CAPÍTULO 12

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Las pequeñas lamparillas alumbraban con su luz: una ni muy fuerte ni muy baja, sino una adecuada. Iluminaban sutilmente esa habitación decorada con un  tapiz de flores típico de la temporada, con estanterías de cedro repletas de libros, había también un par de veladores, una mesa y un sillón de espaldar ancho que, ahora era ocupado por aquel hijo de las espinas que sostenía sobre sus piernas a su querida esposa. Como cada martes por la noche, se reunían ellos solos para leer un nuevo libro.
—Y colorín colorado, este cuento se a acabado— cierra el libro— ¿Que te pareció?..
Mmmm.... No lo entiendo. ¿Como es que no se da cuenta, que no es su abuela, sino un lobo? y no tiene sentido que el lobo siguiera vivo después de que le abrieran el estómago y lo rellenaran con piedras. No me gusto— la mira
me pediste que te lo leyera.— responde con una sonrisa pintada es su rostro— Debiste suponer que iba a pasar por los dibujos en la portada.— suelta una risita
—Bueno...a veces la portada no tiene nada que ver con el contenido del libro— dice tratando de defenderse
Chise suelta otra risilla que intenta que pase desapercibida tapando su boca con una mano.
—Acaso... ¿No me crees? — pregunta al mismo tiempo que frota de manera cariñosa su hocico en la mejilla de ella.
—No, claro que no...— se defiende, dejando el libro en la mesita de noche que tenia a su lado. Se acerca a él para darle un beso en su mandíbula, ha lo que él reaccionó con un abrazo. Abrazándola de tal forma que apaga sus orbes rojos para así disfrutar mas de su contacto.— ¡Elias no dejes que me lleve!— Gime asustada.
Chise...eso no..— Un sentimiento familiar de desesperación mezclado con miedo lo envolvió al ver que ya no se encontraba con él, haciendo que se levantara bruscamente de donde estaba.

RECUERDOSWhere stories live. Discover now