Prólogo

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GEMMA

Fue un día caluroso y agotador y no es que los otros días no fueran así ni mucho menos, pero, en primer lugar,seguían acostumbradose al clima de Irak, pasaron un verano  tórrido, árido y despejado. Durante el transcurso del año, la temperatura generalmente variaba de 5 °C a 45 °C. Segundo, no podían darse el lujo de bajar la guardia o correrían el riesgo de ser capturadas como rehenes, y por último su cuerpo les estaba cobrando cuentas de los esfuerzos del último año, necesitaban un descanso como Dios manda.
Así que, cuando terminaron la misión mientras el sol comenzaba a ocultarse y se alejaron lo suficiente de la capital, apenas unos kilómetros, bajaron de la camioneta verde camuflajeada y se metieron bajo las ruinas de uno de los tantos edificios destruidos por la guerra, con la leña que llevaban en la cajuela y un encendedor prendieron una pequeña fogata, ya que todavía les faltaba mucho para llegar a la base.
Las siete chicas, y su comandante, Max, guardaron silencio mientras entraban en calor , no causaban un silencio incómodo que puede resultar sofocante, solo se concentraron en disfrutar de unos segundos de paz en medio de un campo de guerra, rarísimos y preciosos.
Luego de unos minutos, una de ellas  comenzó a tararear una cancioncita. Nadie la detuvo. Algo aún más raro y bello de encontrar en la guerra que el  silencio, es la música. Embelesadas, recordaban los días donde el calor lo obtenían de la chimenea de su casa, de los besos de sus esposos y de las sonrisas de sus hijos.
Max, el único hombre que las acompañaba, se puso de pie, y recargado en una columna delante de las demás, encendió un cigarrillo. Tenía la mirada perdida en el horizonte, contemplando cómo desaparecían los tonos naranja-rojizos del cielo; cinco minutos después, una explosión provino del centro de la ciudad, iluminando una noche sin estrellas.
-"ahí va el bombardeo de nuevo"- pensó antes de darle una bocanada su cigarrillo.-No puedo esperar para volver a Estados Unidos- levantó la vista al cielo nocturno, deseoso del mañana.
Una vez roto el silencio, la conversación no tardó en aparecer.
-¿Oíste sobre la droga?- preguntó una de las que se encontraban sentadas, una chica que no vivió lo suficiente para que su nombre quedé con una importancia en la siguiente historia-.
-Sí, la que mató a Billy, ¿Verdad?-le contesto su amiga de la academia.
-Escuché que sufrió bastante-añadió una pelirroja a su derecha.
-Pobre chica, no se merecía esa mierda.
En otro contexto, quizá hablar de una compañera suya que murió de sobredosis, causaría el revuelo que merece. Pero en definitiva no en en un lugar recién bombardeado.Por eso Max preguntó deliberadamente.
-Oigan, ¿dónde está Gemma?.
Las bruscas pisadas hicieron que todas dirigieran su atención a la entrada de un cuarto que estaba a su derecha. En el pie de la entrada vieron a Gemma, pero lucía... diferente.
-Maldicion Gemma, no me asustes. Esa fue una larga meada.
Las demás mujeres volvieron a su plática.
-Tres días y estaremos fuera de aquí- comentó la pelirroja de cabello corto con sonrisa en su rostro. La emoción y alivio que cargaba su voz contagió a las presentes y avivó los ánimos. Ya había pasado lo peor, solo tres días más y volverían a su hogar.
-Oye, ¿qué te pasa?- una de las soldadas giró la cabeza al ver que Gemma se dirigía a la pared donde dejaron sus armas, justo detrás de ellas.
Max soltó el cigarrillo en cuanto vio como Gemma tomaba una ametralladora y la cargó.
Es una verdadera lastima que soldadas como ellas termaran así, masacradas por su compañera, disparando una y otra vez, sin siquiera un objetivo en específico.
-¡Gema!-Max tomó impulso para lanzarse e intentar detenerla, pero alguien le jalo el brazo y lo obligó a esconderse en la columna del destruido edificio-idiota- susurró la pelirroja.
Gemma estaba tan ocupada disparando que no la ausencia de ellos dos.
"Me va a doler más a ti que a mí", quizá no parece tener sentido, no hasta que le disparas en las piernas al amor de tu vida tu para que se detenga.
Gemma soltó el arma, cayó y se recargo en la pared, su respiración estaba agitada pero nada más, sin lágrimas o gritos de dolor a pesar de haber recibido dos disparos y haber asesinado a sus amigas a sangre fría.
-¡Hija de puta!
-¡Espera un momento!-Max puso su mano en el pecho de la muchacha y se acercó lentamente a Gemma.
-Gema Styles, ¿sabes quién soy?.Soy .... Tu amigo.
Gemma solo tenía la cabeza cabisbaja, babeaba,y con la mirada perdida en el suelo susurró -Banana....Fish.

Banana Fish//Larry Stylinson//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora