Capítulo II

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Ese día había decidido pasarlo encerrado en la biblioteca, después de la pelea con Fandral lo último que quería era estar cerca del grupito de guerreros. Ya era tarde, los último rayos del sol se habían ido y ahora sólo quedaba un cielo en tonos naranjas que más de una persona se detenía a admirar.

Cerró su libro sobre runas que estaba estudiando y se levantó del sitio en donde había pasado leyendo las últimas horas. Quedaban pocas lunas para el cumpleaños de su hermano y por mucho que Loki se haya decepcionado de él le era imposible pasar la fecha por alto y no darle un regalo especial. No quería ser desconsiderado y muy en el fondo aún albergaba la esperanza de que su relación fuera como antes.

Es por eso que mandó a hacer un par de muñequeras de oro con rubíes incrustados y algunos grabados que lo distinguían de la casa de Odín. Su encargo había llegado a sus manos días atrás y luego de hechizar la fina joyería con encantamientos de protección la envolvió con una fina seda color verde. Ahora aquel regalo yacía oculto en su armario, esperando el día en que sería revelado.

Loki regresó su libro al estante donde pertenecía sin antes marcar la página en la que había quedado y cuando estaba por abrir una de las grandes puertas de la biblioteca, se detuvo.

Giró su cabeza para mirar hacia los grandes estantes que descansaban en aquel lugar sagrado, sintiendo que una presencia le vigilaba en la oscuridad que el sector producía. Jamás había vivido aquella sensación, pero en vez de inquietarse y saltar a la defensiva hacia la oscura zona se quedó con la mirada fija en aquella dirección y tras un par de segundos decidió salir finalmente de la biblioteca.

Al caminar por los pasillos que le llevaban hacia el gran comedor volvió a sentir la misma presencia que seguía sus pasos y cada vez que miraba hacia atrás, se encontraba con la soledad misma siendo alumbrada por la luz que emitían las antorchas.

"Loki..." escuchó que una voz femenina le llamaba suavemente y se sobresaltó. Pensó que podría tratarse de un mala broma de parte de Thor y sus amigos, pero era imposible que alguien susurrara su nombre cerca de su oído sin hacerse notar.

"Loki.." un escalofrío le recorrió de pies de cabeza para luego echarse a correr hacia el comedor. Algunos guardias le observaron con confusión y no interrumpieron su trayecto. Cuando finalmente llegó a su destino su familia le estaba esperando para cenar así que rápidamente tomó su lugar en la mesa y se disculpó por el retraso.

- Cariño ¿Estás bien? Te ves pálido. -habló su madre mientras servían el aperitivo.

S-Sí, madre, no te preocupes. -contestó con una sonrisa forzada en el rostro.

El resto de la cena transcurrió como cualquier otra. Odín comentaba sus planes para el día siguiente, Thor contaba sobre su entrenamiento con los guerreros y Lady Sif como si fuera lo más heróico del mundo y Frigga intentaba sacarle conversación a Loki al preguntarle por el avance de sus clases de Seidr.

Cuando llegaron al postre Loki volvió a sentir el llamado de aquella voz, lo cual produjo que diera un leve saltito en su asiento tirando sus utensilios sin querer al piso.

¡Lo siento! -se disculpó el azabache tratando de mantener la calma frente a su familia, inclinándose de inmediato a recoger los cubiertos.

Dioses, hermano ¿Qué ocurre contigo? -preguntó Thor desde el otro lado de la mesa, ligeramente sorprendido por el comportamiento del joven hechicero.

Loki ignoró su pregunta y miró la fruta en su plato. El apetito se le había ido por completo mientras intentaba darle una explicación racional a lo que acababa de pasar ¿Estaba alucinando? No había ingerido nada extraño que provocara ese tipo de efectos.

Entre dos reinos [Thorki]Onde histórias criam vida. Descubra agora