazos.

— ¿Lo juras?

— Sí, lo hago.

— El juramento de alguien de la realeza es sagrado, Príncipe Ben— se volvió a girar para mirarlo a los ojos—. No me lo jures, si luego no cumplirás tu promesa.

— Lo juro, Agnys. Lo juro por mis padres.

Al verlo a los ojos la diosa pudo determinar que decía la verdad, aunque con el efecto de la poción era algo confuso.

— Bien, te lo diré— contestó haciéndolo saltar de la emoción—. Debes cantarle una canción en el partido de hoy.

— ¿Una canción?

— ¡Sí, Mal las adora! Debes cantarle una canción que exprese tus más sinceros sentimientos hacia ella.

Ben comenzó a sonreír aún más antes de abrazarla, lo que la dejó petrificada, y salir corriendo al campo. Pero la peliazul lo sujetó de su camiseta antes de que se fuera.

» Pero primero debes ganar este partido «, le dijo antes de soltarlo.

Todo fue como Agnys lo planeó.

Dio unos cuantos saltos agitando sus pompones, haciendo que las animadoras estuvieran contentas y el equipo ganó para que luego Ben hiciera su número musical hacia Mal. Definitivamente nunca olvidaría la cara de su hermanita ante tanta atención.

Sin embargo, lo que Agnys no esperaba era ver la cara de devastación que puso Evie al ver a Chad junto a Audrey, provocando así su gran odio hacia ambos manifestándose en su cabello.

Oh, Chad. Vas a pagar por esto.

AGNYS | descendantsWhere stories live. Discover now