«Capítulo 15»

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—Tú siempre viendo el lado bueno —la comisura de la boca se le torció en una sonrisa involuntaria—. Tienes razón. Es un punto de partida.

Cuando hubieron aparcado al final del campus, Yoon abrió la puerta para salir, pero su acompañante no se movió al principio.

—Gracias —le dijo— por esta noche. Ha significado mucho para mí.

El vampiro experto alargó la mano hacia el rostro contrario. No lo tocó, pero tenía las yemas de los dedos cerca de su boca.

—Tienes los labios hinchados.

—¿Qué? —ahora que lo mencionaba, notaba la boca hinchada y dolorida. Se dio cuenta de que era por los enardecidos besos que se había dado con su novio—. ¿Está demasiado...?

—Tranquilo, está bien —dijo Hong en tono alegre, pero tenía la mirada triste—. Cualquiera que se dé cuenta de eso supondrá que me has estado besando a mí.

Afortunadamente, el castaño no tuvo mucho tiempo para ponerse melancólico por la separación entre Seungcheol y él. La semana de exámenes estaba cerca y había que entregar trabajos. En cierto modo, enfrascarse en los estudios fue un consuelo.

Su humor taciturno persistió, por muchas redacciones que escribiera para la señora Ha o muchas prácticas de exámenes de cálculo que hiciera. No obstante, nadie se dio cuenta, porque todo el Internado seguía con los nervios de punta. Aunque habían reparado la ventana del Gran Salón, colocando una vez más cristales transparentes en vez de vidrieras, este seguía desierto, incluso en los días lluviosos, cuando la única alternativa era encerrarse en la habitación. Comenzaron a correr rumores cada día más absurdos.

Cuando empezó la semana de los exámenes, Jeonghan advirtió un elemento curioso en las reacciones que el fantasma provocaba en el Internado, algo que no habría imaginado. Los vampiros eran los que más miedo le tenían. En efecto, los alumnos humanos también estaban nerviosos, pero, en su mayoría, parecían tomárselo con bastante calma.

Aquello no le pareció lógico. Era más probable que los vampiros supieran que los fantasmas existían y apreciaran el posible peligro, pero ningún alumno humano se mofaba de la idea de que los espectros en serio existían; aunque, después de lo sucedido en el Baile, nadie podía dudar de que estuviera ocurriendo algo sobrenatural.

—¿No es un poco raro —aventuró el hijo de los vampiros un día mientras estudiaba junto a uno de sus compañeros de cuarto en la Biblioteca— que no haya más gente muerta de miedo?

—¿Por los exámenes? Créeme, yo lo estoy —respondió Seokmin.

—No, por los exámenes no. Por... Ya sabes.

—¿El fantasma? —preguntó sin siquiera alzar la vista del libro de Anatomía.

—Sí, el fantasma. Te tomas con mucha tranquilidad esto de vivir en una casa embrujada.

—Yo siempre he vivido en una casa embrujada—se encogió de hombros—. Ya lo he superado, hace mucho tiempo.

—Un momento, ¿Qué? —al mayor jamás se le habría ocurrido que precisamente Lee pudiera saber más de fantasmas que cualquier vampiro del Internado—. ¿Tu casa está embrujada?

—Sí, en un punto del desván donde te mueres de frío. Actividad espectral clásica. Descenso de la temperatura, sonidos raros y la sensación de que alguien te está observando aunque no haya nadie. En mi familia, siempre lo hemos sabido todos. Mis amigos se quedaban a dormir en casa todas las noches de Halloween y esa fiesta era la más sonada del año. Todos los años —mientras el otro lo observaba boquiabierta, Seokmin comenzó a reírse—. Aquí hay muchas personas que han visto lo mismo.

Crescent Moon ➳ SeventeenWo Geschichten leben. Entdecke jetzt