Cap 8/~ El cuadro ~

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—Pedí que mantenga el orden — sus ojos llegan hasta los míos y no se dónde meter la cabeza— no que la destroce en menos de 5 minutos.

Empieza a aspirar y yo solo me quedo quieta durante todo el proceso, era una estatua, pero no tenía libertad.

—No fue intencional.

— Me vale mierda si lo fue o no—escupe—vaya a vestirse porque saldremos — demanda.

Me aparto con cuidado y no pienso mucho antes de huir a mi habitación

Jamás lo había oído decir algo semejante a una grosería, fue aterrador y me encantaría que no se vuelva a repetir . Al menos no conmigo.

Cierro detrás de mí y me reprocho internamente por haber sido tan descuidada.

— Joder ¿que hice?.

Miro hacia el techo y tomo mi cabello desde la raíz, me froto la sien una y otra vez sin saber que hacer.

— ¿Porqué demonios tenía que involucrarme tanto?— indago en mí.

Ni siquiera encuentro una buena respuesta.

Fue un accidente, déjalo ya.

Me repito una y otra vez, pero mi conciencia era una y mi cerebro otra.

Me disculparé, fue un accidente y debo disculparme.

Voy hacia el armario y tomo un pantalón de vestir y una blusa roja de tirantes, visualizo un mocasín negro e inmediatamente buscó el otro para no tener que usar tacones.

Tomo mi bolso y salgo de la habitación volviendo a la sala principal.

No hay nadie.

Me planto con la espalda rígida y no me muevo hasta inspeccionar todo el lugar con la vista.

Despejado.

Por alguna extraña razón, mi subconsciente se sentía como en las películas de milicia. 

No iba a pasar nada. ¿A qué le temía?

En el momento Guzmán baja las escaleras con el mismo traje y camina a tomar las llaves del coche sin observarme de paso.

— Vámonos.— demanda.

Abandonamos la residencia y a segundos después ya estamos en el auto, él enciende el motor y rápidamente nos ponemos en marcha a no sé a dónde.

Silencio. No sabía si calificarlo como hermoso o incómodo, pero era un silencio vacío. Tenía una guerra interna y mis impulsos ya habían escogido un bando, ellos iban a hablar.

— Le compraré un nuevo cuadro... Espero acepte mis disculpas, director Owens.

Joder.

Me sentía como la presa de un león y sudaba hasta por los codos. En verdad era una tortura.

—Es lo mínimo que debe hacer Collen.

No se molestaba en echarle un vistazo a mi cara se sufrida. ¡Me estaba muriendo en vida! Tenía algo de esperanza en ese repugnante corazón.

Genial.

Y así, sin más, sin agregar o hacer algo al respecto, siguió conduciendo.

¡Pues que te den, Guzmán Owens! No seguiré mortificando mis pensamientos por tu tonto cuadro.

¿Qué tan importante era un cuadro de madera? ¿cuál era el gran valor que tenía para que se ponga de tal temperamento?
Estaba siendo muy duro e injusto. Ya me disculpe, si lo toma o lo deja ese ya era su problema. Yo iba a cumplir con lo mío y devolverle un cuadro nuevo.

SÓLO ES MI JEFEWhere stories live. Discover now