━━ 01. the seal from another world

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      Lilith Arduenn se sentó sobre la acolchonada cama y pasó ambas manos con agresividad por su rostro, retirando las pesadas lágrimas. Sorbió los mocos y trató de apaciguar el agitado nudo en su garganta, intentando calmarse, respirar hondo, pero nunca lo conseguía. Cada día empeoraba y las horas de insomnio se prolongaban. Llorar todas las noches por la desaparición de su madre había alborotado su vida a un descontrol que se le escapaba de las manos.

      —¡Mierda, mierda, mierda! —se quejó como una niña pequeña, frustrada con la propia vida que la golpeaba por primera vez. Más lagrimas surcaron por su rostro y Lilith atestó contra las inofensivas sábanas, arrugándolas con pudor de su infantil comportamiento, aunque innato de su personalidad.

      El calendario contaba dos semanas desde que su madre no estaba con ella. Habían sido los catorce días más imposibles que había vivido, como una ilusión de lo que el infierno sería para ella. De pronto se dio cuenta del abrumador silencio. El reloj bajo el velador apuntaba las cuatro y media de la madrugada, no faltaba mucho para el amanecer y la sola idea de otro día la derrumbaba y acrecentaba la soledad. Mierda, Lilith acababa de aprender que estar sola no era como ella había romantizado toda su vida.

      Lilith se refregó los ojos una vez más y se colocó los delgados mechones de cabello empapado atrás de las orejas, despejando su cara enrojecida. Decidió salir de la cama y buscar la manera de dormirse. Las pocas horas de descanso empezaban a dificultar el seguimiento de la vida cotidiana, repercutiendo en acciones tan simples como bajar una escalera. Se sentía cansada todo el tiempo y eso no era normal, no para ella que toda su vida había sido enérgica y saludable. Le encantaba salir a correr y hacer sentadillas; tenía una rutina establecida y estricta antes del horrible cambio, como le gustaba referirse a modo irónico. En el momento en que quitaron a mamá de su vida realmente se dio cuenta del poco control que tenía sobre ella. Estaba muy equivocada al creer que estaba preparada para la vida independiente sin la protección maternal cuando puso el primer pie en la universidad.

      El silencio de la casa no hizo más que agravar sus frustraciones. Si, no podía haber mucho ruido en un vecindario familiar y bastante tranquilo a las cuatro y media de la madrugada; pero la chica podía sentir las huellas del cambio, en especial todas las mañanas cuando tenía que prepararse el desayuno. Su mama solía despertarla con la voz de alguna diva de los noventa o clásicos de los ochenta y setenta. Sus mañanas fueron acompañadas de la radio y la MTV... hasta ahora no se había dado cuenta lo especial de compartir un simple café con leche con mamá. La extrañaba mucho, mucho más de lo que alguna vez había imaginado.

      Ingresó a la cocina con la intención de hacerse un té, así que puso a calentar un poco de agua. Las bebidas calientes, en especial las infusiones, le producían somnolencia. Se sentó a esperar en unos de los taburetes acomodados simétricamente por la extensión de la mesada cerámica en un brillante negro, en donde al final de ella reposaba una radio. Lilith había intentado todos los remedios naturales que conocía para poder conciliar el sueño y ninguno funcionó, estaba a punto de tirar a la basura los saquitos de valeriana para cambiarlos por pastillas, muy a su pesar, las odiaba.

      Una vez la pava silbó anunciando la ebullición del agua, Lilith vio conveniente disfrutar el té en la comodidad del salón de estar. A lo mejor encontraba una aburrida película en blanco y negro o un documental de esos viejos que eran narrados por un tipo con voz monótona y apagada, como si estuviera dando una convencional misa en vez de hacer interesante el contenido. La cocina y el comedor estaban separadas por una pared pintada en un suave chocolate, que en el medio tenía una apertura arqueada para ingresar al salón principal que Lilith había atravesado para sentarse en el sofá color rojo frenético, frente a una televisión. Sin embargo, con el prender de la pantalla, por el rabillo del ojo, resaltó una mancha blanca fuera de lugar.

LILITH | SUPERNATURAL (THE DIRECTOR'S CUT) [  ✓ ]Where stories live. Discover now