La mudanza.

56 8 0
                                    


Ha pasado un mes desde la última vez que Álvaro le respondió a Aleska, despertando grandes dudas en la chica "¿Será que se cansó de lo que teníamos?" "¿Habrá conocido a alguien más?" "¿Cambio de teléfono y no recuerda mi numero?" "¿Le habrá pasado algo malo?" estas dudas la atormentaban día y noche, saber lo que le había pasado a Álvaro era casi imposible de adivinar.

Pero no estaba dispuesta a quedarse a esperar a que Álvaro diese señales de vida, ella le había prometido ir a buscarlo, era hora de cumplir su promesa.

Hablo con el jefe, el amigo de su padre, para pedir un traslado a California (en donde vive Álvaro). Este acepto, al ver la gran insistencia de la chica, después de todo era una de sus mejores empleadas. Le concedió su petición.

Aleska comenzó a empacar, con gran prisa metía todo en sus maletas, mientras su padre la veía preguntándose "¿y ahora que mosquito le pico?" Y sus hermanos se peleaban por ver quien se quedaría con su habitación.

Y así fue como en menos de dos días se fue de la casa de su padre, quería empezar a independizarse y anhelaba poder encontrar a Álvaro.

...

Aleska había cambiado mucho su apariencia:

Su cabello, que antes era cortó y con mechas de algún color, ahora es tan largo que le llega al final de su espalda, y de un color negro intenso. Su piel ahora es casi pálida, a diferencia de entes que estaba un poco quemada por el sol. Y su ropa es de colores, no como antes que era oscura.

Lo que no cambiaban fueron sus ojos grises, tan profundos y hermosos, como siempre.

Al llegar llego directo a su nueva casa, ya había hablado mucho antes con su tía sobre que quería irse a vivir allá. Ella le había dicho que le podía conseguir una casa en un lindo vecindario, Aleska acepto y le mando el dinero necesario. Ya habían hecho firmado los papeles, y hecho los trámites necesarios. Solo tenía que llegar y empezar a vivir allí.

Era una pequeña casa de un solo piso, tiene dos habitaciones, un baño la cocina y la sala. Estaba pintada de blanco y turquesa, tiene un lindo patio delantero, con césped y algunas plantas con flores. Sin duda, era una casa muy hermosa a su punto de vista. Le hizo saber a todos sus hermanos que podían ir a visitarla cuando quisieran.

El día que ella llego una señora muy amable de unos 50 años la había invitado a cenar en su casa, para darle la bienvenida en el vecindario, fue acompañada de una joven chica de 16 años. Al principio Aleska iba a negarse, estaba muy cansada y solo quería dormir, además el día siguiente tendría que empezar a trabajar. Pero algo en su interior le dijo que fuera, ella le hizo caso a esa vocecita en su cabeza y fue.

Ahora mismo Aleska está parada frente a la puerta de la casa de su vecina de al lado.

Lleva puesto un vestido simple pero bonito, a su puro estilo de chica ruda, de color morado con decoraciones negras, le llegaba hasta las rodillas y el escote no era tan resaltante, pero la hacía ver hermosa. Su cabello largo estaba un tanto enredado, pero tenía mucha pereza de peinarlo así que lo dejo tal y como estaba. Y bueno... en sus pies no tenía tacones o zapatillas... tiene unas gomas deportivas moradas.

Ella podría quererse ver hermosa o elegante, pero jamás usaría tacones, los odiaba, la dejaban con tremendo dolor en la planta del piel y vivía cayéndose. Sinceramente ella no sabía por qué las chicas los usaban.

¿Por qué no usa zapatillas? Simplemente, no le gustan.

Para ella era mejor usar un vestido con gomas deportivas, después de todo ella podía usar lo que quisiera, y a quien no le gustara pues... lastima por él o ella.

Respiro profundo y toco el timbre. 

El chico de las cartas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora