>>Soy Maritza.

No podía creerlo ¿Maritza, Maritza Wilde? ¿La ex novia de Kevin? Las manos de Saúl empezaron a temblar cuando los recuerdos empezaron a pinchar su mente y a atormentar sus pensamientos.

- ¿Maritza Wilde? -preguntó nervioso esperando escuchar una negativa de su parte, deseaba con toda el alma que no fuese esa Maritza.

- Si tonto -susurró apretando su agarre en la cintura de Saúl y escondiendo su rostro en el pecho de éste, empezando a humedecer la tela de su camiseta con sus lágrimas-. Te extrañé tanto, Saúl -dijo sorbiendo por la nariz y frotando su rostro con su pecho. Saúl quedó sin vida por un momento mientras aquella chica apretaba más y más su cintura, no era tan alta como Saúl pero al parecer era lo bastante fuerte como para obstruir un poco la respiración del rubio con aquel abrazo.

- ¿Qué haces aquí? -preguntó con voz ronca colocando sus manos en las muñecas de Maritza para alejarla de su cuerpo, no se sentía a gusto con ella exprimiéndolo.

-Kalani dará una reunión y estoy invitada -dijo alejándose un poco de Saúl y limpiando sus mejillas húmedas.

Kalani, hace ya tiempo que Saúl no escuchaba aquel nombre y desde el accidente no había vuelto a tener interacción con aquella señora, tampoco era como si quisiera encontrarse con ella. Antes habían tenido una buena relación, era la madre de su mejor amigo y de su novia, era la mejor suegra que había existido pero su relación había cambiado ya hace cinco años.

-Tienes cinco años fuera del país y vienes porque Kalani dará una reunión -susurró acariciando sus brazos desnudos, su cuerpo se sentía frío-. ¿Por qué estás en mi casa?

-También estas invitado -dijo una nerviosa Maritza. Tenía cinco años que no veía a uno de sus mejores amigos, esperaba abrazos y algunas mejillas mojadas pero en vez de ello solo había recibido distancia; una fría y dolorosa distancia del chico que en el pasado había considerado su hermano.

- ¿Estoy invitado? -Saúl se carcajeo sin humor, era imposible que Kalani lo invitara a su casa, esa señora había dejado muy claro que no quería verlo jamás- Estas bromeando.

-Estoy hablando en serio, Sasa -Saúl arrugó la nariz cuando escucho aquel apodo, tenía mucho tiempo sin escucharlo... no le gustaba.

-Pierdes tú tiempo, Maritza. No iré a ningún lado -respondió apoyando su cadera del sofá que se encontraba a su derecha, Maritza mordió el interior de su mejilla y dio un paso hacia Saúl, lo suficientemente cerca como para que el rubio pudiera oler el olor a fresas que desprendía la pelirroja.

-A Kevin y a Kyara les gustaría que estés ahí -susurró extendiendo su pequeña mano y colocándola en la suave mejilla de Saúl.

Kevin y Kyara están muertos, quiso gritar, pero el nudo en su garganta no permitió que aquellas palabras fueran dichas en voz alta.

>>La reunión será el jueves... ese día los gemelos cumplirían veinticuatro años -No tenía que recordárselo pues Saúl jamás olvidaría esa fecha-. Vendré por ti ¿vale? -Maritza se puso en las puntas de sus pies y depositó un beso en la mejilla de Saúl, alejándose caminó hasta detenerse en la puerta Me alegró volver a verte.

Saúl dejó escapar todo el aire que había contenido cuando escuchó la puerta cerrarse, con las extremidades inferiores temblándoles caminó hasta tomar asiento en el mueble. Sus manos temblaban, sus piernas igual y su corazón estaba a punto de abrir un hueco en su pecho y salir volando. Ocultó su cabeza entre sus manos cuando las imágenes empezaron a volar en su cabeza, quería alejarlas, querían que se marcharan y lo dejaran en paz pero era imposible no escuchar como la ronca risa de Kevin se reproducía en su cerebro o como el olor a malvaviscos que desprendía el cabello de Kyara masacraba sus sentidos.

Aunque no pueda VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora