Tenía menos de la mitad de sus vacaciones de sobra, y ahora, de regreso en su cuarto, pensó sobre cómo sería su nueva vida escolar, mientras miraba las flores de loto que jamás movió de su mesita de noche.

Sintió sus ojos arder, como era costumbre.

Estaba seguro que sería muy solitario. Además de dudar de sus habilidades para poder hacer amigos, él sabía que, de ningún modo, en toda su vida, conocería a alguien como Fausto.

En realidad, había momentos en los que tenía incertidumbre que todo lo que sentía por Fausto era amistad; momentos que aumentaban conforme crecía. Era una de las razones por las cuales se peleó con Fausto.

Ahora estaba dudando si valió la pena perder a Fausto por completo por un deseo que guardaba en el fondo de su corazón.

No obstante, él reconocía que lo correcto era ser sincero y claro con Fausto sobre lo que pensaba; al fin y al cabo, Fausto le había enseñado bien.

Tomó las flores de loto y las abrazó suavemente a su pecho.

"Lo siento, Fausto... No estoy seguro qué decirte ni cómo explicar las cosas que dije. Supongo que tuve miedo de perderte en el futuro e inconscientemente provoqué lo que temía... Parece ser que el miedo arruina muchas cosas para el mundo. Me gustaría decir que no lo padezco, que soy un ser tan puro como lo que mereces, pero no lo soy. Soy humano.

"No puedo cambiar eso de mí, y, sinceramente, no quiero. Tú me enseñaste eso, a ser yo mismo. Sólo deseo que no tuviera que perderte en el proceso.

"Ni sé por dónde empezar a explicarte lo que significas para mí. Lo único que puedo afirmar es que eres tan importante como la sangre que corre por mis venas y siempre estarás presente en cada paso que dé.

"Entonces, quisiera decirte: gracias, por todo."

Al dejar caer sus últimas lágrimas, algo extraordinario sucedió.

Con un sólo parpadeo, las dos flores de loto se unieron para dar lugar a una sola, doble en tamaño. Compuesta por pétalos más suaves que la seda y un centro más brillante que el sol, casi irradiaba luz con su esplendor.

Después de eso, el niño tuvo una curiosa sensación de paz y se durmió fácilmente.

...

El niño caminó hacia las puertas de la secundaria, su cabeza abajo, tratando de ignorar, con todas sus fuerzas, los chillidos y gritos de sus nuevos compañeros en su primer día.

Justo en ese momento, chocó con alguien.

"Cuidado, puedes lastimarte así", escuchó a alguien decir, con una voz tan familiar.

El niño levantó su mirada. No conocía en absoluto al muchacho en frente de él, hasta que llegó a sus ojos.

El niño se congeló de la sorpresa.

"¿Cómo...?" Murmuró, confundido y tratando de controlar sus esperanzas, por temor de resultar decepcionado después.

El muchacho solamente le sonrió y dijo:

"Perdón por molestarte, estoy buscando a alguien. Le prometí que siempre estaría ahí para él. ¿Me podrías ayudar a encontrarlo?"

"No-no sé. No-no conozco b-bien a muchos", tartamudeo el niño, su mente tratando de recuperarse por culpa de la persona que veía dentro de esos ojos.

El muchacho luego sacó algo de su mochila (si le podrías llamar "mochila" a la bolsa hecha de hojas que tenía), mientras el niño se convencía de que todo esto era un sueño.

"Esto es de él, ¿lo reconoces?" Preguntó el muchacho, ofreciéndole un libro.

El niño sintió escalofríos por todo su cuerpo al ver el libro que detenía; era el mismo libro que había perdido en su escuela primaria, olvidándolo en el suelo el día posterior a su pelea con Fausto.

El niño lo miró a los ojos, su visión convirtiéndose borrosa.

"¿Fausto?" Cuestionó en una voz baja.

El muchacho sonrió.

Eso fue toda la confirmación que requirió el niño para tirarse a abrazarlo, sin importar el público.

Por un maravilloso momento, el niño olvidó todas sus preguntas al respecto. Simplemente disfrutó el sentimiento de Fausto abrazándolo de vuelta.

Feliz y despreocupado como un niño.



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¡Muchas gracias por leer Un Niño! Espero que lo hayan disfrutado. Próximamente habrá un capítulo extra mostrando un poco más sobre la perspectiva de Fausto, entonces espero que puedan leerlo. No estoy muy segura cuándo lo podré poner (se me acabaron las vacaciones, tristemente), pero trataré de terminarlo pronto.

¡Gracias!

Un NiñoWhere stories live. Discover now