Es casi una película de mal presupuesto el último recuerdo que tengo de vos.
En la oportunidad que ya lleva por nombre letra y no número, estábamos en ese cine de cuarta porque simplemente de esa forma iba a hacerse un camino nuevo, el antiguo estaba lleno de una mezcla de sangre, sudor y casi todas las lágrimas de mi vida.
Y ahí estaba pensando en que podía ser una nueva oportunidad con mi pareja de toda la vida, con aquella persona por la que me abrazaron, me aconsejaron y con quien importaba realmente, porque me reflejaba en cuanto sentía que te importaba.
Contra la pared esperando, sintiéndome fea y en deuda con vos, porque me convencieron de que no te merecía, te vi cruzar la vista y sonreírle a esa rubia que salía del baño, mientras salías detrás de ella y cruzabas tus ojos conmigo para que tu cara cambie totalmente. Como alguien asustado, como alguien atrapado, tus ojos se abrieron y te vi apurarte a buscarme porque sabías que ya no había más oportunidad.
Si me concentro puedo ver el camino que recorrí desde la escalera y en inercia hacia el puente. Porque no veía, porque mi cara se sentía encendida y porque sabía que todo el mundo estaba mirándome. Y te escuché detrás de mi acercándote, pero no tenías nada que decir, mi nombre no es suficiente cuando no estoy en mí. Antes de subir al puente te miré directamente y supiste que no debías seguirme, supiste que ya no existía la oportunidad.
Llegué a mi casa y disimulé, como siempre. Me preguntaron por qué vine tan temprano, cómo estuvo la película, cómo estabas vos, su hijo favorito. -Bien, bien, bien. Qué hambre, qué sueño, hasta mañana.
Y te lloré, otra vez. Porque eras todo y ya no eras nada. Pero cuando pensaba en qué era ese todo, no fue un todo que no podría perder. Porque ya había tenido ese pensamiento, porque ya había tenido sorbos de ese fuerte trago amargo y esa fue la última noche en la que fui tuya.
Creo que te habré mandado un mensaje de mierda o dos, y bloqueé todos los números, no miré atrás jamás. Incluso cuando te pusiste delante. Y es una mierda dejar a alguien así, aunque no conocí forma mejor.
No se sale de un todo sino de golpe, y aunque esa puerta se sigue golpeando en mi cabeza, trayéndote y llevándote, sé que vas a ser la persona más inteligente del mundo y estoy segura que solamente hay grandeza en vos.
