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Los penetrantes ojos de MinHo estaban sobre él, examinando cada centímetro del muchacho bajo su cuerpo, mientras que este respiraba con dificultad sobre las sábanas en las que, anteriormente, el alto castaño le había recostado al momento en que no veían nada, y tan solo sentían sus labios pegarse con intensidad.

¿Cómo habían llegado a eso? La verdad es que JiSung no lo recordaba ni le interesaba recordarlo.

Tan solo estaba pendiente de lo que en ese momento estaba sucediendo.

MinHo volvió a besarle con fervor, disfrutando de los placenteros movimientos de sus labios unidos una vez más, mientras que las traviesas manos del más alto vagaban por su figura con tal delicadeza, que cualquiera pensaría que el muchacho estaba tratando con un cristal frágil y valioso.

Las manos de JiSung se deslizaban de arriba hacia abajo por la fuerte espalda del chico sobre él, sintiendo bajo sus dedos los músculos del muchacho contraerse con sus caricias mientras mantenía presión con sus brazos por no aplastar al chico debajo de él.

Los labios de JiSung fueron abandonados nuevamente para que los contrarios se posaran en su oído, casi rozando éstos con su sensible piel.

—JiSung... —Susurra con dificultad—¿Lo deseas?

Sencillamente, JiSung podría haber tomado esas palabras como algo erótico, algunas frases sucias que utilizar para poder continuar con el juego en el que estaban, pero al contrario, sus ojos se abrieron.

MinHo continuaba con sus labios pegados a su oído, y parecía no querer voltearse, por lo que JiSung lo hizo, y tan solo en ese momento, MinHo volteó a verle.

Lucía tan agitado, y tan jodidamente caliente a la vez, que las dudas no fueron necesarias.

—L-Lo hago... —Asintió lentamente.

MinHo nuevamente le besó, con más ahínco, posando sus rodillas a los costados del más bajo.

JiSung correspondió deseoso, posando sus manos sobre las caderas de MinHo, y deslizando éstas hacia arriba, por debajo de su playera, para retirarla con cuidado.

MinHo abandona los labios de JiSung una vez más, para observarlo.

Pero lo que JiSung vio no era nada lo que se esperaba.

Un fornido y trabajado cuerpo... y una real cara de su pequeña mascota que había quedado en el olvido.

Por inercia, pateó al muchacho lejos, y se reincorporó en la cama, y cuando el muchacho intentó acercarse, confundido, JiSung gritó.

—¡D-Déjame, déjame!

—¡JiSung despierta!

Sus ojos se abrieron de golpe, tan asustado que se reincorporó de la cama en la que se encontraba durmiendo, o teniendo una pervertida pesadilla.

Sus mejillas estaban empapadas en lágrimas, y enfrente de él, un MinHo preocupado jalándolo por lo hombros, con el rostro al que se había acostumbrado de ver con pocas horas de haberle conocido.

—JiSung, oh por Dios, me asust...

Fue aquello lo que MinHo alcanzó a decir, antes de que un JiSung tembloroso se lanzase sobre él, rodeándolo con sus brazos por sobre sus hombros, como si la confianza que por años hubiesen mantenido, jamás se hubiese ido.

Y así era, en realidad.

Realmente, nada había cambiado en cuánto a su relación. MinHo continuaba siendo su fuente de confianza, su zona de confort, y así seguiría siendo por un tiempo.

❝Conejito❞  ❥『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora