Prologo

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Aeropuerto de Yahve
Horario desconocido

La isla de Yahve.

Se trataba de una isla artificial creada hace menos de 10 años, en mitad del océano Pacífico, por una compañía multimillonaria cuyo nombre no se encuentra en ningún registro. Cubierta de una vasta vegetación, posiblemente también artificial, y repleta de edificios de gran magnitud.

El lugar, tras ser construido, se hizo rápidamente popular y un destino turístico casi obligatorio, siendo conocido por muchos como la "Isla Paraíso". Sin embargo, eso no se quedó allí y el lugar pasó a ser residencia de muchas personas; tanto de empleados de la propia compañía como de visitantes de distintas partes del mundo.

A pesar de todo, la isla también es reconocida por ser la sede de una de las instituciones académicas con más prestigio, a pesar de sus cortos años de vigencia; el internado "Ojos del futuro". Un nombre bastante... Extraño, si me lo preguntan.

El motivo de que este lugar fuese tan reconocido era por la gran capacidad que poseían los estudiantes que se graduaban de allí. Sin ir más lejos, la mayoría de los líderes mundiales más recientes habían salido de este lugar y, de hecho, no solo se destaca en el ámbito político, ya que también era el lugar de titulación de muchas figuras conocidas; como cantantes, escritores, deportistas, entre muchos otros ejemplos.

Todo llegó al punto de que la gente solía decir que quien salía de ese internado, tenía el futuro asegurado. Y no era para menos, ya que no había registro de que alguno de los alumnos del lugar no hubiese tenido éxito en su carrera.

Obviamente, no era fácil ser admitido. De hecho, el lugar no tenía prueba de admisión ni nada que la simulara; la única forma de entrar era que el propio internado te contactara. Resulta que, para que el lugar se interesara en ti, debías cumplir dos requisitos:

El primero, y más obvio, era ser un estudiante entre los 16 y los 20 años de edad.

El segundo, y más complicado, era destacar en el ámbito que practicaras; por ejemplo: si practicabas fútbol, debías ser el mejor en ello y haberte ganado algún renombre. En realidad, es bastante estricto, pero el lugar no se caracterizaba por ser fácil ni por enseñar a alumnos "mediocres".

¡Oh, vaya! Creo que me he pasado bastante rato divagando, ¿no es así? Lamento no haberme presentado correctamente: Mi nombre es Shiori Himura, de 17 años de edad. Como supondréis, sí, soy estudiante del internado Ojos del futuro, por lo que recibo el título de "Astronauta definitiva".

Recibí la carta de admisión hace algunos días, junto a un boleto de avión. Sinceramente, dudaba mucho de si acaso debía aceptar la invitación; conocía la reputación del internado, pero abandonar mi hogar por tanto tiempo me asustaba. Al final, fue mi padre quien acabó convenciéndome para asistir.

Fue bastante complicado despedirme de mi familia y amigos, sobre todo de mi gato. Solo esperaba que mi hermano pequeño lo cuidara bien. Sin embargo, aquí estoy: en el aeropuerto de isla Yahve.

Acababa de recoger mi maleta y me dirigía a la salida; se suponía que debía encontrarme con un chófer que me llevaría al internado. La isla no era precisamente pequeña y sería fácil perderse. Tras salir, mi mirada encontró rápidamente a un hombre alto y fornido, de cabello negro y mirada inexpresiva, que sostenía un cartel con "Shiori Himura" escrito en él.

Me acerqué y, tras confirmar mi identidad con mi pasaporte, me dirigió a la limusina que se encontraba detrás de él. ¿Iban a buscar a sus estudiantes en limusina? Espero que no sea solo para dar una buena primera impresión y que luego las instalaciones resulten ser horribles.

Me subí a la parte de atrás, bastante amplia, por cierto. Los asientos estaban tapizados de cuero negro muy elegante y el piso tenía una alfombra de pelo rojo que casi daban ganas de tirarse encima. Todo separado de la cabina del conductor por una pequeña ventanilla que, en aquel momento, estaba cerrada. No mentiré, me sentía como una celebridad.

Tras esperar un poco a que el vehículo se pusiera en marcha, procedí a buscar algo en la mochila que llevaba conmigo. Podría haber sido un bolso de mano, pero nunca fui fanática de esas cosas.

Luego de rebuscar un poco la encontré; se trataba de una carpeta de color naranja, mi color favorito, con algunas hojas repletas de información; 14, para ser exactos.

Resulta que, desde que recibí la carta de admisión, mi padre había estado investigando al resto de alumnos que habían sido admitidos al mismo tiempo que yo, tratando de descubrir lo más que podía sobre ellos. La última noche que estuve en casa, recibí la carpeta con toda la información que él había conseguido encontrar. Hasta el momento, la verdad es que no me había interesado leerla, pero ahora que se acercaba el momento de la verdad, sentía que los nervios me invadían.

Saqué la primera hoja, leyendo el nombre: Krista Erika Wright Fitgerald, una joven de mi misma edad, de Estados Unidos. Justo al lado, había una foto de la joven en cuestión, con un hermoso cabello lacio color naranja amarrado al costado del mismo. Por lo visto, su título era el de "Robótica definitiva", lo cual no pegaba mucho con su aspecto, en mi opinión, excepto quizás por su collar, el cual parecía alguna especie de tamagochi que jamás en mi vida había visto.

El siguiente nombre que encontré era de un chico: Jun Ha, también conocido por su nombre artístico: Apolo. El "Idol definitivo", proveniente de Corea del Sur. "Ugh" fue lo que cruzó mi mente en aquel momento, "Coreanos". Me alegraba internamente que mi hermana menor no supiera que tendría clases con un Idol coreano o habría incordiado con que deseaba venir.

Missit Auditore fue el siguiente nombre con el que me encontré, este resultó no ser tan desconocido para mí, ya que incluso la había visto de lejos. La "Acróbata definitiva" había estado viviendo en Japón durante algún tiempo y, de hecho, había trabajo en un circo al que había llevado a mis hermanos. La joven era bastante reconocida no solo por tener récords Guinness en su haber, sino también por una cantidad innumerable de rumores de diferente índole, algo a lo que yo, personalmente, no le hago mucho caso.

Siguiente nombre: Alice Synth, la "Productora de EDM definitiva". Resulta que era una joven promesa debido a su talento en cualquier ámbito artístico, siendo realmente conocida en todo el mundo. Sin embargo, el acoso constante de los medios y la presión que acabó generándose sobre ella terminó por aislarla. Más, hace poco menos de un año, debido a una fuga de información, se descubrió que ella había seguido componiendo bajo el sobrenombre de ICE, lo cual volvió a atraer las vistas hacia ella.

"Pobre chica", fueron las únicas palabras que pude decir antes de sacar una nueva hoja. Fue el turno de Tiago Diaz Carioca; un chico mexicano de 18 años, conocido como el "Battleroler definitivo". Aparentemente, también ha sido apodado como el "Estudiante definitivo" tras recibir premios en distintas áreas; como física, química o literatura. Debido a tales conocimientos, es que había conseguido destacar al momento de crear personajes. Sin embargo, no era eso lo que más llamaba mi atención: Tras observar por unos momentos la imagen, había algo... raro. Claro, a los ojos de cualquiera, podía no ser más que un chico guapo, pero, en mi opinión, estaba segura de que algo no encajaba.

Click

Un ruido sordo me sacó repentinamente de mis pensamientos. Mirando a mi alrededor, todo parecía normal, excepto por un pequeñísimo detalle. Lo que hasta ese momento había pensado que eran parlantes de música estaban liberando alguna especie de gas nauseabundo, el cual, nada más entrar por mis fosas nasales, provocó que mi garganta comenzara a picar y, por ende; hizo que yo empezara toser fuertemente.

Traté de manera desesperada de abrir la ventana, pero esta estaba atorada y no quería abrirse. Buscando alguna salida alternativa, decidí probar a hablar con el chofer, quien aparentemente no había notado que parecía que me estaba muriendo. Sin embargo, antes de siquiera poder acércame a la ventanilla que me separaba de la cabina del conductor, sentí un fuerte mareo.

Al final, antes de poder moverme, sentí mi vista fallar, comenzando a mezclar los colores en un vórtice sin forma, al tiempo que sentía que me cabeza estallaría.

Tras eso, todo se volvió negro.

Danganronpa: Criminal MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora