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Katsuki Bakugou había decidido comprarle flores a la chica que le gustaba. Sí, joder. Había admitido que le gustaba una chica y además, le iba a comprar unas flores, en realidad estaba hecho todo un galán, la insistencia de su mejor amigo obviamente no tenía nada que ver.
—¿Qué desea?
Una chica rubia y sonriente salió del mostrador acercándose a él, parecía el único cliente. Eso le gustó, no quería que ninguno de sus estúpidos amigos le viera comprando flores. Demasiado romántico para Katsuki Bakugou.
—Flores.
Una contestación algo estúpida sabiendo que estaba en una floristería, pero él siempre era algo directo.
—¿Cuáles?
—No lo sé, son para regalar a alguien.
La rubia le miró pensativa, mientras miraba las diferentes flores de su alrededor. El rubio ceniza nunca había comprado flores, así que no sabía ni por dónde empezar.
—¿Cómo es esa persona?
Bakugou pensó en su pregunta, tenía muchas posibles respuestas que dar, así que tenía que pensar bien su respuesta para que aquella chica le pudiera aconsejar correctamente.
—Una pesada, mandona, insegura...—la chica no sabía muy bien que decir ante sus palabras, agradeció que el más alto siguiera hablando—Pero también es inteligente, amable, dulce, jodidamente guapa...joder, ella es genial ¿Sabe?
La chica le sonrió mirando las diferentes flores. Decidió coger unas flores rojizas con varios pétalos, le entregó un ramo que Bakugou no pudo negar que olía de maravilla. Aquellas flores le recordaban de alguna manera a aquella chica que le había provocado tantos suspiros y ocupado sus pensamientos.
—¿Qué son?
—Camelias—la rubia le ofreció una sonrisa observando dichas flores—Estas flores dicen "Eres la más bella, me siento orgulloso de que me hayas elegido a mí". Básicamente la camelia significa: "Te querré siempre". La camelia roja es amor ardiente, incondicional y duradero.
Katsuki quedó enamorado de aquellas palabras, sentía que esas flores eran él y sus sentimientos. Se sentía de veras muy afortunado en tener a aquella chica de ojos grises y cabello oscuro. No sé lo pensó dos veces antes de sacar su cartera.
—Perfecto, me las quedo ¿Este ramo es el mejor que tienes? Han de ser perfectas.
La chica rió un poco, aquel chico le daba curiosidad. Definitivamente tenía que ser su primera vez en una floristería.
—Claro, es el ramo más fresco.
Bakugou no perdió más tiempo, le dio su dinero y cogió el ramo con ansias. No podía esperar a ver el rostro de felicidad de la chica que le gustaba.
