Angels

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Nieves entró a su casa justo cuando empezaba a caer el atardecer. Planeaba pasar la noche con su familia, y eso era lo que había acordado con su esposo, pero recordó algunos quehaceres que debía realizar mañana temprano y decidió volver a su hogar.

Lanzó un suspiro contento, le encantaba la sensación de sentirse renovada aunque extrañaba a su esposo, toda su familia había preguntado por Rubius, pero ella sabía que nada sacaría obligándolo a acompañarla cuando él detestaba el frío, además que a su amigo ese no le gustaba que los habitantes se alejaran tanto del pueblo, por lo que era arriesgado.

Muchos se preguntan cómo una relación tan extraña podía funcionar, y la verdad es que ni ella misma lo sabía, pero amaba a Rubén como nadie, estaba segura que en cuanto estuviera viva, lo protegería y estaría a su lado.

Además, ambos congeniaban muy bien en cuanto a sexualidad se tratara.

Se sorprendió de que su marido no la recibiera como era habitual, supuso que debía estar ocupado con algún proyecto.

El silencio que reinaba la casa fue interrumpido por sonidos que, en un principio, no pudo identificar.

Los ruidos provenían del piso de arriba. Caminó hacía la habitación de su esposo, la puerta estaba ligeramente abierta.

Ahí fue cuando lo vió.

Su esposo, su Rubén, estaba en el regazo de un hombre al que había visto antes, pero no recordaba su nombre. Lo estaba besando mientras aquel tipo metía las manos por debajo de su sudadera y pasaba sus manos por la espalda del castaño al que amaba.

Tardó unos segundos en salir del shock, antes de reaccionar ante la imagen que tenía en frente.

...

Debería sentirse más enojada de lo que se estaba viendo.

Pero no podía, no cuando vió al hombre al que prácticamente idolatraba ser dominado ante los expertos movimientos de su amante, pidiendo más sin decirlo, pero demostrándolo con los jadeos que dejaba escapar cuando se separaba momentáneamente del contrario, pegando su cuerpo más si era posible, deshaciéndose rápidamente de su remera.

Nunca lo había visto tan vulnerable, normalmente siempre tomaba el control de las cosas.

Le encantaba y le aterraba al mismo tiempo.

Fue cuando el pelinegro se separó de su esposo para depositar un suave beso en sus hombros, que la vió. Su expresión, antes serena, cambió rápidamente mientras empujaba a Rubius y lo alejaba.

—¡¿Que pasa?! —gritó.

—Ruben... -empezó —yo, lo siento mucho.

Ahora la miraba a ella —Esto nunca debió pasar.

Rubius volteo lentamente en dirección a la puerta.

—Nieves...

—Rubén.

—Yo... puedo explicarlo.

—No te molestes, ya sabía que eras malo en esto. 

Y era cierto. Durante su tiempo de noviazgo, ellos discutieron sobre la monogamia un par de veces, ambos llegaron a la conclusión de que no era algo en lo que creyeran realmente y, tampoco algo que se les diera muy bien. Se casarón demasiado pronto y olvidaron discutirlo posteriormente. 

—Lo habíamos hablado antes. Cuando nos casamos, supuse que habíamos acordado una relación monogámica. ¿No es así? —la hermosa chica pelirroja observó a su esposo fríamente, esperando una respuesta.

Angels (Rubegetta/Rubenieves/Vegenieves) (Oneshot)Where stories live. Discover now