Capítulo Único

31 3 3
                                    

¡Feliz cumpleaños, Nayuki!

Aquí tienen mi 5ta historia que celebra este día tan especial para Nayu~ en esta oportunidad quise enfocarme en su 3er año como miembros del kaokai, relacionándolos en un circulo un poquito más maduro... ¡Espero les guste! 

.  

.

Ser miembro del consejo Kao, además de figurar todo un honor, era excesivamente agotador.

Por suerte, esa nueva generación rompió con los estándares de tantos años (no para mal, cabe destacar) eligiendo un gran equipo de más de catorce miembros y no de sólo cinco como era de costumbre. Gracias a la decisión de la generación anterior este consejo podía trabajar contando con un mayor número de personas confiables, capaces y agradables.

Y Nayuki, a pesar de las tareas que se iban acumulando, se sentía a gusto con ese nuevo peldaño en su vida, esforzándose al máximo para cumplir sus deberes e incluso aprendiendo de los más jóvenes que se encontraban bajo su cuidado y el de su inseparable stardust.

Así que, cuando llegó el veintitrés de enero, Nayuki recibió mucho cariño de parte de todos los que había conocido durante sus casi tres años de preparatoria... ¿Cómo podía ser tan afortunado? Estaba tan feliz, celebrando conjunto a sus seres queridos, que sentía que desfallecería... Pero no podía ¡Todavía tenía un largo camino que recorrer!

Por la tardecita, luego de celebraciones varias, Nayuki obtuvo un momento a solas donde repasaba lo vivido hasta ahora; rio tanto que sus mejillas dolían y su estómago hormigueaba, recibió tanto afecto que su pecho estaba hinchado, incluso su paladar fue complacido con platillos deliciosos. Eran sensaciones agradables, a un nivel no experimentado jamás, y Nayuki no podía dejar de pedir vida y salud para disfrutar más de ello.

Los pasillos del glamoroso Ayanagi fueron cambiando a medida que Nayuki los transitaba hasta convertirse en los jardines poco frondosos debido al invierno del momento. Nayuki caminó durante un rato, sintiéndose volar en una burbujita de felicidad, y en un pestañeo se percató que se encontraba en un lugar especial... Un espacio que fue rescatado de ser demolido y que ahora todo el consejo atesoraba, principalmente uno de sus miembros más resaltantes... Ese que se encontraba sobre el bajo escenario danzado su propia coreografía, importándole poco el clima helado, inspirando a muchos y enamorando a un solo corazón.

Los pasos de Nayuki lo llevaron hacia la persona que siempre deseaba ver, la que más quería como a ninguna otra, y encantando una vez más por la presencia ajena, por su energía y habilidad, tomó asiento en uno de los tantos puestos vacíos.

La tela del largo saco, que identificaba a los integrantes del aclamado consejo, bailaba al compás de los prácticos pasos de Hoshitani que había pulido con el paso del tiempo. Derecha, izquierda, un giro y el par de esmeraldas captó a los dorados en seguida. Hoshitani se quedó quieto, fijo en la presencia que acababa de descubrir, y Nayuki sólo pudo hacer lo mismo. Creyó que lo había interrumpido, acabando con el momento de inspiración y privacidad, pero bastó una sonrisa brillante del otro para dispersar esos vagos y poco ciertos pensamientos. Lo que siguió después, fue un brazo que se extendía hacia él... Una clara invitación al escenario, como diciendo: hazme el honor, cumpleañero.

¿Cómo Nayuki iba a negarse a esa mirada titilante, a esa sonrisa cariñosa y a esa voz que se tornó dulce sólo para él? ¿Cómo negarse al aleteo ansioso de su propio corazón? ¿Cómo negar que su amor seguía fuerte y fiel por esa persona?

El viento era sutil, aunque potente, el sol se escondía entre el nubloso cielo y Nayuki, atraído hacia la insuperable luz del otro, rápidamente se ubicó en el mismo escenario que Hoshitani. Lo que no esperó, entre su distracción, fue que Hoshitani atrapara sus manos en un movimiento ágil. Había frío, pero el calor que le fue transmitido lo hizo estremecerse sutilmente... La misma sensación de aquel entonces, en su primer día de escuela, cuando esas mismas manos lo ayudaron.

Se fijó en sus manos juntas, Hoshitani lo sostenía con fuerza y delicadeza a la vez, y luego alcanzó el rostro ajeno que ya mostraba rastros de madurez... Hoshitani era un muchacho lleno de decisión y valentía, con un encanto particular, y el gesto que le dedicaba parecía diferente; había firmeza, con un toque de timidez y, principalmente, un cariño genuino y único...

Y Nayuki se dio cuenta, con un fuerte golpe de su propio corazón, que Hoshitani reflejaba su misma expresión en ese momento... La de alguien que experimentaba un inocente y sincero amor.

Parte del día ya se había ido, pero probablemente Nayuki continúe recibiendo sorpresas... Esta vez más grandes.

.

.

Notas Finales: ¡Gracias por leer! y disculpen cualquier error, incoherencia y lo cortito... 

Si te gusto, feliz soy de saberlo.

Frío en el exterior, calor en el interiorWhere stories live. Discover now